Portugal se proclamó campeona de la primera Liga de Naciones. El cuadro de Fernando Santos, muy superior a su rival durante todo el transcurso de la final, consiguió desnudar las principales carencias colectivas, individuales, y, en suma, competitivas de la Holanda de Ronald Koeman; al tiempo que, situada a media altura, entre el repliegue, la presión y la rápida activación tras pérdida, consiguió maximizar sus virtudes en campo contrario. Con un Cristiano entonadísimo lejos del área rival, recibiendo, girando y dándole unos segunditos clave a su equipo a la hora de armar la transición, con un Bernardo Silva muy móvil, de abajo arriba y de un lado a otro, un Carvalho muy insistente en su cerco sobre De Jong y un Bruno Fernandes muy agudo para llegar y atacar la frontal, Portugal, que atrás se mostró muy segura con Rubén Dias y Fonte en el centro de la zaga, rompió con el rombo del 4-3-1-2 de las semifinales ante Suiza para retomar el 4-3-3, que le sienta mejor. Con y sin la pelota.
La sociedad Bernardo-Bruno acercó a Portugal a la frontal del área
En este sentido, la distribución espacial fue mucho más coherente que el otro día. Tanto en lo defensivo, donde logró aplomar la transición ofensiva de Holanda, desde su salida de balón hasta su intento de correr al espacio, como en el ataque, en el que mezcló fases de un dominio más pausado, en el que Bernardo y Bruno Fernandes fueron creciendo al unísono, con ataques muy verticales, en los que Cristiano ejercía como lanzadera lejos del área. Así las cosas, encimando las recepciones de De Jong en la salida de balón rival, con un Carvalho que salía muy arriba para no dejarle pensar (espacio) ni actuar (tiempo), y con sus dos centrales, Fonte y Rubén Dias, muy encima de Depay y de las recepciones intermedias de Bergwijn y Babel, los dos extremos, Portugal consiguió controlar todo lo que acontecía a partir de su posicionamiento sobre el verde.
Cristiano Ronaldo permitió correr a Portugal a partir de sus apoyos
Cierto es que, controlado el escenario, desde el tempo y las certezas de su contrario, lo único que echó en falta Portugal -además del gol- durante la primera mitad fue un punto más por parte de Guedes. Sobre todo a la hora de atacar con velocidad. Y desde el carril central. Las diagonales hacia dentro de Bernardo, que en ocasiones lo hacían arrancar incluso desde dentro, se convirtieron en las mejores aliadas de las carreras en vertical de Bruno Fernandes hacia la frontal del área. El centrocampista del Sporting, reconocido llegador en segunda línea, es un especialista del remate a media-larga distancia. Y esos disparos fueron, en definitiva, consecuencia del buen entendimiento que mantiene con el extremo del Manchester City. Un guion de partido que no cambió tras el descanso. Y en el que Bernardo, fuera-dentro y dentro-fuera, logró darle profundidad y desborde a los suyos a partir de su pie izquierdo. Y en el que Cristiano, enchufadísimo durante los 90′, volvió a demostrar por qué (también) es determinante fuera del área.
Casper 10 junio, 2019
Le ves este tipo de partidos a CR y no entiendes que le digan finalizador asi a secas… me causo algo ver a esta Holanda, esta aun lejos de ser competitiva de verdad.