La reanudación fue distinta. Leo encadenó tres slaloms, su equipo adelantó líneas y Soldado quedó desconectado, lo que dio al Barça 25 minutos muy ricos para incluso sentenciar la eliminatoria. Consumido ese tiempo Emery invirtió las posiciones de Alba y Mathieu, pasando el francés al extremo y el español al lateral. Es la configuración que más daña al Barcelona, pues Alba desactiva la presión en salida y Mathieu obliga al 2 culé a llegar lejísimos, hasta el córner, una pesadilla para un equipo que defiende tan arriba. Y así, tan fácil, el partido volvió a cambiar, y Pep encajó el pitido final mejor que Unai. Seguirán en 6 días.
Por enésima vez, Jordi Alba y Mathieu fueron un problema para Guardiola. Algo de psicológico debe haber aquí ya, porque sin ánimo de infravalorar a los dos zurdos, el peso que tienen en cada Valencia-Barça no les corresponde. En pos de reducirlo, y en una decisión muy en la línea de lo visto el sábado pasado en Villarreal, Pep optó por cerrar el carril derecho con su defensor más fiable, Puyol, y clavó a Cuenca bien abierto y arriba para sujetar las subidas del lateral ché. La verdad, tampoco ésta funcionó, y la genuina pareja terminó creando el único peligro originado por méritos propios que vio Mestalla en la primera mitad.
DBEcos 25 marzo, 2012
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