Defender el planteamiento de Ancelotti en París es entender lo que hizo ayer Fatih Terim en el Bernabéu. La esencia fue muy similar, más allá de la táctica. La andadura del Real Madrid en la Liga BBVA puede confundir, pero en Europa no hay un equipo que sume más futbolistas capaces de hacer la diferencia. Es posible que tampoco haya un conjunto con su potencial, ni con su probado pico de juego. Precisamente todo esto que se apunta es el cimiento de la idea turca: sus opciones pasaban por una pésima noche madridista. Si no, perderían fijo. La calidad del Real, la que impulsó a Sir Alex Ferguson a sacrificar a Rooney, está marcando el paso de esta Copa de Europa.
Para eliminar a los blancos hay que marcar en Madrid. El Galatasaray, colectivo ofensivo con dudas atrás, se armó pensando en lo mismo. Hizo gala de todo su arsenal e intentó alargar posesiones en su propio campo, para restarle el máximo ritmo posible al juego. El plan no era malo, «tocamos aquí abajo, atraemos a todo el que podamos a nuestro campo y cambiamos el signo buscando directo a Drogba cuando más espacio tenga». Hubiera podido ostentar éxito si los locales hubieran exhibido su activación diaria, pero ayer tenían muy claro lo que querían hacer. Dieron libertad a Melo, forzaron su verticalidad y transformaron el choque en un ida y vuelta. Implementado un ritmo de juego tan alto la goleada era cuestión de tiempo. El Madrid estaba jugando muy bien.
Lo peor de Fatih Terim fue el trato dado a Xabi Alonso y Özl.
El rombo turco regaló mucho al Real MadridNo obstante, si bien en concepto la propuesta de Fatih Termin es tan desesperada como comprensible, su disposición táctica sí dejó que desear. En lugar de un doble pivote con Altintop y Sneijder en las bandas que hubiese dado mayor poder defensivo en el carril central, los turcos formaron en rombo con Wesley de «10», por decir algo sobre el holandés. A efectos prácticos Xabi Alonso, el «5» más peligroso de Europa, estaba solo, y Özil y Benzema dividían a un Felipe Melo abandonado a su suerte en tres cuartos. Es decir, no es que el Madrid pudiera contragolpear durante 90 minutos, el reparto de posesión fue equitativo y, encima, el Gatalata se obsesionó con acabar cada jugada para que no le pillaran. Pero los ataques en quieto de Xabi eran tan cómodos que siempre se jugó a ritmo de cuerno y trompeta.
Lo peor de Fatih Terim fue el trato dado a Xabi Alonso y Özl.
Tampoco se puede caer en el error de no valorar en su justa medida el trabajo de un equipo que hizo todo lo que tenía que hacer. Tanto en el grueso, ya expuesto, como en los detalles. Por ejemplo, Essien en el lateral derecho resultó un acierto rotundo. El Galatasaray es un equipo de ataque estrecho, sin medios ni puntas en las bandas, lo cual ofrecía libertad al ghanés para influir sobre Drogba, a quien conoce de manera fraternal. Se juntó a Varane, cubrió su inexperiencia, mordió al elefante y lo echó del lado izquierdo, que es su favorito. Además, el plus en lo asociativo que supone sobre Arbeloa dio mucho aire a Di María, Özil y Benzema, llegando a convertir el habitual lado inerte del Madrid en el más peligroso para un Gatala que justo aquí sufre mucho. Coronó su gran partido con el centro a Karim en el 2-0. Fue una suma sin resta.
El Real respetó mucho a Drogba con motivosLas precauciones para con Drogba no se quedaron en la presencia de Essien. Ramos, Varane y Pepe son monstruos de la anticipación y el estilo blanco le da gran importancia a que se imponga en ese sentido, pero con Didier no se pretendió. Se respetó su calidad, se sabía que meter la pierna era chocar contra su cuerpo y ser eliminado, así que le esperaron atrás para no dejar el espacio. También hay que apuntar que una vez Essien echó a su amigo al perfil derecho, el Real logró controlar incluso el juego directo sobre él. Ramos le presentaba más batalla que Varane en el cuerpo a cuerpo, y el francés compensó su primer fallo en diez partidos con 80 minutos portentosos en tareas de corrección. Mourinho no cedió nada. No dejó un solo cabo sin atar.
El Zan por Sneijder fue el último intento de Fatih Terim.
En la segunda mitad el Gatalatasaray mostró cartas nuevas. Sneijder salió por el central Zan y el sistema mutó a 5-3-2, a lo Juventus. Atrás buscó superioridad numérica ante Ronaldo & Benzema, que le habían destrozado; arriba, que Eboué y Riera abrieran el campo de forma fija y ambiciosa para alejar a Essien y Coentrao de la lucha contra Drogba y Yilmaz. Otra vez el movimiento de Fatih Terim tenía sentido, pero la diferencia de calidad seguía resultando insalvable. Solo los despistes de Ramos, que con 3-0 siempre es mucho peor futbolista que con un empate, dieron coba al campeón otomano. Así pues, el Real Madrid completó sus deberes con nota y sigue su camino. Su calidad es un aval impresionante. Si como añadido es capaz de recuperar constantes olvidadas en las cuatro citas marcadas en el calendario de Mourinho, sin duda será un adversario tan peligroso como el que más.
@DavidLeonRon 4 abril, 2013
Voy a exponer mi opinión sobre lo de ayer, a ver quién coincide conmigo. Lo discutía ayer con Abel tras escuchar 38 Ecos y los comentarios de los contertulios:
A mí la primera parte del Galatasaray me gustó. ¿Que no fue muy competitiva? Bueno, partamos de la base de que estábamos ante un equipo cuya línea defensiva es insuficiente para esta altura de la competición. Se comprobó creo: el 2-0 es de una inocencia y simpleza alejadas de estas alturas, Kaya tuvo errores y Nounkeu, que jugó mejor de lo esperado, bordeó la expulsión.
El Galata no tiene como ganar al Madrid salvo desastre impropio. Sin embargo, en la primera mitad genera una cantidad de ocasiones para mí muy relevante, incluso de mayor claridad que las del propio Madrid, que prácticamente marca la dos que tiene (hubo un disparo de Ozil que ataja Muslera y ya no recuerdo otra clara). El Galatasaray se la tenía que jugar a su calidad ofensiva, al balón. Generaron para marcar y marcar es lo que saben.
Claro, el saldo fue 2-0 y ahí Terim tuvo que reaccionar. Pero tras el descanso, el Galata baja muchísimo su producción. Se cierra decentemente pero ya no aspira a marcar. Pelota parada y adiós. Por cierto, Xabi Alonso está increíble este año lanzando esos balones.