Javier Aguirre fue un cineasta involuntario. No se puede recoger con mayor lujo de detalle todo lo que está siendo la temporada del Real Madrid en un solo partido de fútbol. El todavía vigente campeón jugó bien, aunque lejos de su potencial. Produjo hasta para golear fácil, pero no le entró el gol. Al primer tiro a puerta el Espanyol le hizo el 0-1, y su ya fijo «¿pero qué he hecho yo para merecer ésto?» empezó a lastrar su juego poco a poco, forzando un de más a menos que esta vez acabó en menos que nunca. Durante el durante vimos al Real de Luka Modric y al Madrid de Di María, algo muy ilustrativo, con sus mismos defectos y virtudes de siempre, y fruto de la impaciencia de un Mourinho quizás demasiado impulsivo. Además, el fútbol disfrutó de Sergio García, el delantero del RCD Espanyol. Uno de los de Luis.
El partido se cimentó sobre un repliegue ultra-defensivo del Espanyol. Más que un 4-2-3-1 era un 4-5-1, porque las líneas del mediocampo se solapaban; y la altura de las mismas casi casi coincidía con la frontal del área propia. Defensa por acumulación, concentración perfecta y rezar por llegar vivos al 70 para que el Barça matase al Madrid, como en Sevilla. Sencillo, viejo y útil si no queda otra.
Modric y Özil fueron los mejores del Madrid en el primer tiempo.
A Mourinho no le satisficieron del todo, pero su buen primer tiempo se basó en las figuras de Modric y Özil. Siempre es difícil jugar contra una pared, y los dos genios dieron al Real poso y posición, algo importante de lo que no suele ir sobrado. La pega, que, cuando coinciden, el juego toma un ritmo algo más lento y horizontal que rompe con la esencia de los 100 puntos, afectando sobre todo al caudal de ocasiones claras. A estas alturas quizás Mourinho deba aceptar que no puede pedirle eso a todas las versiones de su equipo. Ningún colectivo moderno, y no han faltado obras maestras en los últimos tiempos, creó el número de ocasiones por partido de su Real Madrid 2.0. Él, quizás consciente de la escasa pegada de su plantilla, sigue buscando lo perdido, aunque el problema parezca radicar más en la tranquilidad para definir que en la frecuencia de los intentos, aún más que notoria.
Sergio Ramos fue mareado con crueldad por Sergio García.
En fútbol, quien tiene una gran ventaja debe aprovecharla a tope, y el Madrid obtiene multitud de beneficios por explotar a la pareja Pepe & Ramos. Están expuestos; se les exige manejar distancias enormes a menudo sin ayudas, y lo hacen. Lo que Mourinho les quita lo invierte en otras misiones. Ayer, en que Coentrao garantizase profundidad por banda izquierda. A su espalda apareció Sergio García, fijo o tras tirar el dentro-fuera, ganando el espacio vez tras vez a Ramos y superándole en el mano a mano si no podía esperar a sus compañeros. El punta estuvo magnífico, épico, ganador. Aprovechó todas las concesiones del central, que vio el choque hecho desde el minuto 1 y entendió, mal, que su papel era crear, en lugar de corregir. No compitió, y no se lo puede permitir mientras Iker siga en este momento de forma. Su mala colocación disfrazó un gran chut de García de trallazo imparable.
Di María agitó el partido, para lo bueno y para lo maloY entró Di María, en busca de amplitud y desequilibrio. El argentino estuvo más inspirado que en las últimas fechas, fino en el regate y preciso en los envíos, así que tuvo un impacto inmediato. El Madrid pasó a atacar más. Como siempre, precipitaba cada bola que tocaba, y ayer, gracias al acierto, el efecto era positivo. Pasados 20 minutos, la frustración de no concretar el 3-1 merecido dio paso al miedo hacia un nuevo pinchazo. Un par de pelotas paradas consumó el tembleque. Y cual final caprichoso, pero no por ello ilógico, tras un saque de esquina encajó el gol del empate. Con el mismo marcador pero sin el juego del último tramo, se diría que el fútbol es así; si bien ese final existió. Separados con y sin balón, sin ánimo para proponer, dando vida al rival con la mirada. Preocupante. Un poquito menos que ayer lo es hoy la situación del Espanyol. Con el dúo Verdú-Sergio García recobrado puede recobrar también la fe.
@JulioTFP 17 diciembre, 2012
Pone al final que el gol del empate vino por un saque de esquina, pero no se produjo en una falta sacada por Simao? Aunque quizás el estar estudiando a estas horas de la mañana me altere la memoria.