Álvaro Morata le ha concedido al Atlético de Madrid lo que le concede un ‘9’ a un equipo grande en el que no es la estrella principal: determinación ajena o no al juego producido, capacidad de fabricarse jugadas propias y fantástica complementariedad con el crack de la plantilla. Simeone frotó una lámpara oxidada y, desde prácticamente el primer momento, el punta madrileño le ha concedido al argentino los tres deseos que pidió tras su contratación. Ante la Real Sociedad, Morata volvió a acudir al lugar justo en el que se le esperaba, sumando de nuevo confianza personal y un marcador muy favorable para los suyos sin necesidad de que su equipo necesite meterle un ritmo alto a su juego para buscar y encontrar el gol.
Morata está aterrizando de manera inmejorable en el Atlético
Fue un partido que se cerró, por partida doble, demasiado pronto. Y si bien ocurrieron cosas que pudieron abrirlo de nuevo, la gestión del encuentro por parte colchonera fue acorde al triunfo. Simeone visitó Anoeta con la idea de mezclar, durante largos tramos, una defensa muy baja con una posesión muy fluida, siempre a las órdenes de Koke y Griezmann cuando tocaba pasar de la primera opción a la segunda. Hasta la aparición de Morata y sus dos cabezazos, la Real Sociedad llevó la iniciativa, como era de esperar. Imanol Alguacil, que ha construido su fase ofensiva de manera muy similar a como la ha construido su homólogo rojiblanco, se instaló bien arriba, aunque siempre le faltó profundidad y ritmo diferencial.
Entre esas similitudes, los donostiarras abren a sus dos laterales an paralelo a los pivotes y acompañando y elevando su posición en base a la posición de la pelota, siempre por delante de los centrales, siendo Zubeldia el que origina y orienta el primer movimiento, con Zurutuza alternándose. En esta disposición, Oyarzabal y Sandro alternan posiciones abiertas con otras más centradas, lo que permite al poseedor elegir entre filtrar al de fuera o al que viene por dentro. Fue precisamente Ramírez, ubicado últimamente en la banda izquierda, quien hizo más cosquillas a Rodrigo Hernández. Tuvo mérito, pues fue ciertamente difícil de detectar por ninguno de los tres hombres, lateral, pivote, volante, que guardaban la zona. Así, la Real encontró cierta continuidad y pudo controlar las contras rojiblancas.
El Atlético fue muy superior desde el 0-2 hasta el descanso
Los goles cambiaron por completo la dinámica, pues el Atlético activó, hasta el descanso, una posesión de enorme calidad, favorecida también por la defensa txuriurdin, necesitada de un robo que abría puertas y permitía a los rojiblancos sumar un apoyo extra constantemente para hacer progresa la circulación. La interpretación individual y colectiva de esta fase del juego, con Rodri, Filipe, Koke o Griezmann consta entre las más naturales para sus protagonistas. El balón se movió entre costados con primeros toques, superioridades, intercambios de posición y una gran memoria. En la segunda mitad, la expulsión de Koke y el ímpetu realista encerraron al Atlético en su área, pero los tres deseos concedidos por Morata en la primera mitad fueron suficientes para el devenir del encuentro.
lordcab 4 marzo, 2019
Es que Morata es el delantero perfecto para Simeone, un tanque por arriba, con velocidad para buscarle en largo y dar salida al equipo y que no rehuye el choque nunca. Incluso diría que es bastante más hábil que Diego Costa, y con una punta de velocidad mayor, si a parte las mete… pues hablamos de algo muy bestia, que no se si perdurará en el tiempo, porque el bueno de Álvaro es un jugador de mentalidad bastante frágil y de eficacia goleadora pobre. Pero está claro que ha entrado con el pie derecho en el equipo.