El Sevilla FC de Pablo Machín solventó con comodidad su primer compromiso oficial de la temporada 2018/19 tras imponerse al Ujpest húngaro por cuatro goles a cero. El cuadro de Nervión, que festejó al descanso tres cuartas partes de su ventaja definitiva, aprovechó el debut frente a su público para seguir adoptando, puliendo y afianzando los mecanismos del técnico soriano. Una victoria que, más allá de aproximar la participación del equipo en la siguiente ronda, dejó intuir cuáles serán las trazas competitivas de este nuevo proyecto. El Sevilla se mostró muy seguro en defensa, presionó con ahínco tras pérdida y llegó al ataque, donde remató en 23 ocasiones -12 de ellas a puerta-, utilizando algo que ya fue clave en el Girona, y se ha venido probando ante Murcia y Benfica en los dos amistosos previos a este partido, el cambio de orientación; en este caso hacia la derecha, donde Navas volvió loco a los húngaros.
El Sevilla FC de Machín se estrenó en el Pizjuán con su 3-4-2-1
Machín, que volvió a apostar por su arquetípico 3-4-2-1, formó con Carriço –derecha-, Pareja y Escudero –izquierda- como centrales; Mesa y Franco Vázquez en el doble pivote; Navas y Arana por fuera; y Sarabia y Nolito por detrás de Ben Yedder. Con Vaclik, como principal novedad, bajo los palos. Un once que, presumiblemente, pocas cosas guardará de parecido con el que debute en Liga. O se mida al Real Betis en la tercera jornada. Pero que, por lo pronto, sirvió para dejar ciertos detalles de especial trascendencia. El primero, conviene insistir en ello, fue la actuación a nivel individual de Jesús Navas por el sector derecho. El ‘16’ del Sevilla estuvo especialmente enchufado durante la hora de partido que estuvo sobre el césped, dotando al conjunto de una amplitud y una profundidad por dicho sector muy determinantes en fase ofensiva. Un punto que entronca con el siguiente, en lo táctico, y tuvo su origen en la salida de balón. Con Pareja en el centro de la zaga, fueron Carriço y Escudero los encargados de realizar dicha función, con la que el Sevilla, ante la desorganizada –y en ocasiones pasiva- presión por parte del Ujpest, logró asentarse sobre campo contrario.
Escudero, mucho más activo en dicha tarea que el portugués, comandó la segunda de las claves al asumir, desde el perfil izquierdo del campo, la responsabilidad de cruzar la divisoria con balón, e imaginarse/activar soluciones en la parcela del equipo húngaro. Una sociedad, la que consiguió construir con Arana, que llevó al Ujpest a adoptar ciertos reajustes defensivos, como obligar a Nwobodo a perseguir cada toque de central y/o carrilero del Sevilla, con tal de que el equipo de Machín perdiese algo de frescura en sus posesiones. Aunque la medida, lejos de cumplir con su cometido, no hizo sino avivar el tercer –y último- paso que tenía planeado el Sevilla para superar el bloque bajo de los de Vignjevic: el cambio de orientación, de izquierda a derecha, hacia Navas. Una labor a la que también se sumó Roque Mesa, como en la acción del uno a cero, con la que el Sevilla consiguió girar por completo a la defensa del Ujpest, y dejar en un constante uno para uno a su lateral con el de Los Palacios, primero, y con Corchia, quien lo reemplazó, más tarde.
Jesús Navas, que abrió la lata, fue el mejor del Sevilla en su debut
Puestos a coleccionar buenas noticias, el Sevilla se embolsó otras dos anoche; contextualizando, vaya por delante, la hoja del calendario en la que nos encontramos y el nivel competitivo de un Ujpest que, tras la expulsión de su defensor (Bojovic), apenas puso oposición. La cuarta de estas, en consonancia con lo ocurrido durante la anterior campaña, tuvo como protagonista particular a Pablo Sarabia, a quien parece estar sentándole bastante bien este cambio de posición, algo más centrada que en la 2017/2018, y quien dejó bastantes detalles en tres-cuartos y bajando a recibir de espaldas a la altura de Roque Mesa y Franco Vázquez. La otra, ya en el tramo final del partido, señaló el descaro en las piernas de Pejiño y Borja Lasso. El primero, que entró por Sarabia para jugar por detrás de Ben Yedder, acabó actuando como carrilero izquierdo tras la sustitución de Arana; mientras que el segundo, por dentro, acompañó a Mesa en el doble pivote y resituó a Franco Vázquez unos metros por delante. Una serie de encajes que fue haciendo Machín en la segunda mitad, en pro de mantener la mayor certeza del Sevilla a estas alturas: el sistema de tres centrales con carrileros.
AdrianBlanco_ 27 julio, 2018
A ver cuando regresen todos los internacionales, especialmente en mediocampo, pero el Sevilla se encontró ayer con un buen contexto para seguir dando forma al proyecto. ¿Funcionará en Nervión el plan de Machín?