Nabil Fekir representa un salto cualitativo incomparable en la historia más reciente del Real Betis Balompié. El futbolista francés, campeón del Mundo en 2018, recala en un equipo que, ahora con Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ en el banquillo, le debe gran parte de su éxito -y el fichaje de Fekir entra dentro del reconocimiento- al modelo que lo devolvió a Europa hace ahora poco más de doce meses. La llegada del internacional francés es la prueba fidedigna de esta nueva dimensión en la que deportiva, social y económicamente se encuentra la entidad verdiblanca. Fekir es un futbolista que no solo mejora técnica y tácticamente la plantilla del Real Betis, sino que puestos a calibrar su solemne calidad, a pesar de una última campaña muy por debajo de sus verdaderas posibilidades, es un fichaje que, antes de saber y entender cómo encaja en la pizarra del catalán, eleva el techo de LaLiga Santander.
Nabil Fekir no es un constructor ni un generador de juego, sino simple y llanamente un creador de ocasiones y oportunidades para su equipo. Su naturaleza, de carácter muy protagonista, le lleva a ser un futbolista que como más y mejor se mueve es en el carril central. Recibiendo siempre por delante de la línea del balón, metiendo el cuerpo entre la pelota y su rival para acomodar la recepción y procurarse a sí mismo una salida con el pie izquierdo, Fekir ha asumido estos años la responsabilidad estructural del Olympique de Lyon en campo contrario. Con una portentosa conducción con la pelota pegada al pie el flamante fichaje del Betis entiende este tipo de acciones como una especie de enciclopedia objetiva, ya que descifra todas las cosas de las que duda su equipo.
Nabil Fekir representa un salto cualitativo para el Real Betis
En este sentido podría decirse que Nabil Fekir, además de creador, es un mediador ante cualquier contingencia. Su calidad técnica, a la que más arriba hacíamos mención, es un abanico de soluciones por encima de la divisoria. Su carrera, por ejemplo, es mucho más amenazante por el modo en que consigue avanzar con el balón controlado -ya sea para después armar el disparo o para habilitar al hombre libre mediante uno de sus muchos recursos- que por lo explosiva que puede ser su cinemática moviéndose entre zancadas. Y su regate, tanto en velocidad como estando parado, le convierten en un futbolista muy escurridizo cada vez que encara abiertamente con su pie izquierdo. Una cualidad que, dado que maneja todas las superficies de la bota, le permiten respirar holgadamente en cualquiera de las dos bandas. Algo que, en clave Betis de Rubi, se antoja muy importante para ‘comprender’ las nociones de su fichaje.
Rubi es un entrenador de método. De método y, aun más si cabe, de esquema. El 4-3-3 es el dibujo que, sin ir más lejos, salvo ciertas excepciones, vistió al Espanyol la campaña pasada. Pero para que todo esto tenga un sentido conviene destacar que el sistema, a tenor de lo que ocurrió esta última temporada en el cuadro periquito, necesita tanto de un extremo vertical que rompa al espacio -que ese bien podría ser Tello/Pedraza- como de un futbolista más interior, que arranque desde la banda pero se mueva por dentro entre los interiores y el punta, que antaño fue Melendo y ahora, dado su virtuosismo, bien podría ocupar Fekir. Porque lo más importante, sin duda, es que ya sea un 4-3-3 más o menos clásico o un 4-4-2 en rombo con un vértice superior que conecte el ataque y el medio campo, el futbolista francés, así a simple vista, representa, además de un plus técnico a nivel operativo, un remedio para una necesidad estructural con un futbolista de ~20 goles por temporada.
Fekir, por perfil, encaja en el asimétrico sistema táctico de Rubi
De este modo parece hasta lógico pensar que el Betis, con Canales -interior- y Fekir -por delante-, mantendrá por derecha su lado fuerte dentro del sistema. El jugador cántabro, que ya la temporada pasada dotó al Betis de dinamismo, verticalidad, resistencia, y, en definitiva, alternativas entre partidos y durante uno mismo, podría ser el futbolista que hiciese vivir a Fekir en la parcela donde más determinante resulta. A través de su regate, su conducción, su lectura -para ocupar el espacio y soltar la pelota- y su disparo, o una mezcla conjunta de todas ellas, el francés necesita llegar -y no tanto estar- en la zona de 3/4 para marcar realmente la diferencia. Una certeza competitiva, tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo, que el Betis, una vez adquirido, deberá encontrar el modo de activarlo, potenciarlo, y, en resumidas cuentas, ayudarlo a recuperar el nivel previo a la lesión. Porque aquel Nabil Fekir de la 2015/16, menos cerebral y combinativo que el presente, era uno de los pocos elegidos en este deporte. Así de tremendo es este fichaje.
Albert Blaya Sensat 23 julio, 2019
Lo del Betis es de locos. Qué veranos están haciendo. Las expectativas, esta palabra tan peligrosa y venenosa en el fútbol, ejerce ya casi una presencia física. Es que Fekir es buenísimo. Mucho mejor del Lo Celso que llegó aquí, y mira cómo ha rendido el argentino…
Al lío, ¿No le veis jugando de interior por derecha? Con dos extremos abiertos que le permitan tener espacio en la mediapunta, ser la referencia en "su sector". Canales haciendo más de centrocampista, con Carvalho sujetando, y Fekir liberado.