Solskjaer y Lindelof tienen un plan

El Manchester United vuelve a sonreír. Tal es su dinámica de resultados que los objetivos han vuelto a actualizarse, acorde a una plantilla que mantiene intacta su capacidad para ser el equipo que se proponga. La llegada de Ole Gunnar Solskjaer ha transformado la confianza y credibilidad de todos sus jugadores, en el momento justo, con la mano izquierda, precisa, calmada y necesaria para convertir la urgencia que atosigaba el presente del equipo y el club en un periodo de oportunidades. El tiempo es visto ahora de otro modo, pasa más lento y abre horizontes, sobre todo porque en poco más de 15 días, Old Trafford, como muchas veces ocurre en el transcurso que va desde el sorteo de octavos de final de la Champions hasta la ida de los mismos, se medirá al Paris Saint-Germain con un plan. Tan básico como trascendental.

Solskjaer no está siendo, únicamente, trabajo de vestuario, sino también de pizarra; sus planteamientos gozan de sentido: desactivan al rival y potencian a sus jugadores

De entre las ocho citas que ha enfrentado el noruego al frente del banquillo mancuniano -8 partidos, 8 victorias, 22 goles a favor y 5 goles en contra-, dos de ellas le han medido a Tottenham Hotspurs y Arsenal. Ambas, jugadas fuera de casa, en Londres, han visto al equipo extremar sus planteamientos, hasta el punto de bajar del 30% de posesión. Saldados ambos encuentros con victorias, las sensaciones son las de haber encontrado soluciones desde un registro completamente diferente al que protagoniza cuando el rival es menos relevante en lo futbolístico. La libertad que ha dado al jugador para, como consecuencia, soltarlo mentalmente, ha permitido activar un compromiso y una atención en fase defensiva que reviste al equipo de un plan específico para reducir espacios y atacar sobre ellos.

Y no lo está haciendo desde un mismo dibujo. Solskjaer actúa en consecuencia de lo que le mira de frente. Desde un 4-2-3-1, el 4-3-3 o el 4-3-1-2, el plan varía en función de las necesidades propias y las virtudes ajenas. Ante los de Emery, Ole Gunnar armó un rombo en mediocampo para taponar la circulación más interior, con Lingard trabajando sobre el pivote ‘gunner’ y una movilidad de los puntas que daba muchísimo espacio para que el interior zurdo, Paul Pogba, pudiera romper en conducción continuamente, con una línea recta de campo que el francés convirtió en una salida a la contra. No obstante, la mejora, que va en todas direcciones, retroalimentando la importancia de cada línea en cada momento del juego, tiene en su zaga un foco importantísimo para el análisis.

Lindelof es una noticia importantísima para el United

No se descubre demasiado diciendo que la plantilla ‘red devil’ está construida para marcar diferencias al contragolpe, en el ritmo de grandes transiciones característico de la Premier League, con jugadores como Lukaku, Alexis, Lingard, Martial, Pogba o Rashford, todos con características formidables para compenetrarse y agredir a 50 metros del arco rival, sea desde un fútbol directo o desde combinaciones vertiginosas. Lo que no constaba era una fase defensiva de primer nivel. Las debilidades mostradas en defensa posicional, desde la ocupación del campo hasta los detalles más relacionados con la concentración, la sincronización o la personalidad de sus jugadores para saber sufrir, parecían endémicas, casi asumidas desde la base.

Pero eso está cambiando. Y concretamente, cabe destacar a un jugador que está relacionado íntimamente con la competitividad del equipo para orquestar todo tipo de planes: Victor Lindelof. El defensa sueco fue fichado como una gran oportunidad, un proyecto de central dominante, con un grandísimo juego aéreo y una gran capacidad para el uno contra uno, facultades que se han mostrado especialmente en estos ocho partidos de la nueva etapa en Old Trafford. Como central diestro, Lindelof es el gran aval del equipo para ver con nuevos ojos el doble duelo que les medirá al campeón francés. Porque no cabe duda de que el Manchester United pasará mucho tiempo defendiendo en la frontal o en su propio campo, cerrando espacios a los cracks de Tuchel y mandando ayudas sobre Neymar y Mbappé. Y ver jugar actualmente a su líder de zaga es llenar de optimismo el futuro más inmediato del gigante inglés.