Durante su etapa como entrenador del Celtic de Glasgow, Brendan Rodgers mantuvo un tira y afloja con algunos campos de Escocia, en especial en sus enfrentamientos con el Hearts, tanto en el Murrayfield Stadium como en Tynecastle, a raiz de vigilar y demandar un corte del césped acorde a los parámetros de la UEFA, consistente en dejar el pasto en un máximo de 24 milímetros de altura. Este detalle explica, a escala, lo que siempre ha pretendido el norirlandés allá por donde ha pasado, intentando controlar todas las variables que fueran necesarias para garantizar que sus ideas anclaran entre sus futbolistas. Una necesidad que ahora mismo, en el King Power Stadium, además de favorecer su identidad futbolística, basada en el pase corto y raso, está recuperando una escena muy ligada a la competitividad del club en los últimos años: ver a Jamie Vardy acudir hacia el banderín, tirarse de rodillas y deslizarse por el césped alfombrado durante varios metros, para disfrute y gloria de su afición.
No en vano, hay que tener una gran personalidad y convicción, como en todos los entrenadores que inician su interpretación y construcción de equipos a través de una idea concreta y no tanto del talento del futbolista, para darle la vuelta a un equipo que, si bien con otras piezas, sí con los mismos genes, levantó la Premier League más sorprendente de la historia desde una idea alejadísima de la actual. A punto de cumplirse un tercio del campeonato, el Leicester City de Brendan Rodgers está haciendo determinadas cosas realmente interesantes, que no solo le han permitido potenciar el atractivo talento de algunos de sus futbolistas sino volver a representar una amenaza real, otra más, para quienes busquen clasificarse para la próxima edición de la Liga de Campeones, si bien aspirar al título suena ahora mismo una empresa impensable y un objetivo no realista para sus posibilidades.
El Leicester City sigue corriendo pero ataca con más matices y planes de juego
Pero, ¿qué ha ocurrido para que habiendo ya enfrentado a Liverpool, Chelsea, Manchester United, Tottenham o Arsenal, los Foxes sean segundos en el campeonato habiendo ganado versatilidad ofensiva sin perder la agresividad y el dinamismo de su pasado campeón?. La primera de las consideraciones reside en la flexibilidad que está adoptando Rodgers dentro de su esencia como entrenador. Avanzado cruyffista pero moldeado en el Chelsea de José Mourinho, el técnico norirlandés está dando continuidad a dos ideas muy importantes y muy características en toda su trayectoria. Una primera en la que no aparta ninguna de las cuatro fases del juego, siendo muy competitivo en todas, pero dando especial relevancia a la fase ofensiva más posicional: una fase troncal, tres obligatorias. Y una segunda idea, consecutiva a la principal, consistente en que esta fase del juego sea muy ortodoxa en el fondo pero muy vertical en sus formas, como si la película que se está filmando se transmita a una velocidad 2x. Así, sus jugadores se posicionan con mucha ambición sobre el campo, desplegados por delante del balón como mandan los cánones del juego de posición pero interaccionando con mucha agilidad. Ritmo calmado en el primer pase, movimientos muy rápidos y agresivos en el último de ellos. Con un ‘XI’ tipo asentadísimo, el Leicester se dibuja en 4-1-4-1, en el que sus centrales, Johnny Evans y Çağlar Söyüncü, se responsabilizan de avanzar y tomar la primera decisión. El mediocentro del equipo, Wilfred Ndidi, acostumbra a ubicarse a espalda de la dupla de delanteros del rival, nunca viene a recibir la pelota ni a dibujar una línea de pase. Su misión es dar espacio a los interiores, Maddison y Tielemans, que esperan entre líneas, fijando su posición, para poder recibir infiltrados. Si el rival tapa dentro, los centrales buscan fuera, donde Chilwell y Pereira pisan la cal para que el juego siempre encuentre escapatoria y continuidad. Allí, en los costados, como vemos en la fotografía del campo, el equipo realiza automatismos clásicos de quienes crean superioridad alrededor del balón: interior recibe bien perfilado, cede el espacio para el fuera-dentro sin balón del extremo, quien libera la posición de extremo para la subida del lateral. El colectivo gana campo contrario y busca el lado débil donde extremo y lateral están repartiéndose la zona interior con la amplitud. Barnes comienza abierto pero viene dentro para generar atenciones con las que Pereira intervenga en la jugada con cierto aclarado.
Rodgers le ha dado una capa más a la estructura, sin que los jugadores se vean limitados
Una vez la pelota ha ganado el costado derecho, el área se ocupa con bastantes efectivos. A saber: extremo del sector izquierdo -Barnes-, delantero centro -Vardy- e interior izquierdo -Maddison, se asoman a las tres zonas de remate para agredir al rival y generar peligro. Esta capacidad para avanzar desde la pelota y verticalizar desde el movimiento está ofreciendo al Leicester una serie de posibilidades muy consecuentes y fluidos para sus futbolistas, de naturaleza vertical y de buen trato en la recepción, giro y asociación. La capacidad, muy rápida, de Brendan Rodgers para que su equipo hable por él tanto como por sus futbolistas, asignando roles que permitan brillar a la mayoría de ellos, han hecho despegar la competitividad de un equipo que no renuncia, por otro lado, y mirando hacia las individualidades, a otro tipo de escenarios. La increíble frecuencia e insistencia de Jamie Vardy para aniquilar a la espalda, con Tielemans y Maddison o Ayoze como lanzadores o condcutores, convierten al Leicester en un equipo peligrosísimo con marcador a favor. No en vano, Rodgers ha adoptado un papel más sombrío y agazapado cuando se ha enfrentado a los mejores del campeonato, mostrando capacidad de adaptación y consciencia colectiva para enfocar su plan de partido hacia la respuesta en lugar de hacia la pregunta. Ese reconocmiento propio, que no deja de seguir potenciando virtudes, y el buen hacer de su zaga para competir ante la máxima exigencia, con Söyüncü como gran revelación, han hecho del Leicester City tan venenoso como lo ha sido recientemente, y tan flexible y fluido como corresponde a un equipo del siempre estimulante modelo de juego de Brendan Rodgers.
Higan 14 noviembre, 2019
Da gusto ver jugar a este Leicester. Para mí tiene mejor equipo que el que gano la Premier. Aquel tenía a un gran bloque compacto y 3 individualidades (Vardy, Kanté y Mahrez) que estuvieron en un estado de forma irrepetible, enchufadísimos toda la temporada.
Este, sin embargo, tiene una idea de juego mucho más atrevida y con jugadores para poder llevarla a cabo. El Leicester campeón se baso en un bloque bajo con buena defensa, un tipo como Kanté capaz de multiplicarse y a correr al espacio con Mahrez y Vardy que estaban pletóricos. Este tiene un sistema defensivo bueno y se basa en tener el balón, buscar el punto débil del rival y martillearlo hasta que caiga.
Ha encontrado muy buenos jugadores como Maddison y Tielemnas que son un gustazo. Y sus laterales, posiblemente la segunda mejor pareja de las premier (tras los del Liverpool) y top5 del mundo casi seguro.
Los veo dando guerra a los grandes toda la temporada, ya han tumbado a United y Arsenal, y un penalty tonto en el 93 les privó del empate en Anfield. Ganas de ver el Leicester – City porque pinta a partidazo.
Para finalizar el comentario me gustaría hablar de Vardy, máximo goleador de la Premier en 2019. Está a un nivel increible, y lo que me flipa de Rodgers es que haya conseguido que se involucre en el juego. No es una maravilla en el juego asociativo, no tiene ese último toque, pero sabe leer muy bien las jugadas y donde tiene que estar, algo que no esperaba de aquel Vardy de 2016 que era pura velocidad al espacio+ remate. Ha conseguido una evolución en Jamie que lo ha hecho ser aun mejor, y acercar a Vardy a números de maximo goledor de la Premier y que además esté acoplado a tu sistema, te acerca muucho a los mejores de la liga. Si no fuera por los dos monstruos que hay en la Premier, vería a los foxes candidatos al título. En Champions los veo casi seguros. Esperemos que no les desmantelen el equipo y pueden seguir mejorando.
Siento la parrafada (pero es que adoro a este equipo). Articulazo chicos! 😉