Imagina que pasaste la última década metido en una cueva. Simula que no le conoces, que de él no sabes si fracasó o colecciona premios por doquier. Si el fútbol actual te fuera completamente ajeno y ahora le vieras por primera vez, es más que posible que sintieses un extraño pinchazo en el estómago. Es amor; justo lo que suscita ver jugar a día de hoy a Zlatan Ibrahimovic. Muchas veces destacó, con más goles y filigranas incluso, pero nunca, de verdad, nunca, fue tan especial.
¿Pero qué hay de nuevo en Ibra para que, a sus 34 años, atraviese quizás por su mejor momento? Pues todo y nada a la vez. Zlatan hace casi lo mismo que lleva haciendo en París desde que aterrizó. Sigue metiendo goles y solucionando partidos. La diferencia se sitúa más en el plano sensorial. Es como si todo lo que hizo único al sueco se hubiera potenciado a lo bestia. Da gusto ver cómo se mueve, cómo la toca. Es algo mágico, sin más. Aun así, vamos a tratar de explicar los matices tácticos que están convirtiendo al Ibra 2015-16 en una de las grandes experiencias visuales de la presente temporada.
Ibrahomovic está desatado. A día de hoy, el sueco hace más cosas que nunca a nivel de juego
Que Ibrahimovic es un delantero atípico es de sobra conocido. Su fútbol, incluso arrancando como “9”, se basa en una gran participación desde zonas retrasadas. Aun sabiendo esto, lo que estamos viendo esta campaña es del todo excepcional. Zlatan inicia las jugadas de ataque en posición de ariete (Foto), pero esa ubicación apenas dura unos segundos; Ibra enseguida baja y empieza a comportarse como lo que, en la práctica, ya es: el interior izquierdo del Paris Saint Germain (Foto de la derecha). Zlatan se relaciona y condiciona más que nunca a Motta, Verratti y Matuidi. A los dos primeros los busca para unirse a ellos en un triángulo infinito de pases en el círculo central (Foto). Matuidi, el supuesto interior zurdo, en realidad es ya el encargado de abrir el campo, digásmolo así, “como falso extremo” de esa sector (Foto de abajo a la derecha). Blaise es un torbellino que puede estar en dos sitios a la vez, y su acierto técnico parece crecer si no recibe quieto. Él prefiere moverse.
Un gran ejemplo de hasta qué punto ejerce Zlatan de centrocampista lo tuvimos en el duelo ante el Olympique de Marsella. El gran rival del PSG presionó con gran intensidad la fiable salida de balón de los de Laurent Blanc. Eso hizo que uno de los pivotes (Verratti o Motta, se turnan habitualmente) bajase a ayudar a los centrales, lo que a su vez condujo a Ibra a situarse junto al otro pivote (Foto de abajo a la izquierda). En otras palabras, el que ocupó la zona de interior para crear en situación exigente no fue Matuidi. Tampoco Di María, extremo que conoce esas funciones. Fue Ibrahimovic.
Ibra se relaciona más intensamente que nunca con todo el tema creativo del Paris Saint Germain
Toda esta comunión con el juego y la elaboración ha hecho que Zlatan se muestre más sensible a los matices tácticos derivados de estos apartados. Por ejemplo, si Verratti o Motta causan baja, Ibra pierde protagonismo en el choque. El crack se refugia en su espacio de delantero centro, triste ante la ruptura de su ecosistema predilecto. Sucedió ante el Nantes: sin Motta –ni Matuidi y con Pastore entre líneas–, Zlatan bajó algo menos (Foto de abajo a la derecha), Verratti perdió pelotas y el PSG dejó de taponar los contragolpes del oponente. Ante el Guingamp el que faltó fue Verratti, con consecuencias similares.
Por otro lado, el movimiento de Zlatan también acaba influyendo en los puntas. Su ausencia en la zona de remate conlleva que los extremos sean en realidad delanteros el 80% del tiempo (Foto de abajo a la izquierda). Esto a Cavani le agrada, claro está. A Di María no tanto. Ante el Shakhtar Donetsk, todos los futbolistas del PSG completaron una actuación sólida y convincente salvo el Fideo, al que le está costando desmarcarse en profundidad como pide el sistema. Pese a ello, todo apunta a que crecerá. Además, el equipo prefiere a Di María en ese rol y no tanto cuando ejerce de centrador compulsivo en la derecha.
Debemos disfrutar del momento de Zlatan mientras dure, más allá de cómo acabe la temporada
Pese a lo expuesto, el aficionado sentirá que todo lo contado ya formaba parte de Ibra desde hace algunos años, cosa que es cierta. Insistimos: no se trata de que Zlatan esté haciendo jugadas inéditas o movimientos ajenos a él. Nada de eso. Lo suyo tiene que ver con una exaltación absoluta de su talento. Primeros toques, técnica circense de la que no te crees en un tío de casi dos metros, controles… No exageramos si decimos que el fútbol de Zlatan Ibrahimovic suscita una fuerte emoción en estos instantes. Di María, que ha compartido vestuario con las mejores versiones de Leo Messi y Cristiano Ronaldo, manifestó recientemente que “no sabía que Zlatan era tan bueno”. Y es que lo es. Es extraordinario. Luego llegará marzo y la Copa de Europa volverá a juzgarle, pero ahora no es momento de pensar en eso. Ahora toca paladear cada segundo de este fenómeno.
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Recomendamos «La Aventura Original» dedicada al trabajo de Blanc en el Paris Saint-Germain para profundizar en la transformación de Ibrahimovic y su contexto:
roumagg 21 octubre, 2015
Me ha encantado el artículo. Llevo tiempo sin seguir a Zlatan, y no me esperaba que a sus 34 años siguiera tan ágil como en el vídeo que enlazas al final. Fue uno de mis jugadores fetiche, pero me decepcionó mucho en sus enfrentamientos contra el Barcelona pre-2015 y pensé que ya no volvería a dar un nivel tan alto. Hubo uno en concreto, no recuerdo cuál (me parece que con Ancelotti en el PSG), en el que lo vi muy lento, desaprovechando muchas ventajas dentro del propio área azulgrana, sin ganas de competir, como si no le importase ganar; y quedé desencantado. Pero eso no consiguió borrar las brutalidades que le he visto hacer en Serie A y en su, para mí, infravalorada, temporada 09/10. Siempre es una buena noticia recuperar a Ibra, pero ahora tengo más dudas de cara a la respuesta defensiva del Madrid esta noche.