Celta de Vigo y Real Sociedad son dos equipos de virtudes y defectos muy marcados. Los donostiarras perdieron hace meses la capacidad de ser creativos a través de su posesión. Faltaba calidad en su medular, así que la solución fue elaborar uno de los mejores contragolpes del campeonato. En el caso del Celta, lo suyo es justo lo contrario: disfrutan arriesgando con el balón, tanto al sacarlo como al tenerlo muy arriba. Conocidos estos ingredientes, lo sucedido ayer en Balaídos resulta aún más sorprendente.
El Celta reunió mucha más fe y convicción que la Real Sociedad
Los primeros quince minutos fueron muy raros. Sin saber por qué, la Real (4-2-3-1 con Agirretxe de 9 y Zurutuza y Bergara en el doble pivote) produjo un buen puñado de ocasiones que pudieron acabar con el partido. Vimos subir a José Ángel, regatear a Vela y rematar a Íñigo. También vimos bastante al goleador Canales, marcado por un Fontás al que le costaba seguirle. Todo eso estuvo ahí, pero no parecía suficiente como para casi liquidar el encuentro. La Real no estaba jugando tan bien. Fallaba el Celta y su salida de balón.
La corrección de Luis Enrique llegó sobre el cuarto de hora. Augusto y Rafinha intercambiaron sus posiciones, pasando el argentino al extremo y Alcántara al puesto de interior. En el centro del campo se estaba viviendoRafinha giró el partido al 100% un dos contra dos (Bergara frente a Krohn-Dehli, Augusto ante Zurutuza) del que Augusto no estaba sacando nada pero que Rafinha sí explotó. Con sus armas habituales, el brasileño cambió todo. Lo mismo atraía gente y la soltaba al lado contrario que la liaba él solo. Su participación metió a Augusto en el choque y mareó a un Zurutuza que no sabía cómo defender su zona. Rafinha había hecho renacer al mejor Celta; el que hace el campo anchísimo con sus interiores (grandes diagonales de Krohn-Dehli) y presiona y recupera muy arriba.
La Real, ahogada, se quedó sin transición. Vela y Griezmann (extremos) tenían que bajar mucho a defender y en el centro faltaba fútbol para correr. Es la carencia base de esta Real, que localiza casi todo lo bueno arriba. Como ayer contaba con la presencia de un ariete, un balón largo frontal sirvió para que Griezmann anotara el 1-2. Marcador incoherente con lo visto sobre el césped, sí, pero no inexplicable. La defensa del Celta vive en el riesgo y tiene estas cosas.
Rafinha metió en el encuentro a un Celta que ya no se saldría
De hecho, al poco de volver de vestuarios, Aurtenetxe demostró con su expulsión que atrás los vigueses no van sobrados de nivel. Lucho recompuso a su grupo en un 4-4-1 con Fontás de central y Krohn-Dehli unos metros más atrás. Sentido el golpe de la expulsión y con la necesidad de empatar, el Celta dejó unos espacios terribles que la Real Sociedad explotó por pura clase individual. Si no definió la contienda fue porque Griezmann no es el de hace unos meses.
No obstante, el dominio nunca fue realista. El partido descansaba en las botas de dos hombres: Krohn-Dheli y Nolito. El danés, muy poco presionado, lanzaba fácil a la banda de un Nolito inspirado y muy peligroso, creador del empate a dos. La Real Sociedad defendía fatal su costado. Grave error, aunque quizás no el principal. Y es que lo que más llamó la atención fue lo poco que contraatacaron los visitantes para los huecos que había y la calidad que poseen. Todo nacía de conducciones eternas, no había pases previos y no se hallaba a Canales. A priori, el momento parecía idóneo para juntar sobre el verde a Rubén Pardo y Canales pero la lesión del segundo lo impidió. Cuando Pardo saltó al campo, el Celta ya estaba a punto de recoger lo que quería y lo que de sobra había merecido. Fueron mejores.
@cordobeh 13 abril, 2014
Lo que me quedó del partido es que la Real no jugó como equipo. Los de arriba se la jugaban -y fallaban las contras que daban los 3 puntos jugando contra diez- los del medio y atrás siendo sobrepasados cuando estaban en ventaja numérica y de marcador. Con el 1-2 al borde del descanso y la expulsión viguesa nada más volver, dieron el partido por ganado (siete remates para cada equipo tras la expulsión) y creo que por eso iban tan sobrados en las contras.
Y el Celta es el segundo peor local de la liga, así que el exceso de confianza (o desistir del reto del cuarto puesto) txuri urdin les premió con un punto les sabe a gloria de cara a la permanencia. Pero con esos riesgos de la defensa van a seguir tirando la moneda las jornadas que faltan y les resta por jugar equipos que se juegan el pellejo y saldrán a hacer sangre si les dejan esas oportunidades.