Louis van Gaal y Pep Guardiola han entrenado al Bayern Munich en los tres últimos lustros, dos proyectos que acercaron al conjunto bávaro a una realidad de la que no quisieron ser ajenos, por más que sean uno de esos clubes tan sumamente grandes que les basta con mirar únicamente a su historia para ser competitivos y crear equipos potentes y reconocibles, sin la necesidad de adaptarse a lo que está pasando. Sin embargo, holandés y español son, en cierto modo, la confirmación de que el gigante alemán mira desde su atalaya lo que pasa ahí fuera. Años después, y con Heynckes o Ancelotti recogiendo el testigo, el Bayern vuelve a ser un equipo más directo y lineal, formado desde una suma de jugadores y no tanto sobre una idea colectiva. Y así van a luchar por los títulos.
No hay demasiados matices en este Bayern Munich 19-20
La marcha de Robben y Ribery fue el fin de una época, pero no de un estilo. Visitar el Allianz Arena mientras estos ocupaban sus bandas era quedar atrapado dentro del área como si fuera inevitable, frustrante sabiendo que harían todos los días de su vida la misma jugada veinte veces por partido. De tanta repetición, aquella pareja creó memoria y nostalgia, hasta el punto de que su delantero centro, este sí, ha estado completamente desligado de la evolución de la posición. Desde Luca Toni, pasando por Mario Mandzukic, Mario Gómez o Robert Lewandowski, el encargado de marcar los goles era consecuencia de lo que hacían francés y holandés por fuera. Tan incondicional era la apuesta que el mediapunta no tenía sentido que fuera creativo, así que ellos también lo eliminaron de la ecuación y metieron a Thomas Müller a cargar el área como ‘falso mediapunta’ del eterno 4-2-3-1.
Y en esas seguimos. Sigue Robert Lewandowski metiendo goles más que nunca, lo que ha llevado al Bayern a configurarse en estos dos últimos años de modo que le lleve a recordar el legado heredado tras la marcha de sus cracks y la vigencia goleadora de su delantero centro. Aterrizando en lo puramente futbolístico, es el Bayern actual una plantilla y un equipo eminentemente periférico, con una prominencia incuestionable por sus carriles exteriores. El conjunto bávaro inicia y termina las jugadas por las bandas el 75% del tiempo, por solo un 25% del carril central, donde prácticamente no hay nadie, llegando a dar 26 centros al área por encuentro (2º en Bundesliga) y 29 por partido en Champions League (1º). La verticalidad y el regate, en carrera o en parado, de Serge Gnabry, Kingsley Coman, Ivan Perisic, Joshua Kimmich cuando es lateral, David Alaba o el crecimiento de un Alphonso Davies cada vez más desequilibrante, han hecho del Bayern un equipo unidireccional.
Mientras siga Robert Lewandowski, habrá ‘un Robben y un Ribery’
El papel de Thiago Alcántara en los primeros pases, más director que organizador, en lugar de ’10’ como en la era de Ancelotti, y el papel de Coutinho o Goretzka en la mediapunta no son sino nuevas consecuencias de un modelo que resume el poder e influencia de dos leyendas del club. Y así va a ser el Bayern que luche en las eliminatorias, con muy poco juego interior, sin apenas diversificar la construcción de las jugadas, apoyándose, otra vez, en la eficacia de Lewandowski, en el buen momento de un Thomas Müller exterior, y en la capacidad de desequilibrio de sus hombres de banda. En el Allianz Arena se sigue jugando por fuera.
Andrés Madrid 11 febrero, 2020
Lo reconozco: En mi opinión, el delantero más sobrevalorado de Europa de la última década.