Rondón era una promesa del modesto fútbol venezolano que llevaba el «23» a la espalda en honor a Michael Jordan. Con 18 años firmó su primer contrato europeo con la UD Las Palmas, club en el que se dio a conocer en base a goles y un poderío físico muy llamativo. Dos temporadas después, el Málaga del entonces glamuroso jeque Al-Thani lo reclutó para su primer proyecto, el que dirigiría Jesualdo Ferreira e iba a lucir como gran arma la contra.
Rondón fue una revoluciónEl inicio fue irregular pero prometedor. Se notaba cierta inconsistencia atrás, pero Quincy Owusu-Abeyie y Eliseu por bandas y Rondón en el centro del ataque de aquel 4-3-3 mostraban una velocidad y una determinación que hacían vaticinar un curso, cuando menos, tranquilo en La Rosaleda. En particular lo de Rondón fue tremendo, quedando sobre todo en la retina su enfrentamiento contra el Cata Díaz, uno de los centrales más fieros de la competición, en la cuarta jornada. Le ganó todos los cuerpeos en situación de juego directo, lo sacó a banda, lo regateó con bicicletas impropias de su voluminosa musculatura y le marcó un golazo made in Diego Costa. En apenas un mes, Málaga se convenció de que Rondón no le duraría más de nueve. Se lo llevaría un grande. Era un caramelo. Pero tras la visita del Madrid, cayó lesionado.
La lesión de Rondón, indirectamente, llevó a Pellegrini al Málaga.
Aquella lesión cambió la historia de La Rosaleda. El rapidísimo Málaga de Ferreira dejó de tener sentido sin su súper «9», no había quien fijase a los centrales para que Eliseu y Quincy matasen a sus abandonados laterales, no había quien rematase sus centros, no había quien bajase los balones largos de la zaga y no estaba el jugador que, en resumen, parecía estar por encima de la categoría. Sin coherencia táctica ni calidad extra, el equipo se derrumbó, Jesualdo fue destituido y llegó a la Costa del Sol… Manuel Pellegrini. El Rondón estelar nunca volvería.
Baptista y Salo, enorme tándemPero sí volvió un Rondón excelente. Digamos que ya no volvería a parecer un proyecto de crack mundial como en su aterrizaje, pero sí, de sobra, un delantero para jugar la Champions League edición tras edición. Lo que ocurrió es que el equipo de Pellegrini dejó de ser suyo para pasar a ser de Julio Baptista, fichado en el mercado invernal. Pellegrini creó un 4-3-1-2 con Apoño, Recio, Duda y Baptista en el rombo. Así, sus puntas, Rondón y Seba, fueron más instrumentos de Julio que protagonistas directos, y aunque Salo siguió seduciendo con su calidad regateadora cayendo a banda izquierda, el ceder el carril central le restó grandeza.
El Málaga del rombo encadenó cinco victorias consecutivas y se salvó de un descenso que parecía seguro a dos meses del fin. El 0-3 contra el Atlético de Quique Flores, Kun Agüero y ¡Diego Costa! fue quizá su mejor noche. La exhibición física de Rondón y Baptista ante Filipe Luis, Godín, Perea y Ujfalusi dejó huella. Como la de Cazorla, Isco y Joaquín al año siguiente pese a no ganar. Aunque ésa otra fue muy distinta.
El «passing game» de Cazorla, Isco y Joaquín perjudicó a Salo.
Tras la permanencia, el Málaga incorporó, entre otros, a Demichelis, Monreal, Toulalan, Cazorla, Joaquín, Isco y Van Nistelrooy, y con esa plantilla diferente y más adaptada al gusto de Manuel Pellegrini, el chileno cambió su juego directo por un pase-pase que tardó en cuajar pero que desde el primer día ahogó a Salomón. El sistema malaguista, fuese el 4-2-3-1 o el 4-2-2-2, dejaba sin espacios al punta venezolano porque el Málaga siempre tenía la pelota y, casi siempre, con poco ritmo. Nunca acabó de descifrar aquella nueva realidad, por más que El Ingeniero insistiera en que, en los entrenamientos, Van Nistelrooy le estaba enseñando a moverse. Rondón parecía nervioso en los partidos, era pura frustración demasiado a menudo. Terminó rindiendo porque innegablemente sabía hacer cosas con el balón, por ejemplo su brutal (brutal) remate de cabeza dio réditos, pero se le cayó el halo de astro de su primera temporada. Ahora bien, en su última noche como boquerón, en un Málaga-Sporting en el que unos debían ganar o ganar para meterse en Champions y otros ganar y esperar para salvar la categoría, Salomón anotó el único tanto, uno de los más relevantes para la grada de La Rosaleda. A propósito, aquel día, mientras la gente veía que a Cazorla y a Joaquín les podía la situación, el joven Isco Alarcón (19 años) dio el primero de los seis recitales bajo presión que daría en los siguientes 12 meses. Fue verdaderamente impresionante.
Hoy debutará en la Champions League en el Zenit de Spalletti.
La crisis económica e institucional del Málaga obligó a vender a alguno de sus principales activos y, después de que Pellegrini priorizase la continuidad de Isco -alegando que quedárselo un año más era como una inversión económica para que sus jefes aprobasen su decisión-, Rondón abandonó el club junto a Santi Cazorla. Fichó por el Rubin Kazan y cayó en manos de Kurban Berdyev, el entrenador del Rosario en sus manos, que organizó un equipo de repliegue y contra en el que la jugada fetiche era el pase en profundidad de Natcho o Eremenko a la carrera del venezolano. Recuperó las sensaciones que perdió al lado de Cazorla, Isco y Joaquín y se ganó su fichaje por el Zenit de San Petersburgo. Y se espera que hoy debute en la Liga de Campeones contra el Borussia Dortmund.
@migquintana 25 febrero, 2014
Madre mía. Yo estuve en ese 0-3 del Málaga en el Atlético y puedo decir que no pude flipar más en directo con la superioridad física de Rondón y Julio Baptistao. En serio, fue bárbaro. Estaba en una posición bastante elevada del campo y desde ahí sólo se veían las espaldas de estos dos monstruos. Pero es que, claro, encima los tíos te caían a banda, la pisaban, te desbordaban y generaban muchísimo peligro. El Málaga se jugaba la vida ese día, pero yo me quedo con ese impacto visual. Fue bestial.
Por cierto, no soy demasiado optimista con este Zenit – Dortmund. Los primeros me parecen el equipo más extraño y anárquico de los que quedan en Champions. No hay por donde cogerlos, pese a que este año pareciera que habían mejorado al principio. Y los segundos… pues ya sabéis todos la historia. Encima, ahora se ha lesionado Sven Bender dos meses. Aunque, bueno, siempre nos quedará Lewandowski.