Al RCD Espanyol le ha sido muy difícil justificar sobre el campo cuáles eran sus principios de juego. Tras un verano de cambios y pérdida de calidad, su mayor bastión competitivo podía recaer en potenciar una fase del juego concreta en la que se distinguieran. La plantilla, y las intenciones de su técnico, David Gallego, buscaron orden con balón y ventajas desde el primer pase, siendo el 5º equipo de la Liga que más pases cortos por encuentro ejecutaba. Sin embargo, una vez la pelota cruzaba la divisoria, nunca encontró una serie de movimientos y una calidad específica para girar al rival y abrir sus líneas. Allí está el verdadero motivo que tiene que construir a partir de ahora el conjunto periquito.
Y entre esa carencia de ideas y liquidez ofensiva marca el rumbo un dato esclarecedor, que refleja muy bien lo que ocurría cuando el Espanyol tenía que crear una ocasión de gol. El conjunto catalán es ahora mismo el último equipo del campeonato en goles marcados por jugada, lo que se entiende por una situación de juego continuada, eliminando contragolpes. Sólo tres goles fueron fruto derivado de la interacción de varios hombres. Goles derivados del sistema, el Espanyol no encontró prácticamente ninguno. Desde la configuración de plantilla, surgen piezas que por perfil le conceden a la anterior y a la posterior pieza escalones para avanzar: Roca de constructor y pasador, Granero y Darder como continuadores, Vargas como regateador, Pedrosa como muelle, Calleri como ‘9’. Pero la idea global no los habilita y por sí solos no atesoran la suficiente calidad para procurarse jugadas individuales.
Machin: «Sé que hay una plantilla amplia y tendremos que adaptar a futbolistas, que son versátiles, al modelo de juego que es característico en los últimos años. Si entiendo que la plantilla se siente más cómodo con otro sistema o hay que hacer algún matiz, lo voy hacer porque siempre he de buscar el beneficio del equipo».
En estas llega Pablo Machín, un técnico que aunque en sus dos últimos proyectos comenzó de cero, no llegando a mitad de temporada, guarda en sus directrices argumentos interesantes para frenar dinámicas negativas y apuntalar principios de juego sólidos. No en vano, su método refuerza permanentemente el carril central en ataque y en defensa, sobre todo en el eje vertical, con varias alturas, mientras todo lo exterior se encarga a los carrileros. Alinear tres centrales, con Bernardo como central en el eje, siempre seguro en la defensa del área, así como un sustento más para Marc Roca por detrás, creará vías directas de solidez. Lo que está por desentrañarse es el camino ofensivo.
Machín es un tipo que entiende el ataque posicional de manera más directa y eso, a priori, no debería chocar con la naturaleza de sus futbolistas. Aunque sobrecarga mucho las zonas interiores con dos centrocampistas y dos mediapuntas, esa distracción le sirve para sacar la pelota fuera y cargarla en el área, una situación que Calleri podría agradecer. Pero sobre todo, lo que podría, sin duda, elevar a otro nivel el ritmo y el juego del equipo es la sociedad Machín-Roca, una pareja que suena tremendamente potente para convertir al gran talento del equipo en un delineante agresivo. Si por algo puede el Espanyol acelerar procesos y recortar tiempo es por cómo puede el soriano activar el rango de pase, infinito, del catalán. Aquí está todo.
donmarcelobielsa 11 octubre, 2019
Gran Artículo Arroyo. ¡Qué sorpresita nos ha dejado la Liga para Octubre!
"Sin embargo, una vez la pelota cruzaba la divisoria, nunca encontró una serie de movimientos y una calidad específica para girar al rival y abrir sus líneas"
Vaya por delante que el Gallego de pretemporada parecía ilusionante, pero es que lo comentaba el otro día: él mismo se puso trabas para desarrollar su idea. Si bien quería dominar desde el pase, la inclusión de Víctor Sánchez en detrimento de Darder era toda una declaración de ironía. Por el camino se cargó a un Melendo que, aislado en el extremo derecho, no participaba, pero claro, con ello terminó con los dos mejores argumentos para girar al rival que tenía en la plantilla.
Tampoco le ayudó la insistencia en jugar con dos delanteros, desarbolando aún más un centro del campo al que los laterales no sabían cómo ayudar. En ese sentido, hay que reconocer que la lesión de Pedrosa fue un lastre a principio de temporada. Es muy muy difícil construir con Didac y Javi López en los costados. Y si a eso le sumamos la falta de enganches y el destierro de Darder… Llegó un punto en que el ataque se basaba en lo que pudiese inventarse Vargas. Y el chico es bueno, pero es que no deja de ser “el nuevo”.
Por ahí espero que Machín empiece a reconstruir a una plantilla demasiado consciente de que hacer un gol les cuesta el doble que al resto de equipos. La verdad es que preferiría el 3-5-2 del Sevilla antes que el 3-4-3 (o 3-4-2-1) del Girona, porque es que estos chicos necesitan a Melendo por el carril central. No es un jugador como Vargas, que genere desde el regate, es un verdadero mediapunta con una velocidad y una verticalidad tremendas. Le resulta sorprendentemente fácil recibir de espaldas, girarse y avanzar dos metros en pleno medio del último tercio de campo, para luego filtrar balones entre centrales. Ahí es único.
Además, habrá que ver cómo se gestiona la delantera, al menos hasta invierno, porque ni Calleri ni Ferreira han ofrecido un gran nivel, y Wu Lei no parece la clase de jugador que le gusta poner en la punta de ataque. Habrá debate ahí.