Extraño en la toma de decisiones hasta el punto de tomarse un año sabático con el fin de poder dedicarle más tiempo a su formación aprovechando la llegada de Pep Guardiola a la Bundesliga teniendo únicamente experiencia en el modesto Mainz 05, Thomas Tuchel ha llegado a París con la convicción de que si ha de equivocarse, lo hará a lo grande. El alemán ha roto con la línea que, con algunos matices pero con bastante continuidad, habían llevado en los últimos años Blanc, Ancelotti y Emery en el Parque de los Príncipes, y frente al Liverpool vimos por fin un equipo que seguramente se acerque a su ideal.
El PSG se mostró muy flexible a la hora de ocupar los espacios frente al Liverpool
Thomas Tuchel está agitando el árbol en este arranque de temporada, y lo que vimos frente al equipo de Jürgen Klopp fue una serie de comportamientos que ya empiezan a mostrar un equipo de autor. Consciente de la buena presión que suele ejecutar el conjunto red en el carril central con esas dos líneas de tres -Salah, Mané y Firmino en la primera y Henderson, Milner y Wijnaldum en la segunda-, el entrenador parisino enfocó su planteamiento a bordear ese precipicio que supone perder la pelota frente al subcampeón de Europa en la fase de salida.
Para ello, el PSG, que arrancaba en un 4-4-2 clásico con Neymar ocupando la banda izquierda, metía a Marquinhos -el segundo pivote junto a Verratti- entre centrales, abría y hacía avanzar un escalón a Kehrer y Bernat, los laterales, y dejaba mucho espacio en el carril central para que, primero Verratti y después y a su antojo, Neymar, administrasen ese primer pase. De este modo el equipo parisino lograba salir por fuera si no veía clara la recepción interior de Verratti o Neymar, y en cuanto el Liverpool basculaba para cerrar esa progresión exterior, metía la pelota dentro. Tuchel puso el cebo y Klopp no supo hasta dónde llegar.
El PSG sorteó muy bien la presión del Liverpool
Verratti estuvo muy bien, por otro lado y esto fue muy importante, para quitarse al rival de encima cuando recibía por dentro, lo que abrió el panorama para beneficio del gran protagonista de la noche: Neymar Junior. El jugador brasileño decidía a qué altura jugar, y lo hacía en un aclarado constante. Cerca de Verratti o en un escalón superior, dejó un juego más propio de los años 70. Por momentos pareció Johan Cruyff: vengo a organizar a posición de mediocentro, desbordo, me apoyo en un compañero y acabo intimidando en la frontal del área. Fue una exhibición.
Para conseguirlo contó con la ayuda de un Mbappé que jugó un partido muy especial, porque dejó claro que aún tenemos por ver mucho más de lo ya mostrado, con lo que eso significa. Siendo el joven talento un jugador muy eficaz en los ataques posicionales y, por supuesto, para finalizar jugadas en contextos muy diferentes, lo que hizo frente al Liverpool bien lo hubiera hecho el mediapunta más exquisito. Su juego de apoyos y sus movimientos entre líneas permitieron constantemente a Neymar tener un punto de apoyo para progresar, y durante los primeros 45 minutos fueron un huracán que desarboló el sistema defensivo red.
Neymar mandó, pero Mbappé estuvo a un nivel espectacular
Sólo una acción aislada al filo del descanso permitió al Liverpool meterse en el partido, y con un PSG que tenía la soga al cuello y la particularidad exigencia de la Liga de Campeones, el choque viró mucho en la segunda parte. Robertson y Joe Gomez lograron cambiar la dinámica al adelantar su posición y con ello ayudar a que las posesiones del Liverpool fueran más estables en campo rival, y no poder activar esta vez a Mbappé al espacio con el riesgo que asumió el conjunto inglés fue quizás el gran debe de una actuación parisina que, por otro lado, puede significar un punto de inflexión en su temporada.
David de la Peña 29 noviembre, 2018
Vaya exhibición tanto de Neymar (sobre todo), como de Mbappé. La primera parte del PSG fue tremenda. Es cierto que queda la duda de cómo sostenerlo durante 90 minutos, porque el equipo sufrió bastante en la segunda mitad, pero esos primeros 45 minutos son de verdad de una calidad tremenda.