José Mourinho empezó a escribir su libro en Porto, pero el primer destino que le exigió ganar la Copa de Europa fue Londres. Era el principio de un nuevo y gran sino que tendría que aprender a dominar.

Las primeras jornadas de Liga son un manjar para los analistas, aunque su fútbol no esté a la altura que luego alcanzará. Justo ahí está la gracia. El estado de pretemporada dificulta la labor a los técnicos, que asumen las limitaciones

A las 20:45 horas de ayer viernes dio comienzo la 50ª edición de la 1. Bundesliga; el torneo regular llamado a ser la referencia europea en muy poco; el que ya hoy debería ser el ejemplo a seguir por muchos, aunque ninguno se dé cuenta.

Mientras perduren los proyectos actuales en Chamartín y Can Barça, el equipo azulgrana, por su estilo, tendrá ventaja en el mes de agosto; a menos que los merengues modifiquen su pretemporada para evitarlo como hicieron el año pasado.

Se viene el primer gran Clásico del año y, como en todos, habrá cosas en juego. En esta ocasión, una Supercopa de España y el titulillo que hoy para poco sirve pero todos quieren de mejor equipo del momento, que permanecería en vigor hasta el 7 de octubre.

«¡Tou, tou, Toulalan!; ¡tou, tou, Toulalan!». El encuentro no había empezado y el micrófono ambiental de Canal + ya había recogido el primer cántico coral dedicado al mediocentro francés.

Han pasado más de tres meses desde que el Málaga lograra el derecho a competir la previa de la Liga de Campeones. Esta noche debe rematar la faena, aunque no tenga un rematador. Ahí yacerá su segundo problema, tras el propio Panathinaikos FC.

Bielsa concedió a Beñat el título de futbolista determinante justo antes de explicar que no lo quería en su plantilla. El Athletic no tiene demasiado margen de maniobra en el mercado, su grupo verá a gente marcharse y el estatus actual del bético ilusionaría

Tito Vilanova recibió una plantilla extraordinaria, quizás la mejor, pero no por ello perfecta. En otro tiempo, sus pequeños déficits hubieran tenido una importancia relativa o nula. Hoy, con títulos de Liga fijados en 100 puntazos, no se pueden ignorar.

Ha sido un verano difícil para la Liga BBVA. España como país atraviesa la crisis más importante de su democracia y el fútbol no está ajeno al día a día de la gente, aunque un puñado de excepciones hagan pensar lo contrario.