La primera mitad de temporada de Raúl de Tomás está edificada sobre pequeñas heroicidades que han ido permitiendo al Rayo Vallecano ganar metros y aproximarse a la portería rival. No logró el equipo de Míchel hacerlo de forma sólida desde lo colectivo, y necesitaba la finura técnica de su delantero centro para ir respirando de forma puntual durante los partidos.
En la primera mitad de la temporada, Raúl de Tomás era el conductor de los ataques del Rayo Vallecano
Fue un camino complicado, porque el equipo madrileño nunca alcanzó un ritmo de resultados como para considerar realista su salvación, o al menos no bajo lo visto hasta ese momento, a pesar del buen nivel del Raúl de Tomás, que no sólo amenazaba en el área cuando el equipo, de forma intermitente, le ponía en disposición de rematar, sino porque de sus contactos nacía la posibilidad de hacer avanzar la jugada y que los extremos o los interiores pudieran recibir en el último tercio de campo.
Sin embargo, en los últimos encuentros Míchel se ha sumado a la moda de los tres centrales, lo que ha dado lugar a una nueva perspectiva ofensiva. En ella, De Tomás puede alejarse del balón para cargar el área apareciendo oculto desde el lado débil, lo que le exime de responsabilidad en la gestación de la jugada, y por tanto le permite empezar la acción más arriba, hacer esfuerzos más cortos para buscar zona de finalización, y lo más importante, rematar con más espacio.
El 3-5-2 -en ocasiones en una estructura de 3-4-3-, permite al Rayo ocupar el campo de forma más precisa. Frente al Celta, Trejo e Imbula, abiertos, se alejaban del radar de los medios vigueses y servían de punto de apoyo para la acción que se busca una y otra vez: pase profundo sobre los rapidísimos carrileros. Andvíncula y Moreno, que en un contexto así son realmente dañinos gracias a su profundidad, velocidad, y buen timing para realizar desmarques de ruptura.
El nuevo plan permite a De Tomás estar más enfocado para finalizar jugadas, y no es tan necesario para producirlas
Siendo el ataque más ancho y pudiendo hacerlo profundo desde más atrás, gracias al pase que los centrocampistas buscan sobre unos carrileros que aparecen por sorpresa, Raúl de Tomás puede pensar en cómo atacar el área en lugar de en cómo hacer llegar el balón hasta ella. Luego, en la caja, exhibe su gran sincronización para disparar a portería con ambas piernas, potenciando un remate que le permite alcanzar cifras de jugador de primera fila en un equipo de la zona baja.
AArroyer 12 enero, 2019
Tremendo lo del Rayo tras el paso a defensa de tres. Es que la confianza ha girado 180º, hay más volumen ofensivo incluso, y ahí De Tomás está mostrando lo que necesitábamos comprobar al llegar a Primera. Nada más debutar ya dejó notar que el tipo tiene un olfato muy bueno y un remate aún mejor.