Filogénesis Blanca VII | Ecos del Balón

Filogénesis Blanca VII


4.6 LOS 6 GRADOS DE SEPARACIÓN.

Como ya enunciábamos en nuestra anterior entrega, la WM -pese a las reticencias iniciales- se había extendido como sistema predominante por todo el planeta fútbol. Por ejemplo, hay constancia de que Alemania la introdujo para preparar el Campeonato del Mundo de 1e934 y, progresivamente, acabó siendo adoptada por el resto de las potencias continentales. La infestación latinoamericana fue en cambio más sutil. Detengámonos en el caso argentino.

El sistema tardó años en importarse, y cuando por fin llegó, lo hizo primero de la mano de Oscar Tarrío y luego del tandem Carlos Peucelle/Renato Cesarini. Y es aquí donde nuestra historia empieza a adquirir un tonoLos ‘oriundi’, tras jugar en Europa, traían consigo nuevos recursos futbolísticos. casi mágico y a cerrarse sobre si misma. Tarrío fue uno de los famosos «oriundi» que abandonaron el Río de la Plata para lucrarse en la rica liga italiana. Posteriormente volvió a su país para entrenar al San Lorenzo, trayendo consigo todo lo que había aprendido. El fútbol italiano se había fertilizado ideológicamente con la «Escuela del Danubio» [1] y materialmente (o humanamente) con los argentinos, obviamente esto produjo luego un feedback cuando los latinoamericanos volvieron a sus casas. Todo el background de los Meisl, Hogan, Chapman o Pozzo fue filtrado por los emigrantes quienes devolvieron su propia versión del invento

Similar a la de Tarrío es la historia de la pareja compuesta por Peucelle y Cesarini. Ex-jugadores de prestigio ambos, Cesarini llegó a River Plate tras una larga estancia en la Vecchia Signora, donde obtuvo gran fama por su costumbre de marcar goles en los instantes finales de los partidos. De allí procede la expresión «Zona Cesarini» que ya forma parte del acervo cultural futbolístico y que Alfredo Relaño repite hasta la extenuación. Ambos técnicos son considerados los padres putativos [2] de «La Maquina» de River, aquel conjunto inmortal de principios de los 40 que daba inicio a la primera entrega de Filogénesis en el ya lejano 6 de octubre de 2007.

Como podemos ver prácticamente todos los actores de las pasadas entregas se hayan aquí reunidos e interconectados, de ahí que hayamos decidido llamar a este capítulo «Los seis grados de separación», como la famosa teoría que intenta demostrar que puedes conectar a cualquier persona del planeta con otra a través de no más de cinco intermediarios. Curiosamente, dicha teoría fue originalmente enunciada en 1929 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy, el cual comparte nacionalidad (y casi casi época) con los protagonistas de nuestra última entrega: La Aranycsapat.

5. LA ARANYCSAPAT

La Aranycsapat, el equipo de oro en magyar, fue el máximo exponente del brillante fútbol húngaro. Este conjunto legendario La victoria de Hungría en Inglaterra es considerada el inicio de la era moderna.conquistó el oro olímpico en Helsinki y pocos meses después pasaba a hacer historia en pleno suelo británico al ser la primera selección continental que batía a los ingleses (3-6) en su terreno. Tanta importancia se le dio a esta victoria que se ha convenido en considerarla el inicio del fútbol moderno, más si bien puede resultar tentador tener efemérides que celebrar -y los magyares bien lo merecieron por su juego- también es bueno contextualizar las cosas. Es cierto que el triunfo de Hungría supuso un aldabonazo a nivel europeo y mundial, pero no es menos cierto que el «fútbol moderno» llevaba tiempo gestándose. Prácticamente desde que se creó la limitada WM.

5.1 UNA REVOLUCIÓN INELUDIBLE

Los primeros interesados en perpetuar la fama de este instante fueron los ingleses, que ya que habían caído derrotados no podían menos que pretender serlo por los más grandes. Luego los vencedores pretendieron ser los verdaderos antecesores del «fútbol total»[3], obviando que -por ejemplo- la Maquina de River ya preconizaba a la «Naranja Mecánica» del binomio Cruyff-Michels. En palabras de su entrenador y co-creador, Carlos Peucelle, la Maquina de River jugaba 1-10, esto es, 1 arquero y 10 jugadores de campo, por lo que todos atacaban y todos defendían. En ambos casos el objetivo era el mismo, romper con la excesivamente sencilla y estereotipada WM.

Esta ansia rupturista tienen su germen en el mismo concepto original tras el sistema. Recordemos que ya en Filogénesis 6 hablabamos del lema de Chapman: «safety first» (la seguridad primero). Frase que ejemplifica que la WM era, principalmente, un método de defensa seguro [4] y fácil de implantar, pero que limitaba en exceso las posibilidades de los atacantes. Esto último se debía a que al no moverse nadie de la zona defensa-ataque, en cada una de ellas había siempre un emparejamiento fijo impidiendo los desmarques de los delanteros.

Fue precisamente por esto que los países latinos se constituyeron inicialmente en grandes detractores del invento de Chapman, pues consideraban que este sistema limitaba su creatividad y espontaneidad natural. Y parte de razón tenían. No hay más que ver como el método llevaba aparejado un tipo de delantero centro, alto y fornido, cuyo principal objetivo era, exclusivamente, remachar el balón en dirección a la puerta o a los veloces extremos.

Es por esto que las llegadas de los primeros jugadores que desafiaron este modelo causó sensación.

5.2 EL DELANTERO CENTRO MUTANTE

Minutos antes de enfrentar a Brasil en el Maracaná por la final de la Copa del Mundo de 1950, le preguntan al uruguayo Obdulio Varela: “Varela, ¿tiene miedo de enfrentarse con los delanteros brasileños?. El uruguayo, con una sonrisa, respondió: ¿miedo yo?… Ustedes se olvidan que yo me enfrenté muchas veces con Pedernera… y como él, no hay nadie”. Esa final la ganaron sorpresivamente los uruguayos y la principal novedad táctica fue la reconversión de un atacante en centrocampista ofensivo. Como los que nos siguen recordarán Pedernera fue, junto a René Pontoni, el primer gran delantero centro retrasado latinoamericano [5] del mismo modo que el dúo Péter Palotás y Nándor Hidegkuti (cuarta foto) lo fueron del panorama europeo.

La variante del delantero centro solo fue una más de las aplicadas por el equipo magyar, pero es sin duda la más recordada. La variante del delantero centro creaba multitud de espacios.Con esta estrategia se pretendía generar espacios para las llegadas de los dos interiores (Puskas y Kocsis) así como para el volante ofensivo (el genial Bozsik). La base teórica es que ante la presión del marcaje si retrocedes obligas al defensor a plantearse si quiere seguirte, y dejar un espacio libre, o permanecer en su zona, permitiendo que controles y te muevas sin oposición. Pero en todo caso el sistema funcionaba gracias a las habilidades técnicas y atléticas de los integrantes de la selección húngara.

Los astutos magyares intercambiaban sus posiciones constantemente para confundir a su adversarios, a la vez que daban mucha velocidad al juego a través de sus pases, cortos o largos pero siempre de gran precisión. Este estilo de juego causó tan hondo impacto en los jugadores ingleses que llegaron a definirlo de telepático, puesto que siempre sabían donde situarse para recibir el balón. Como posteriormente haría el Real Madrid de Di Stefano, el Ajax de Cruyff o el Brasil de Pele, los húngaros pretendían dominar el juego controlando la codiciada «zona media», algo que también estaba presente en la WM de Chapman, y que se podía reforzar retrasando atacantes estratégicamente o adelantando defensas como luego haría el Inter de Herrera y Facchetii o el Bayern Munich de Franz Beckenbauer.

 

[1] Gracias a los torneos que inventó Meisl, como la Copa Mitropa o la Copa Doctor Gerö, los equipos transalpinos llevaban años compitiendo con las potencias del Danubio. Ver F5.

[2] Que nadie se ofenda por lo de «putativos». Nos acogemos a la frase del propio Peucelle de que «La Maquina» fue una invención de: «(…)doña Rosa, la mamá de Adolfo Pedernera».

[3] Originariamente Gusztav Sebes, a la sazón seleccionador húngaro, lo llamaba «fútbol socialista» debido a su alto nivel de compromiso ideológico con este sistema. Pero en entrevistas posteriores el propio Ferenc Puskas, capitán y mejor jugador del equipo, citaba al conjunto como primer ejemplo del «fútbol total».

[4] De hecho la tradición dice que aquí en España lo introdujo Benito Díaz, también importador del cerrojo y antecesor directo de Javier Clemente en una imaginaria escala evolutiva de técnicos defensivos y vascuences.

[5] Como ya publicamos en su día se puede considerar que José Piendibene fue el primer delantero centro latino conductor de juego, aunque es difícil que supusiese un real antecedente para los jugadores argentinos de los años 40.


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