Aristocracia en rojo y blanco; José Eulogio Gárate | Ecos del Balón

Aristocracia en rojo y blanco; José Eulogio Gárate


Hay algo en aquel José Eulogio Gárate que nos resume de manera aproximada el valor de ciertas cosas. El contexto de la época, el desarrollo de su carrera y el significado de su figura nos hacen asociar de manera evidente el concepto de cultura del fútbol. Esa cultura, que contiene implícitamente la tradición y el espíritu, ha ido de la mano de nuestro protagonista a lo largo de sus más de diez años como futbolista de uno de los clubes más importantes de España, y de uno de los equipos más representativos de la época.

Dicen los escritos que hidalgo viene a significar sinónimo de noble, y es que la estilizada y espigada figura de Gárate nos advierte un aire aristocrático y distintivo muy característico. Su mirada transmite el espíritu del que aprende desde la ilusión y el trabajo como complementos a un talento y un saber estar singulares en él.

Nacido en Argentina en 1944, su familia regresó al poco tiempo a España donde compaginó sus estudios universitarios de ingeniería con el fútbol. Comenzó a jugar en el Eibar y posteriormente en el Indauchu, en el que tuvo como entrenador a Fernando Daucik, quien le recomendó al Atlético de Madrid, donde desarrollaría una extensa carrera repleta de logros individuales y colectivos en la etapa de mayor grandeza de la historia del club colchonero. Once temporadas en rojo y blanco, coronadas por la Medalla de Plata al Mérito Deportivo por su caballerosidad en los terrenos de juego.

Nuestro encuentro fue una oportunidad fantástica para recordar muchos de los mejores momentos de su carrera deportiva y del Atlético de Madrid más grande de sus casi 107 años de historia.

La entrevista

Ficha muy joven por el Atlético, recomendado por Daucik.

Sí, entrenador del Atlético de Madrid, del Athletic de Bilbao; con el que tuve una relación extraordinariamente buena puesto que siempre confió en mí. Él fue entrenador del Indauchu y desde ahí tuve la oportunidad en el año 66 de llegar al Atlético

¿Cómo es su llegada al Atlético?

Estaba estudiando la carrera de Ingeniería, estaba en 3er curso; y yo venía a un grandísimo equipo. En aquella época el Atlético había sido campeón de Liga en la 65/66 y tenía un equipo repleto de internacionales dónde llegaba con el pensamiento de ser suplente y ver a mis ídolos. Fue un sueño debutar y pasar once temporadas en en el Atlético.

¿Tenía ídolos? ¿Cuáles eran sus referentes antes de su llegada al Atlético de Madrid?

Mi infancia la pasé en Bilbao y el Athletic fue mi equipo en aquellos momentos. Me gustaba mucho Garay, defensa central y el portero Carmelo, con el que tuve la oportunidad de enfrentarme en Sarriá en un Atlético – Español, al que llegó tras dejar el Athletic. Al finalizar el partido, fue una gran satisfacción poder darle un abrazo.

Usted llegó al Atlético de Luis, Ufarte, Adelardo, Rivilla, Collar… ¿Quiénes eran los líderes del vestuario, quién te acoge desde el primer momento?

Estaba Jorge Griffa, del que aprendí muchísimo de él; sentir el fútbol y aprender a ganar. Salir a ganar y con mucha mentalización.

Hablando de Griffa, compartió vestuario con mucho jugador proveniente de Argentina como Ayala, Heredia, Ovejero, Panadero, el propio Griffa. ¿Les costaba adaptarse a la vida en Europa tanto como ahora?

Se acoplaban perfectamente, no lo notaban nada. Los tiempos han cambiado.

En cuanto a sus técnicos, fue entrenado por Gloria, Merkel, Marcel Domingo, Luis Aragonés, Juan Carlos Lorenzo… ¿Le marcó algún entrenador de manera especial?

Si tuviera que quedarme uno, sería Daucik. Fue el que más me enseñó. Y después Marcel Domingo fue un entrenador que nos enseñó a vivir el partido desde la víspera.

¿Ve mucha diferencia entre los métodos de los entrenadores de su época a los que hay actualmente?

Sí, sin duda. Sobretodo en dos cuestiones. Una, la alimentación donde ahora hay especialistas. Dos, en la preparación física. Hoy hay mucho gimnasio, estiramientos, mucho trabajo de recuperación. Ha cambiado mucho el seguimiento médico del jugador.

Usted tuvo experiencia con los médicos. Fueron dos lesiones bastante graves… ¿Se alargaban los plazos en la puesta a punto?

Aunque la recuperación de una operación ósea pudiera ser similar a las de hoy día, sí que había diferencia en la rehabilitación muscular de la zona, ya que el seguimiento no era tan completo como ahora, con las resonancias y pruebas diagnósticas. Todo diagnóstico se basaba en el tacto.

¿Qué diferencias más significativas ve entre su época y la actual en el tema de las tácticas y de vestuario?

En los equipos grandes, con tanta presión mediática y donde entran en la publicidad… Todo eso es muy difícil de llevar en un vestuario y no era tal en mi época. En cuanto a las tácticas, hoy día los equipos son más sólidos, las líneas se mueven todas juntas. Nuestros equipos eran más largos.

Su carrera se divide en dos décadas. Quizás asistió al principio del cambio ¿Cree que el Mundial de México cambió en cierto modo la difusión del fútbol y tomó un carácter más global?

En ese sentido, los medios han sido fundamentales y decisivos. La TV hoy día marca los horarios. Ante tanta difusión y repercusión, la ilusión y la trascendencia no es la misma habiendo tanto fútbol televisado. Eso sí, la presión es mayor. El jugador ha salido perdiendo.

Uno de los momentos más importantes de la historia del Atlético fue la Copa de Europa de 1974, que usted vivió como protagonista. Si vemos la trayectoria del equipo en esa competición, vemos como hasta la final, el equipo solamente encaja dos goles ante el Galatasaray. Ninguno ante el Dinamo de Bucarest, ninguno ante el Estrella Roja y ninguno frente al Celtic. ¿Era un equipo muy competitivo, no? ¿Qué idea de juego global mantenía aquel Atlético que venía de ganar la Liga y llega a la final europea?

En aquella época, se jugaba el 4-4-2. Casi todos lo hacían. En cuanto a estilo, nosotros ya éramos muy contragolpeadores. Defendíamos juntos, dominábamos los espacios en el mediocampo y lanzábamos contras rápidas. Históricamente, es nuestro estilo de juego, y éramos fieles al mismo.

Antes de llegar a esa final, la eliminatoria ante el Celtic fue absolutamente dramática: con tres expulsados en Glasgow y otros tantos amonestados y consiguiendo traer viva la eliminatoria a Madrid. ¿Cómo recuerda aquel partido?

Con una presión ambiental grandísima. Fue un partido donde el Celtic dominó, la verdad. Sufrimos muchísimo. Pero pudimos salir vivos de allí y conseguimos un buen resultado. Luego, el partido de vuelta fue una noche mágica en el Manzanares. De las que antes se vivían muchas y ahora sólo vivimos muy de cuando en cuando.

Tras aquel gran capítulo de la historia del Atleti, llegó la final. Ante el Bayern. Maier, Muller, Beckenbauer infundían mucho respeto, imagino. ¿En que situación llega el equipo a esa final? ¿Qué opciones valoraba el entorno?

Alemania en aquel momento era extraordinariamente dominantes a nivel físico. Por todo, fuerza, velocidad, resistencia… Siempre imponían su físico. En aquel partido, jugaron con todas sus figuras: Beckenbauer, Maier, Breitner, Hoeness -que era un fenómeno-, Muller… Era un equipazo, pero fuimos ganando hasta el último segundo. Fue una gran decepción aquel empate. Fue un golpe durísimo para el segundo partido. No supimos reaccionar, no dormimos ni descansamos. Con aquel tanto perdimos la Copa de Europa.

Tras perder con el Bayern, el equipo alemán renuncia a jugar la Intercontinental. La oportunidad de ser campeón del mundo era para el Atlético.

Tuvimos esa suerte y la aprovechamos. En la ida ante Independiente perdimos 1-0 y en la vuelta en otra noche mágica en casa conseguimos remontar. Es muy difícil explicar con palabras lo que se vivían en aquellas noches de fútbol. Para nosotros fue un honor muy grande coronarnos como campeones del mundo de clubes.

Hablemos un poco del Atlético como club. ¿Cómo era el funcionamiento de un club como el Atlético en esa época? ¿Cómo estaba organizado, o de qué manera se involucraba cada sector del club? ¿Ve muchas diferencias con los clubes actuales?

Sí, sí que hay muchas diferencias entre aquel modelo de club y los actuales. La organización, entonces, era muy sencilla. No tenía nada que ver con hoy día. Una estructura muy ligera. Hoy día, las peñas, el marketing son muy diferentes. Si un departamento salía adelante con una persona, hoy necesita un mínimo de 20. Hay muchas más personas trabajando para los clubes. Muchísimas más.

Pero todo llega a su fin. 1 de Junio de 1977. ¿Recuerda esa fecha?

Inolvidable. Tuve una lesión muy grave. Iba en muletas y fue una noche de mucho agradecimiento. La afición vino a despedirme y el recuerdo fue maravilloso. Fue un homenaje precioso. Uno de los momentos más emocionantes de mi carrera.

Un año antes se retiró toda una institución del Atlético, Adelardo. Conquistó en 17 años casi la mitad de títulos que posee el club. ¿Qué tipo de jugador era, y que significaba en el día a día del equipo y de la institucion?

Era santo y seña del equipo y del club. Una referencia. Era todo entrega en los partidos. No era un jugador muy físico en el tema de velocidad ó fuerza, pero con mucha preparación y mucha actitud exhibía un despliegue asombroso sobre el césped. Además tenía una calidad técnica destacado y una llegada típica de los centrocampistas modernos. Era una institución en el Atlético de Madrid.

Otro de los referentes de aquellos años fue Rivilla. Para su partido homenaje fue invitado el Santos de Pelé. ¿Recuerda aquel partido? ¿Hubo mucha expectación ante la llegada del brasileño, que ya vino tres años con Brasil, en un amistoso? Háblenos un poco de Rivilla como jugador.

Son recuerdos que no son del todo nítidos y de los que hoy no se reproducen. La importancia de las visitas de los combinados sudamericanos era muy grande y todo se distorsionaba. En nuestro equipo, por ejemplo, todos queríamos estar con Pelé, y nos hicimos una foto con él emocionados, a pesar de que éramos un conjunto importante en nuestra liga. Fue un momento muy bonito y especial.

También fue uno de sus orgullos el debut con la selección española, de la mano de Domingo Balmanya. Debut que acabó con gol. ¿Cómo recuerda su debut y su trayectoria con la Selección? Además en alguna ocasión coincidiste con Ufarte, Irureta o Calleja, también atléticos.

Exacto. Balmanya quien fue entrenador del Atlético y posterior seleccionador. Y me hizo debutar contra Checoslovaquia. Y además, hice gol. Siempre recordaré ese día. Y sí, llegamos a ser importantes en la Selección, era el resultado del gran momento del club. En aquélla época, vivimos un gran momento como club.

Por último, fue durante muchos años el 9 del Atlético de Madrid, ganando tres trofeos de máximo goleador en Liga, tres campeonatos nacionales, dos Copas, una final de Copa de Europa, la Copa Intercontinental y siendo 18 veces internacional. Una carrera magnífica, coronada con la Medalla de Plata al Mérito Deportivo por su caballerosidad en los terrenos de juego. No pasó desapercibido en el fútbol.

Tuve la suerte de contar con un grandísimo equipo y unos extraordinarios compañeros y me tocó vivir una época muy bonita para todos los atléticos.

Ha sido un placer esta bonita conversación. Muchas gracias, José Eulogio.

Gracias a vosotros.

 


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