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El amigo del capitán #yomequedoencasa


Enric González le dedicó varios capítulos de su libro ‘Historias del Calcio’ a nuestro personaje. Y eso ya lo dice todo: no existe mejor homenaje para un jugador que una columna firmada por el maestro.

La historia de este futbolista es la de aquel que pudo haberlo sido todo, con un lugar destacadísimo entre los mejores, y en cambio acabó conformándose con ser la mitad -y siendo benévolos, porque posiblemente ni eso- de lo que su fútbol le hubiese permitido. Este jugador, oficialmente delantero aunque oficiosamente tendrá un currículo para el que no hay grapa ni clip que se le resista, retirado hace no demasiado tiempo, llamó la atención de todo el mundo hace ya más de quince años por su personalidad dentro y fuera del campo. De lo que sucedió fuera no vamos a hablar en este texto, porque no conocemos ni la mitad y porque si lo supiésemos seguramente daría para un serial con bastantes capítulos, pero lamentablemente para todos (y, por supuesto, para él más que nadie) lo que dejó sobre el campo no ocuparía muchos minutos de la trama si es que Netflix o Amazon se lanzasen a hacer un documental sobre este fantástico delantero. (Que por cierto, si hay alguien ahora mismo trabajando en ello, es el momento de lanzarlo).

Durante el tiempo que estuvo en España se publicaron cientos de cosas. Y de hecho, de vez en cuando, aún se sigue recurriendo a su figura para rememorar viejos tiempos o hablar de alguien en el presente, porque su nombre (o mejor dicho, su primer apellido) pasó a ser un adjetivo mundialmente reconocido. Porque el caso de este futbolista será siempre recordado como uno de los mayores ‘sí pero no’ de toda la historia. En su favor ha de decirse que toda la literatura publicada en su nombre no siempre ha sido justa con él. Sobre todo aquella que hace referencia a su etapa cuando jugaba en su propio país. De esos años se han escrito muchos textos, y gracias a él pusimos nombre en el mapa a una ciudad costera que cuenta con poco más de 300.000 habitantes. Pero durante un tiempo todos quisimos haber nacido allí para poder haber sido de mayores tan buenos como él. Porque, por encima de todas las cosas, él era un futbolista especial. Él era de los buenos, de verdad.

Hablamos de un atacante realmente talentoso con el balón

Especial fue siempre, pero especialmente al principio y al final de su carrera. Enric González escribía con pasión su nombre en sus columnas como corresponsal. De él dijo que era el mejor amigo del capitán de su equipo, que además durante un tiempo estuvo considerado posiblemente como el mejor del mundo, y con el que ganó su primer título a nivel profesional. Y en él puso el ojo para advertir que su fútbol, escrito en verso, podría estar dramáticamente maldito. La calidad técnica de este tipo siempre estuvo muy por delante de los códigos que comprendieron el fútbol en aquellos años. Y raro sería que hoy, casi dos décadas después de todo aquello, en algo pudiese desentonar en los mejores (clubes) y jugando con los mejores (futbolistas). “Un tipo como él no puede crear tanta belleza y quedar impune”. Y razón no le faltó a Enric. Hizo goles, levantó trofeos… y para siempre dejará el recuerdo de que, cuando quería, jugaba como el mejor. Cosas de los genios. Todavía hoy, ya retirado y completamente alejado del campo y el banquillo, y del sol en los ‘entrenos’, él sigue pagando la penitencia.


7 comentarios

  • Martín Seijas 18 marzo, 2020

    De hecho, su mejor amigo ha dicho alguna que otra vez que es el mejor futbolista con el que ha jugado, que ya son palabras mayores. También sabido es que le pidió que no dejara el equipo, un consejo que aún hoy es sabido que se arrepiente de no seguir. Talento como pocos y claro ejemplo de que la cabeza es tan importante como cualquier otra cosa en el fútbol.

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  • AArroyer 18 marzo, 2020

    @Martin Seijas

    No estaba preparado para la presión y la profesionalidad. Curiosamente rindió más y mejor en las dos etapas más alejadas de grandes objetivos, la primera y la útlima, digamos. Cuando jugó en España… fue indescriptible todo.

    Era un talento innato para el fútbol. Patrimonio histórico.

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  • Juan Rodríguez 18 marzo, 2020

    Pero es que estaba un poquito gordo siempre. Y no tenía un tren inferior tan potente como para asumir esos kilos de más, como los han tenido otros pancitas (Ronaldo, Romario)

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  • Balotelli8 18 marzo, 2020

    El de hoy no podía ser más fácil, Adri… Delantero, del Calcio, una vida intensa fuera de los terrenos de juego y un talento increíble que nunca explotó todo lo que tenía dentro….

    ¡Evidentemente, hablamos de Mario Balotelli!

    Menuda foto habéis puesto para despistar…

    😀

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  • Balotelli8 18 marzo, 2020

    Ya hecha la broma, hablemos de ese genio de Bari que me dejó tantas veces ojiplático durante mi adolescencia… Por lo que hacía en el campo y fuera de él.

    ¿Qué habría sido este chico si hubiera querido entrenar? La misma pregunta que en España todos los futboleros se hacían pensando en José María Gutiérrez, en el país transalpino la hacían con este rubicundo bien alimentado, cuya sonrisa perenne y despreocupada delataba su origen no ya humilde, sino prácticamente vagabundesco y delincuente. Una oda a aquello de que un futbolista es, como cualquier otro ser humano aunque a veces lo olvidemos, víctima de sus circunstancias. Y es que es imposible desligar según qué cosas entre la persona y el profesional. Él mismo ha dicho en multitud de entrevistas, en las que bordea el surrealismo, que de no haber sido futbolista, habría tenido el destino que tuvieron sus propios amigos del barrio donde se crió, donde la mayoría de ellos estaban cumpliendo condena. Ese es el nivel.

    Hasta jugadores con una pesonalidad tan dispar a la suya como fue Raúl González, o entrenadores como Capello, se rindieron a su talento públicamente. Sólo había que verle controlar un balón para saber que estábamos ante un tipo de jugador diferente. Además de destilar cada vez que encaraba a un rival ese fútbol de calle, cada vez menos habitual, tan poco académico y sin embargo, tan diferencial. En ese sentido, y por comparar su fútbol con algún jugador actual, su talento tan brutal y a la vez simple y callejero me recuerda a Iago Aspas. Y quizá, igual que a este, le habría venido mejor hacer carrera en un club pequeño, familiar y en el que fuera el rey, mejor que acercarse a los grandes focos. A este tipo de personalidades tan emocionales, estar lejos de la tierra les hace perderse. En muchos sentidos.

    Curiosamente, y quizá por esto último que comentaba, sus últimos años de regreso en Italia encontraron cierta estabilidad y madurez mental, y nos dejó algunas pinceladas serias sobre lo diferencial de su talento.

    En definitiva, no podemos hablar de un futbolista vividor; sino de un vividor que eventualmente, se puso a jugar al fútbol. Así de grande ha sido.

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  • Juan Rodríguez 18 marzo, 2020

    @Balotelli

    Qué bueno Guti. Yo diría que, junto a Iván de la Peña, el centrocampista español con más talento crea. tivo bruto de los últimos 40 años.

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  • herbaseca 19 marzo, 2020

    La química entre el capitán y el poeta inspiraron afirmaciones como estas:
    "Las jugadas de Totti y Cassano en el área son como los animales que dibujaba Picasso, o como las maderas pintadas de Brancusi. Tienen todos los atributos de la realidad y uno más, misterioso, que las eleva por encima de lo real. Son cosas que no se pueden describir y que hay que ver."*

    Tenía razón Enric González en ese texto porque la memoria idealiza, la literatura engrandece, pero ver de nuevo las imágenes que nos dejaron nos devuelve el impacto real del genio maldito de Bari: https://www.youtube.com/watch?v=ylxNMNX4S2o

    ¡Gracias Adrián por recordárnoslo!

    * Puede leerse el artículo completo aquí: https://elpais.com/diario/2005/01/31/deportes/110

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