La cera que ya arde

Lucas Ocampos llevaba bastantes semanas preparándose para esa misma acción. La del dos a uno ante la Real Sociedad. El futbolista argentino es uno de los nombres propios en este arranque de curso, pero ya no solo del Sevilla FC sino de LaLiga en su totalidad. Y ante el cuadro txuri-urdin, en un momento trascendental del partido, demostró que además de ritmo, verticalidad y profundidad desde el costado, su pie derecho está más que capacitado para otorgarse a sí mismo, con el tiempo y el espacio necesarios, las ocasiones que el equipo no le está garantizando a través de la pizarra. Porque el cuadro de Julen Lopetegui, superior a su rival anoche en el Sánchez-Pizjuán, es un equipo que entre sus mecanismos en salida de balón, la profundidad lateral de sus dos laterales, Reguilón y Jesús Navas, y el peso de sus interiores, Banega y Joan Jordán, no ha encontrado aún el modo de potenciar a los dos futbolistas que más veces pisan el área rival por partido: Luuk de Jong y Ocampos.

El Sevilla consiguió desarmar a la Real Sociedad desde su pizarra

Sevilla y Real Sociedad plantearon ayer en Nervión un partido con multitud de matices tácticos. De la presión adelantada de la Real Sociedad, con la que consiguió ponerse por delante en el marcador al poco de comenzar el encuentro; a la respuesta del Sevilla, con la cual consiguió llevar atrás a su rival, impidiendo que pudiese desplegarse al espacio; al último tramo de la noche en el que la Real acabó con un rombo en su mediocampo, con Merino -pivote- por detrás de Oyarzabal -izquierda-, Odegaard -derecha- y Portu -mediapunta; en el vértice superior del propio rombo-, por detrás de Willian José e Isak, y el Sevilla atacando a campo abierto, apoyándose en los desmarques de apoyo de Luuk de Jong y corriendo a partir de Reguilón, Navas y el propio Ocampos en campo contrario. Una victoria importantísima para el Sevilla FC después de sus pinchazos seguidos ante el Real Madrid y SD Eibar.

Aunque más importante si cabe que el fondo fue la forma. Porque el Sevilla, obligado a remontar desde bien pronto, debió afrontar diferentes escenarios a lo largo de la noche que no hicieron sino reforzar sus certezas -individuales y colectivas- que ya conocemos. De la presión en campo contrario de la primera mitad, con Óliver Torres -izquierda- y Éver Banega -derecha- como interiores en mediocampo, el Sevilla pasó a una propuesta más reactiva en la segunda, robando lejos del área rival y estirándose a partir de los apoyos y la velocidad de sus principales puntales ofensivos. Sin embargo, ocurre que entre las muchas cosas que aún no conocemos de este equipo, Lopetegui no tiene aún la fórmula -o las fórmulas, en plural- de activar al ‘9’ y su extremo derecho en el área.

De Jong y Ocampos no está potenciados aún a nivel táctico

Porque tanto De Jong como Ocampos -hasta la acción del gol- están teniendo un mayor impacto fuera del área que dentro. El primero en los apoyos, alejándose de los centrales rivales para ofrecerse de espaldas a portería y descargar el juego hacia la banda o poner de cara a la segunda línea, como hizo en la segunda mitad, cuando más y mejor consiguió correr el Sevilla desde su propio campo; y el segundo por una cuestión de piernas más que de pies: bajando hasta muy atrás para ayudar en la cobertura a Navas e irrumpiendo en zona ofensiva, atacando muchas veces el espacio entre central y lateral o entrando directamente desde el pico derecho del área. Pero la cosa es que, como decíamos unas líneas más arriba, el Sevilla de Lopetegui no ha conseguido ensamblarlos aún en el juego. Y como ocurre con el extremo izquierdo, a pesar del buen partido de Nolito, es que el equipo ha echado a volar -sobre todo físicamente- con riesgo de tropezar con su propio techo.