La visita del Manchester City a Renania del Norte-Westfalia tuvo más giros de guion que muchas de las películas que concurren a los Oscar. El cuadro de Pep Guardiola, que se adelantó en el primer tramo del partido y se fue al descanso por debajo en el marcador, acabó remontando en los últimos cinco minutos de un encuentro en el que sucedieron multitud de cosas. De acuerdo al desarrollo de los noventa minutos, en los que el City fue mejor que el Schalke 04, aunque le costó lo suyo reflejarlo en el resultado, la noche presentó entre tres y cuatro partes muy distintas. Cada una con sus matices, sus claves y por supuesto sus consignas, que acabaron por dar forma al cuarto triunfo ‘skyblue’ en octavos en los últimos siete años.
Fernandinho jugó a caballo entre la defensa y el centro del campo
Sin Stones ni Mendy en defensa, Pep Guardiola ideó una línea de cuatro en la que Fernandinho, que ejercía como central derecho en fase defensiva, fue el principal responsable de la gigantesca superioridad táctica del equipo ante los de Domenico Tedesco. El futbolista brasileño, que en salida de balón adelantaba su posición hasta situarse en paralelo a Gündogan, fue un auténtico dolor de cabeza para el Schalke 04. Distribuyendo el primer envío desde un escalón intermedio entre la parcela defensiva y la altura del centrocampista alemán, sus recepciones -y posteriores envíos en vertical- saltaron en varias ocasiones las costuras del entramado local. Organizado en un 5-4-1 en bloque medio, la intención de Tedesco fue minimizar la superioridad numérica del City por detrás del balón haciendo salir a Bentaleb, su pivote izquierdo, a presionar.
Pero dada la enorme distancia entre el argelino y el primer control de Fernandinho, la respuesta defensiva del Schalke fue un caramelo para los de Guardiola. Con Bernardo Silva y Sterling bien abiertos por derecha y por izquierda respectivamente, el Manchester City consiguió atraer así la marca de los dos volantes -McKennie y Mendyl- y la vigilancia de los dos defensores exteriores del Schalke -Caligiuri y Oczipka-, al tiempo que se aseguraba una recepción mucho más cómoda para De Bruyne y David Silva, que supieron detectar en todo momento la zona libre a la espalda del doble pivote.
La entrada de Leroy Sané revitalizó al Manchester City en la 2ªP
En la práctica le faltó mucho ritmo en la circulación al Manchester City. Capaz de adentrarse con bastante asiduidad en el carril central por todo lo anteriormente descrito, el equipo ‘citizen’ solo consiguió acelerar sus acciones en los instantes previos al remate, pero no por ello fue suficiente. Así las cosas, sin pasar de tercera en la caja de cambios, el Manchester City tuvo desde el 0-1 y hasta finalizar la primera mitad (ya con 2-1) un tramo de encuentro en el que sus pulsaciones se redujeron casi al mínimo, y en el que sus propias torpezas en el área de Ederson cambiaron por completo el signo del choque. Y, con todo ello, la función corrió el telón para el último acto.
Ya en la segunda parte, con un Schalke cada vez más aculado posicionalmente y un Manchester City incapaz de transformar su dominio en ocasiones claras, la salida de Otamendi y la posterior entrada de Sané fueron los detalles que acabaron por poner patas arriba todo el escenario. Con inferioridad numérica, la decisión de Guardiola fue introducir a Kompany en el centro de la zaga junto a Fernandinho, para reconstruir así la línea de cuatro defensores, a la vez que retrasó unos cuantos metros la posición de De Bruyne, que pasó a jugar a la misma altura que Gündogan, y situó -poco después- al extremo alemán en el sector izquierdo. De esta forma, con Sané jugando a pie natural, Sterling en punta y Bernardo Silva por derecha, la sorprendente reactividad de Guardiola -para con el espacio y la pelota, que la concedió en el último tramo- surtió efecto.
AdrianBlanco_ 21 febrero, 2019
Fue muy llamativo el ritmo que el Manchester City le quiso dar al partido. En cierto modo, teniendo en cuenta que uno jugaba en casa y el otro fuera, me recordó por momentos al del Liverpool ante el Bayern. Decisiones muy pensadas, una velocidad meditada para evitar riesgos… Ahora, más allá de la remontada, el cuadro de Guardiola sigue sin marcar su territorio en Europa. Cuarta victoria en once partidos en la ronda de octavos.