Paolo Guerrero es el mejor ‘9’ de esta Copa América. El delantero de SC Internacional es santo y seña del fútbol peruano. Jugando como único punta en el 4-2-3-1 de Gareca, el de Chorrillos, una de las muchas provincias de la ciudad de Lima, es el principio y el final de este sistema. A diferencia de lo que vimos el verano pasado en el Mundial de Rusia, Perú está siendo mucho más práctica con la pelota. Ricardo Gareca siempre ha apostado por un ritmo alto en la circulación, con posesiones verticales, de abajo arriba y poco pase horizontal, en el que Christian Cueva, primero, y Paolo Guerrero, un escalón más arriba, ponen la técnica en una propuesta que se basa principalmente en el físico de los Yotún, Tapia, Advíncula y Carrillo. Un punto de genialidad con la pelota ‘al pie’ que marca la diferencia.
Gareca ha apostado por un estilo más directo que en el Mundial
La pizarra de Gareca está siendo más directa en su transición ofensiva. Jugando en largo sobre su delantero centro cada vez que el rival presiona a sus centrales o al doble pivote, la figura de Guerrero está destacando muy por encima de la de Cueva en campo rival. El ‘9’ del Inter de Porto Alegre le está dando mucho aire a Perú en este sentido. Metiendo el cuerpo por delante de los centrales, fijando la marca de los dos defensas a la vez, el rol de Guerrero está pensado para dotar de tiempo y espacio a Perú con sus recepciones desde la última línea. Pero Guerrero no recibe el esférico ‘solamente’ para esconderlo de espaldas a portería, sino que goza de una depurada gestualidad técnica para devolver el esférico ‘en la mejor condición’ a los hombres que llegan de cara.
Paolo Guerrero es el principio y el final de un 4-2-3-1 muy vertical
Perú ha hecho su discurso en esta Copa América de un recurso más bien primario. Todos esos balones largos sobre Guerrero son, como decíamos un poco más arriba, una fuente inagotable de espacio y tiempo para su selección. De espacio porque dan profundidad a la transición ofensiva de los de Gareca, marcando el territorio sobre los dos centrales, y de tiempo, a su vez, porque entre que el balón le llega, lo recibe, lo controla y lo suelta discurre el suficiente laxo temporal como para que Tapia y Yotún, el doble pivote, hagan avanzar el bloque, y Carrillo, Flores y Cueva, los integrantes de la línea de tres cuartos, corran a ofrecerse en el apoyo que les ofrece su ‘9’. Una estrategia que varía en función de la presión rival, pues otras veces Perú orienta su salida por fuera, entre el lateral y el extremo de cada costado, para que luego sea Cueva quien acude a recibir entre líneas; pero que, en cualquier caso, está ideada para que Guerrero acabe rematando las jugadas.
Causa y a la vez consecuencia de esta propuesta tan vertical como directa fue la posición de Farfán en el encuentro ante Bolivia. Jugando por detrás de Guerrero y no desde una banda para cazar esos apoyos y sumar una pieza más en el remate, el del Lokomotiv de Moscú perdió relación con el juego y esto, en otras palabras, llevó a Perú a un atolladero colectivo de difícil escapatoria. Lo ideal, de acuerdo con el sistema de Gareca, es que, además de tiempo+espacio, Guerrero consiguiese proveer a cada ataque con el engaño. Es decir, después de estirar a Perú en el último tercio, de imponerse a los centrales y de controlar el envío -que, no lo hemos dicho, nace siempre del doble pivote-, el apoyo en corto viniese seguido por un desmarque de ruptura que le llevara a finalizar en el área. Pero eso, en parte, ya no depende exclusivamente de Guerrero. Hace falta que uno de los hombres que llega desde segunda línea lo vea. Que esté. Y que, sobre todo, atine. Nada más.
Edu4rd0 7 julio, 2019
Hay ganas tremendas de ver a Paolo en el partido mas importante de su vida..Como ha mejorado Peru con la entrada de Flores, mucho mas movil y agresivo que Farfan, nada que ver con ese 0-5 de la primera fase.