Karim Benzema continúa desafiando a todo su alrededor. El delantero francés se ha propuesto rendir de manera inversamente proporcional al fútbol de un Real Madrid que no logra despegarse de las dificultades del pasado más reciente. En una tarde en la que no quedó rastro del buen momento del Athletic de Garitano, el conjunto blanco se encomendó al galo para compensar con apariciones y determinación lo que continúa siendo un mar de dudas en el día a día del Real Madrid cuyo técnico, Zinedine Zidane, decidió apostar ante los vascos por un 4-3-3 y dos bandas a pie natural, una disposición que relaciona momentos más delicados vividos en los últimos meses. Marco Asensio y Lucas Vázquez acompañaron a un Benzema que nuevamente tuvo que responsabilizarse de enlazar para progresar.
El Madrid se quedó sin juego entre líneas en la primera mitad
La primera mitad quedó en terreno de nadie. De primeras, Garitano, fiel a lo que está trabajando como entrenador de los bilbaínos, defendió con el bloque arriba, pero sin presionar a gran intensidad. Si bien una de las premisas de su sistema es darle tiempo y espacio a sus delanteros para poder correr, consta de igual importancia saber donde colocar las líneas y con qué intención defender para robar y activar la idea principal. Para que Iñaki corra, en algún momento de la salida de balón del rival se debe precipitar la acción defensiva para pasar al ataque. Sabido esto, el Athletic se mantuvo junto y dejó que el Real Madrid mostrara nuevamente síntomas de rigidez y ‘cojera’.
Sin mayor movimiento que el apoyo de Karim para compensar dos bandas fijas que no pueden moverse, el Athletic comenzó y terminó defendiendo de cara. La poca imaginación de los extremos recibiendo al pie para desbordar defensas esperando, y la poca ruptura y agresividad de los interiores para ocupar los picos del a´rea, concedió al Athletic la iniciativa del encuentro, no tanto por el dominio sino por la contención del ritmo. Con Beñat y San José como centrocampistas, dos piezas que pueden sufrir ante circulaciones de balón dinámicas y líquidas, el Real Madrid no dispuso virtudes para hacerse con el mando, dándose 45 minutos de inactividad y creación de ocasiones.
El Athletic defendió con comodidad en la primera mitad pero después se quedó sin reacción
La segunda sí tuvo un cambio, que tuvo que ver con el clic que hizo a Marcelo el generador de la primera ventaja. Con un Kroos más preclaro en el cambio de orientación y en la participación en zonas más adelantadas, el brasileño produjo los envíos más agresivos, sumó las acciones más imprevisibles y con ello las situaciones de mayor desborde y profundidad. Más que el acierto técnico o el dominio del campo a través de la asociación y la libertad de movimientos, fue el ánimo lo que diferenció un equipo lento de otro más versátil. Lejos de defender desde las consecuencias de ventajas ofensivas, sí pudo el Real Madrid acercarse al marcador y después controlar desde lo individual -Vallejo, Casemiro-, las transiciones de un Athletic muy reducido en lo más relacionado en lo intimidatorio.
Balotelli8 22 abril, 2019
Es muy difícil, aunque también interesante, analizar al Madrid de estos partidos, porque uno no sabe cuánto hay de pruebas, de mensajes a algunos jugadores, y en definitiva si hay decisiones con una intención más profunda que la de simplemente ganar el partido o jugar un fútbol determinado. Pero el caso es que la decisión de volver a jugar con extremos a pié natural, y la falta de desborde y juego interior que eso supone, nos hizo regresar ayer a los primeros momentos de la época Solari.
La diferencia entre esos partidos infumables de diciembre y lo que ayer vio el Bernabéu estuvo en que Vallejo evitó lo que viene siendo tradición en los partidos locales de los blancos, que es encajar en el primer tiro a puerta y temblar en cada transición defensiva. El aragonés fue realmente diferencial, cuajando el que sin duda ha sido su mejor partido de blanco. Ojalá haya terminado el calvario de lesiones que nos están privando de un central que puede ser verdadera élite de la posición en España.
También Marcelo está volviendo a ser el que era, mejor arropado tácticamente por ese Kroos "falso tres" en transición defensiva, y por un Casemiro que parece recuperado del bajón físico que le ha perseguido media temporada, y que amargó la tarde a un Bilbao que quería correr, pero tuvo a su pantera encerrada en esa jaula que formaban Varane-Casemiro-Vallejo.
Y creo que merecen elogio también los minutos de Brahim. Prácticamente no hemos visto nada del jovencísimo malagueño, pero ayer me quedaron claras dos cosas: la primera es que cabe dudar de cuál es su pierna buena, porque le vi dejar pases y controles del mismo buen nivel técnico indistintamente con una y con otra. Dudaría con qué pierna jugaría a balón parado, algo que a nivel top sólo me ha pasado, que recuerde ahora, con Sneijder y últimamente con Dembelé. Y la segunda es que es un jugador que encara por sistema, de los que prefiere perderla a dar un pase atrás en el último tercio del campo. Una cualidad que es oro en el Madrid con menos desborde que mis ojos han visto.
Destaco estos nombres porque qué vamos a decir de Benzemá a estas alturas. ¿Alguien se atrevía a apostar por un Karim máximo goleador de España (y creo que Europa) en goles de cabeza? Qué jugador. Si hay una metáfora que defina lo que es el fútbol, ese es Karim Benzemá: está por encima de sistemas, de emociones, de cualquier lógica. Imprevisible, indolente, a veces injusto y sin sentido. Pero siempre maravilloso en todas sus formas. Exactamente lo que es este deporte.