Como pasó con otros grandes dominadores, el Liverpool de Jürgen Klopp ha construido sus dominios desde todo punto de vista. Si a nivel de juego ha ido añadiendo registros a un plan principal reconocible, distinguido y ejecutado mejor que ningún otro que lo pudiera compartir o reproducir, es el valor competitivo de su grupo de jugadores, el aspecto mental como factor diferencial, que va desde el sentido de pertenencia hasta la creencia de ser mejor junto al alemán, el que le ha llevado a ir escalando hasta cosechar los títulos que se le escaparon hasta hace unos meses -dos finales europeas, una Liga con 97 puntos-. En el camino final que va desde clasificarse para Champions, ganar el título y jugar por ser el mejor equipo del mundo a nivel de títulos, el conjunto ‘red’ se midió ayer al Flamengo para ganar en la prórroga después de pasar 45 minutos completamente desapercibido.
Hay que partir en dos la final para no sólo poner en antecedentes sino para dar valor a lo que hace Flamengo al inicio, lo que no hace el Liverpool y lo que le sirve al campeón para ajustar en el descanso y crear el contexto justo para ponerse en disposición de ganarla. Son los primeros 45 minutos los que, de manera compartida, uno brillando y el otro desapareciendo, pues el conjunto inglés es quien más calidad tiene y quien no está a la altura, los que definen el plan que lleva a los brasileños a dominar en campo contrario. Bien es cierto que Firmino y Keita tienen dos ocasiones muy claras que podrían haber cambiado y quien sabe si finiquitado una final que por suerte llegó ajustada hasta su final, pero son los brasileños los que comparecen para lucir las virtudes que le han hecho acreedor de la Libertadores.
Flamengo domina con claridad la primera mitad; el Liverpool se queda paralizado
Poco a poco, minuto a minuto, el Flamengo encuentra en la amplitud de su sistema la primera gran clave táctica para superar las líneas del rival, cruzar también la divisoria y comenzar a meter todos sus hombres en campo contrario para sumar pases, asociaciones cortas y movimientos agresivos de sus puntas para gobernar el encuentro desde la pelota. El Liverpool, muy pasivo defensivamente, encuentra muchas dificultades para interpretar el ritmo al que quiere defender, lo que les va metiendo atrás pero en 4-3-3, y es en esa segunda línea, la de Oxlade-Chamberlain y Naby Keita, donde el Liverpool no llega a los costados. La poca concentración que transmite el tridente en sus esfuerzos defensivos permiten a Rafinha y Filipe superar esa altura y situarse a los lados de los interiores, creando un espacio a su espalda para De Arrascaeta, Ribeiro y Bruno Henrique donde sólo permanece Jordan Henderson. Así, pase a pase y movimiento a movimiento, es Alexander-Arnold el que queda fotografiado por defender solo y hacerlo desconectado del juego. Y nada cambiará hasta el minuto 40.
El Liverpool, paralizado a nivel defensivo y espacialmente en inferioridad por cómo ocupa su campo y acude a sus ayudas, ve a Flamengo como dominador, porque si además se suma que en ataque el Liverpool apenas reproduce la serie de trazos agresivos y diagonales sin balón para que sus puntas puedan influir dentro y libres, el asunto se completa para que el ‘Mengao’ se defienda con facilidad y reiniciando los ataques. Justificada su presencia en la final como un equipo supercomplementario y con un sistema de juego reconocible, que progresa como un montaje en cadena, basándose en las fortalezas de sus individualidades, es también cierto que al equipo brasileño le faltan dosis de calidad en sus hombres de ataque para romper la última línea inglesa. Falta imaginación, pura calidad y fluidez técnica para batir a Allison. Y ese tiempo no vuelve. El Liverpool, tras el descanso, arranca.
La reacción ‘red’ es consecuente con su competitividad: si acelera, siempre tiene posibilidad de ganar
Y es su inconfundible ataque ‘sindical’, donde atacan todos como unidad, lo que va a llevar al Liverpool a crear las ocasiones más claras. La entrada de Lallana ya explica la primera intención de darle un punto de mayor sensibilidad en el enlace de las jugadas para progresar. La determinación que está mostrando Oxlade en sus comparecencias no tuvo apenas incidencia en la noche de ayer, lo que llevó al germano a imaginar otra idea para la conexión con sus puntas, llevando a Mané a ser la profundidad sin balón entre centrales en muchas más jugadas. El Liverpool no busca un dominio total desde la elaboración pero sí se comprueba fácilmente cómo activa mucho más su protagonismo defensivo para comenzar a cabalgar y a ocupar el área con muchísima más gente, como así lo atestiguan las ocasiones más claras. Cuando los ingleses acuden a la frontal y por los costados con mucha gente, el Flamengo se rompe en dos y lo pasa realmente mal.
Pero también debe apuntarse que la dirección de campo de Jorge Jesús no encuentra un efecto concreto a la hora de recuperar el dominio, lo que lleva el encuentro a una zona en la que la diferencia de calidad y físico va a marcar el gran punto de inflexión. Una contra trazada sin balón por Mané y finalizada por Roberto Firmino va a darle al Liverpool la Copa que corona su imponente 2019. Es una jugada que les pertenece: pase largo, velocidad punta y momento de pausa en el área para poner un broche que despojando de táctica o fútbol a su explicación viste al Liverpool de mejor equipo del mundo: sólo estos equipos se pueden permitir una desconexión tan grande y no sólo no recibir ni una gran ocasión de gol sino la opción de para pegarse una torta en la cara, espabilar y ganar un partido por puro merecimiento, y que añade otra muesca al palmarés de un entrenador al que no se le estaba haciendo justicia por títulos lo que ha creado como técnico, histórico a todas luces.
Rodrigo 22 diciembre, 2019
Es una lástima que la permanente y creciente fuga de talentos sudamericanos hacia Europa le hayan hecho perder el brillo a esta instancia. Parece que hace falta un milagro para que nuestro maltrecho fútbol sudamericano vuelva a reinar en el mundo, aunque ayer Flamengo demostró que si se juega con seriedad y concentración se le puede competir a cualquiera. Flamengo con Jorge Jesús es de los pocos equipos a nivel continental que se puede decir tiene una idea definida de juego, sabe lo que quiere y como llegar a ello, y eso complicó a un Liverpool que entró a un ritmo harto mas bajo que el que despliega habitualmente. Luego Liverpool subió el ritmo, aunque sin llegar a meterse en el partido propiamente tal, y Flamengo padeció el diferencial físico y técnico que por ahora parece imposible de sortear para nuestros clubes. Bien los centrales del Fla que entre su desorden lograron apagar casi casi todos los incendios y aplausos para Rafinha que tuvo un despliegue conmovedor. Los "europeos" del conjunto nrasileño (Diego Alves, Diego Ribas, Rafinha y Filipe) fueron una muestra tambien de la diferencia de categoría que da jugar en el viejo continente, a diferencia de jugadores como Gabriel Barbosa o De Arrascaeta que no fueron capaces de hacerse notar en el juego.
En fin, sudamerica necesita subir los estándares de la dirección técnica y de la preparación física si quiere al menos poder plantarse como Flamengo ayer. Si quiere volver a soñar con la copa, debe revertir el proceso de fuga de talentos. No me refiero a que dejen de ir a Europa, pero lograrlos retenee al menos hasta que logren dejar algo en sus equipos de origen. Actualmente por cualquier jugador sudamericano que sea joven y tenga seis meses buenos, llega un equipo europeo que pone un par de millones de euros sobre la mesa y se lleva jóvenes de 18-20 años que ni a madurar ligeramente alcanzan. Así está dificil.