Mario Fernandes, Roman Eremenko, Alan Dzagoev, Zoran Tosic, Ahmed Musa… Larga es la lista de jugadores con capacidad para desequilibrar que tiene Leonid Slutski en su CSKA. Por velocidad, por talento, por desborde o por técnica. Da igual. Los moscovitas llevan varios años gozando de la calidad diferencial suficiente para compartir hegemonía con el potente Zenit en Rusia, lo que no se ha traducido en mejores resultados en Europa por el reverso negativo que viene siendo su archiconocida y longeva defensa. Sin embargo, pese a todo ello sí hay un nombre propio que condiciona, muy por encima del resto, las posibilidades del proyecto: Seydou Doumbia.
La presencia de Doumbia da sentido al mejor CSKA posible.
Con Doumbia, el CSKA de Slutski es más equipoEl delantero costamarfileño, que llegó a Rusia tras pasar por Japón y Suiza, donde la rompió en el BSC Young Boys, es uno de esos futbolistas que no sólo eleva el nivel de un colectivo, sino que con su mera presencia también lo hace más competitivo. No obstante, sus cifras en la Russian Premier League (66 goles en 100 partidos) y en competiciones europeas (¡25 en 33!), le colocan como una certeza definitoria y definitiva como no hay tantas en el continente. Velocidad, inteligencia, intuición, pegada… Doumbia es un delantero autosuficiente que convierte en goles los espacios, y que a su vez da más sentido a la presencia de Zoran Tosic o, sobre todo, Ahmed Musa en el plan de Slutski. Y, entonces, ¿por qué cinco años después Seydou Doumbia sigue jugando en Rusia?
La respuesta la encontramos en su maltrecho físico. Doumbia se presentó en el inicio de la temporada 12/13 con ganas de prolongar el descomunal impacto que ya había tenido el año anterior en la liga rusa, en la que había anotado 28 goles en 42 encuentros. Sin embargo, una lesión en su espalda cambiaría el ritmo de su carrera. A priori ésta no era demasiado grave. Se esperaba que estuviera dos meses fuera. Tres como mucho. Se había producido en agosto, así que en noviembre ya debía estar disponible… pero no jugó hasta mayo. Y no sólo eso, sino que desde que sufrió este problema se ha ido mermando su obvia calidad física, la cual prácticamente sólo le da para disputar uno de cada dos partidos. Como le sucedía a Curtis Borchardt en Granada, todavía puede seguir dominando a sus pares y marcar diferencias, pero siempre con los esfuerzos muy medidos. Cuantificados. Limitados. De ahí que hasta el pasado enero, cuando la Roma llamó a su puerta, ningún equipo occidental se arriesgara a firmarle. La experiencia no salió bien y ahora está de vuelta en Moscú, marcando los mismos goles de siempre en los partidos que su espalda le concede una pequeña tregua. Suena a poco, pero es mucho. Sobre todo para el CSKA de Leonid Slutski.
Abel Rojas 3 noviembre, 2015
Lo que daría por Doumbia para 12 de los 20 equipos de Liga BBVA…