España estará en la Eurocopa 2020 después de empatar ‘in extremis’ en tierras suecas, en un partido tipo, llevado al límite por el seleccionador Jan Andersson en su defensa en campo propio, y que volvió a exponer lo que se puede esperar de España, con sus virtudes y sus carencias. Fue uno de esos encuentros en los que la selección de Robert Moreno subraya lo que quiere hacer, cómo lo quiere hacer y lo que le cuesta traducirlo en superioridad en el marcador. España tendrá que convivir con su realidad: pulir al máximo su sistema de juego y facilitar la creación de ocasiones para quien se encargue de armar la pierna. Otra posibilidad es difícilmente viable si en la ecuación se imagina una transición veloz hacia portería o una mayor calidad individual que no necesite de tanta buena decisión y movimientos colectivos armónicos.
España asumió la posesión el 74% del tiempo y arrancó bien la noche
Robert Moreno, dicho esto, volvió a insistir en un dibujo diferente a lo visto con anterioridad. En las dos visitas de España en este parón, en tierras escandinavas, el seleccionador español ha optado por poblar el centro del campo, sin tanta gente sobre la última línea. Cuatro centrocampistas con clara vocación de control y buen pie, con Dani Ceballos dando forma a un rombo versátil con el que España arrancó realmente bien. Si por algo destaca el trabajo de Moreno es por la gran cantidad de conceptos que dan forma al juego de España. Esto es reseñable porque no lo fue durante la Eurocopa 2016 y el Mundial de Rusia, por diferentes circunstancias. España hizo muy estrecha la defensa sueca, imantó todas las marcas sobre los pies de Fabian, Thiago y Rodrigo y una vez ganaba la profundidad con continuos cambios de orientación hacia los laterales el interior del lado opuesto cargaba la frontal para aprovechar que Suecia replegaba hacia el área.
Los de Robert Moreno echan en falta mucha más determinación
Es en su fase de finalización, la gran cuestión de la selección desde que dejó de ganar, donde vuelve a descansar todo. Uno de los objetivos de todo técnico de la selección es encontrar o fomentar la agresividad, lo que en términos más lingüísticos, se entiende por afilar el ataque y meter el cuchillo con precisión. Sin embargo, el matiz no es tanto el movimiento que lleve a introducirlo sino la amenaza con la que desgarrar la defensa del rival. España sí cuenta o puede llegar a contar perfiles que se encarguen y asuman movimientos al espacio, rupturas constantes, llegada de segunda línea. Entre sus obsesiones se encuentra no caer en la tentación de horizontalizar la circulación y sumar superioridad en torno a la pelota desguarneciendo el área y las zonas de remate. La diferencia entre afilar los movimientos y completarlos está en la calidad, innata y natural, de sus atacantes, para ser contundente. Porque España, y se ha probado en bastantes ocasiones, tiene el cuchillo afilado, llegando con los laterales, activando la espalda de la zaga del rival pero al cuchillo le falta amenaza individual. Y en la Eurocopa se hacen valer los cuchillos de sierra.
AArroyer 16 octubre, 2019
Es un tema peliagudo, y ya clásico y casi consustancial a España. Falta calidad diferencial en las áreas y depende bastante del acierto. Al final es una obviedad pero viene bien recordar la diferencia entre asegurarte profundidad y cuidar mucho esa faceta (y creo que España tiene jugadores para entrar en esos espacios desde sus delanteros, sus interiores llegando y laterales profundizando), y que el cuchillo vaya sin sierra para desgarrar de verdad. Ayer España asustó muy muy poco.