Hay quien dice que el eco del silencioso Maracaná de 1950 todavía está impregnado en el estadio. Que si uno afina lo suficiente el oído puede incluso escuchar algún lamento lejano y que si cierra los ojos podrá sentir en el pecho la zozobra que invadió a tanta gente en ese instante tan fugaz como eterno. La solemne escena de la derrota configura uno de los momentos más nobles y conmovedores de la humanidad. Las grandes derrotas van más allá y logran traslucir el alma en su estado más puro y más bello. No hay en las victorias componente tan sublime como ese.
Esta noche, en Turín, habrá un gran ganador.
Pensemos en Jorge Jesús llorando desconsolado tras la final de Copa que su equipo perdió ante el Guimaraes. Él, con su figuraEn 2013 Jorge Jesus vivió un terrible fin de temporada de rockero venido a menos por el paso de los años, vio la ilusión de un triunfo colosal derrumbarse como dominó en tan sólo dos semanas. Cuando rozaba un trébol legendario, el Chelsea, el Porto y el Guimaraes le arrebataron al Benfica la vida y lo expusieron desnudo a nuestros ojos. El interior de un club maldito desbordado por el shock del fracaso. En los anales de la memoria esa imagen quedó grabada con una intensidad tres veces más grande que los títulos que alzaron quiénes vencieron.
Otra es la historia de los hombres pequeños, aquellos que nunca han volado lo suficientemente alto como para que el sol les derrita sus alas de cera. En la soledad del anonimato, Unai Emery ha disfrutado toda su vida de placeres pequeños. Ascensos, clasificaciones, empates o triunfos ante los equipos más grandes. Recuerdos que sin duda vale la pena salvaguardar, pero que no erizarán la piel cuando alguien no vinculado a la aventura piense en ellos en algún tiempo lejano.
La final de esta noche romperá el paradigma existencial de alguno de los dos. Mientras Jorge Jesús luchará no sólo ante el Sevilla, sino ante el pasado cercano y el legado de Guttman, Emery irá a Turín sin más carga que la de su propia ambición. Hoy uno de los dos dejará atrás el estigma de perdedor y eso es algo que también puede inspirar altísima belleza. La pelota decidirá.
Jose 14 mayo, 2014
Tiene que llegar un día que a Emery le surja un proyecto acorde a su calidad como técnico, bien sea de seleccionador o bien en un equipo "grande" (si ofender a la afición del Sevilla, me refiero a equipos "top" que diría el Especial)