Como analiza Alejandro Arroyo en «¿Por qué tantos goles?», existe una triple explicación al hecho de que el conjunto del Principado sea el más goleador de Europa: el talento individual de sus puntas, la determinación colectiva y los riesgos tácticos que ha asumido Jardim para redefinir a su equipo tras perder a Carvalho o Toulalan.
Dichas medidas, además, han ido en una única dirección: la portería del equipo rival. La proyección de ambos laterales hasta línea de fondo, el espíritu de mediapunta de los dos externos, el vuelo de Fabinho para sumar presencia en la frontal, el hecho de jugar con dos delanteros, la intención de presionar muy arriba para recuperar cuanto antes y, así, volver a atacar de nuevo… No hay duda, el AS Mónaco es el equipo más atrevido de Europa. El más desenfadado.
Allegri tratará de aprovechar el carácter del Mónaco.
La cuestión es que hoy se enfrenta a la Juventus de Massimiliano Allegri, un conjunto acostumbrado a entender como oportunidades lo que el resto ve como problemas. El técnico italiano, reforzado tras batir por fin al FC Barcelona, es un experto consumado en castigar el atrevimiento. En aprovechar la potencia del saque del contrario para conectar un resto ganador. Y aunque seguramente el grueso de su planteamiento hoy se centre en cómo minimizar el talento de Falcao, Bernardo Silva o Mbappé, el objetivo final del mismo será el de penalizar a Benjamin Mendy, Jemerson o Tiémoué Bakayoko.
La oportunidad para la Juve en este sentido es doble: mientras cada minuto que pase parece perjudicial para los monegascos por la erosión que sufre su plan principal (fluidez, movimiento, intensidad, presión…), cada metro que ceda como consecuencia es a su vez un metro peor defendido. Las segundas partes del Manchester City y del Borussia Dortmund, activadas sobre todo a partir de una figura extra en el centro (De Bruyne y Sahin) y de hombres con velocidad por fuera (Sterling y Pulisic), muestran con nitidez como una vez el Mónaco pierde su sitio comienza a defender más tiempo y en peores condiciones, amen de atacar menos veces -aunque con el mismo peligro gracias a la exuberante irrupción de Kylian Mbappé-.
En este sentido, a pesar de que son varias las grietas a atacar, al final todo acaba redundando en un tipo de acción muy concreta: el uno para uno en la banda que acaba con un pase atrás. Ante la falta de retorno de los «extremos» y los problemas de Bakayoko cuando debe formar doble pivote en su mitad del campo, todo revierte en un caudal ofensivo que los laterales no pueden asumir de ninguna manera. Si incluso estando acompañados a Sidibe y Mendy les costaría hacer frente al talento de los rivales que se encuentran a estas alturas de la competición, estando abandonados a su suerte directamente resultan transparentes. Ahí Juan Guillermo Cuadrado, con Paulo Dybala muy cerquita, como en el partido de ida contra el Barcelona, puede encontrar un filón. Conduciendo, desbordando, metiéndose en el área… El colombiano es el tipo de regateador constante y punzante que se le viene atragantando al Mónaco.
El emparejamiento Cuadrado-Mendy acaparará muchos focos.
Asumiendo el lado derecho del ataque juventino como el principal del partido incluso en ambas direcciones, pues ahí se encuentran Lemar+Mendy y Alves+Cuadrado+Pjanic, el otro costado en clave italiana parece estar enfocado a la finalización. Tanto con Alex Sandro atacando una zona del campo a la que Bernardo Silva no va a volver como con Mario Mandzukic irrumpiendo en el área grande, la Juventus puede conseguir facturar por la izquierda lo que se trabaja por la derecha. Sobre todo porque, además, la Vecchia Signora cuenta con Gonzalo Higuaín. De su historia con la Historia, valga la redundancia, ya lo sabemos todo. El fatalismo y el vértigo le han acompañado siempre que la gloria ha llamado a su puerta. Pero dicho esto, también hay que precisar que el 9 argentino es mucho más futbolista que lo que era cuando abandonó Madrid. Y que, además, esta evolución le hace encajar muy bien en este partido.
Aunque a Higuaín se le siga concibiendo como un jugador de puro contragolpe, ya no lo es. Como tampoco lo es en realidad la Juve como equipo, pues incluso Pablo Dybala es una de las estrellas ofensivas más lentas de Europa. De ahí que unido a la precaución defensiva y al dominio del ritmo general, todo lo que sea bajarle revoluciones al partido, encadenar secuencias de pases y frenarse a pesar de poder correr suene bien en clave bianconera. Porque es así cómo el partido le puede caer a las botas del argentino. Tanto para potenciar la ventaja que puede tener su equipo en banda derecha (encauzando transiciones como en el Camp Nou, donde encontró constantemente a Cuadrado) como para aprovecharla en la corona del área o en el punto de penalti, Higuaín hoy parece clave para castigar el atrevimiento con el que el Mónaco ha llegado aquí.
Foto: MIGUEL MEDINA/AFP/Getty Images
AOGOG7 3 mayo, 2017
Qué importante puede ser Pjanic hoy como lanzador. Por lo que le ví el año pasado en la Roma, para mí, es uno de los mejores del mundo en esta faceta y hoy ante un Mónaco tan ofensivo parece que puede explotarla.