El Real Betis volvió a recurrir a la fe para remontar ante el Girona. Con el marcador igualado y el equipo completamente volcado en torno al área de Bono, el cuadro verdiblanco se acordó de las palabras de su técnico para este tipo de casos: “El Villamarín, cuando llega el minuto 70 y no ganamos, los aficionados empiezan a pedir que metamos el balón en el área. No, no. Si tú metes centros sin sentido, pierdes el balón y hay contragolpes. Para esos centros no tenemos rematadores porque hacemos un juego posicional. Hay que llegar de otra manera. Hay que sacar el balón, buscar el espacio y soportar a la gente que quiere que metas el balón a la olla”. Y eso es lo que hicieron Cristian Tello y Sergio Canales en la última acción del partido para provocar la acción del 3-2. Esa confianza plena en el modelo que rubricó la primera victoria del Betis en este año 2019.
El Real Betis jugó con dos puntas de inicio: Loren y Toni Sanabria
De vuelta a la línea de tres centrales, con Mandi, Javi García y Bartra de derecha a izquierda, el Betis optó en este caso por jugar de inicio con dos delanteros, Loren y Sanabria, ante el 5-2-3 de Eusebio Sacristán. El primer tramo del encuentro presentó a dos conjuntos con sistemas muy parecidos aunque con actitudes muy distintas con respecto al balón. Queriendo presionar arriba la salida por bajo del rival, emparejando para ello a sus tres atacantes (Doumbia, Portu y Borja García) con tres de los cuatro futbolistas de la primera línea bética (Mandi, Bartra y Guardado), el Girona planteó distintas trabas a la salida con un marcaje más zonal que individual.
Un escenario en el que logró imponerse el Betis hasta el error del 1-1. Clave para superar la idea de Eusebio, que no se arrugó ni modificó la propuesta a pesar de la desventaja en el marcador, fue la inteligencia con la que el equipo consiguió ir detectando los espacios para progresar con el esférico. Ya fuese a partir de los desmarques de apoyo de Canales, que volvió a ser de los más participativos del equipo a la hora de bajar a recibir en su propio campo, las conducciones de los centrales, con las que conseguía atraer y dividir las vigilancias del Girona, o mandando la pelota hacia fuera, con Tello -izquierda- y Barragán -derecha- bien abiertos por delante de Porro-Valery, el Betis encontró la forma de superar el primer escalón y castigar -por pura ventaja numérica- la transición defensiva de Pons-Aleix García, a los que se les hizo muy ancho el mediocampo.
Ahora bien, lo que más sorprende del tramo inicial verdiblanco es su escasa amenaza a pesar de tener tantos espacios. Con Loren viniendo a recibir de cara, queriendo sumar de espaldas para alejarse, a su vez, de la vigilancia de Bernardo, y con Sanabria para amenazar en la ruptura, el Betis no fue capaz de armar una fase ofensiva constante. Y esto, después del empate, se tradujo en una pérdida considerable de metros, una vez que el Girona pasó a jugar mucho más cerca de la parcela contraria. Con Portu y Porro por derecha, obligando a Bartra a permanecer muy atento a la cobertura lateral de Tello; con Doumbia por delante, que ofreció una movilidad muy activa; y con Borja García por el otro lado, que apretó en la presión sobre Guardado y además volvió a mostrarse muy dinámico a la hora de operar dentro y fuera del carril central, entendiéndose con Pons y Aleix para unir esta zona con la Portu y Doumbia, el cuadro de Eusebio consiguió voltear por completo el escenario. Y también el resultado, fruto de su orquestada presión tras la pérdida.
Diego Lainez debutó en LaLiga por dentro, para jugar entre líneas
Ya en la segunda mitad, cuando el marcador volvió a estar igualado, el Betis hizo todo lo posible para adueñarse por completo del escenario. Resituó a Javi García a la posición de pivote, con la clara intención de dominar el juego aéreo e impedir que el Girona lograra transitar por dentro, y dejó, quizás lo más novedoso, que Feddal actuase en el centro de la defensa y que Bartra se quedara por izquierda, en lo que puede leerse una cuestión de altura y velocidad para medirse a Doumbia (Feddal) y Portu (Bartra). Setién movió también el árbol por arriba, y para ello decidió sumar una amenaza en las rupturas cortas, como es Sergio León, y dar entrada al talentosísimo Diego Lainez para jugar por dentro, aunque con bastante libertad en cuanto a sus movimientos. Un plan de partido que el Betis conoce bien. Amasó un índice alto de posesión, trató de generar la superioridad por dentro a través del pase y mantuvo abiertas a sus dos referencias laterales. Todo ello para que al final, como analizó Setién, el equipo viera recompensada esa convicción.
AdrianBlanco_ 21 enero, 2019
Me gustó mucho la templanza con la que el Betis jugó los últimos minutos. El equipo no se puso nervioso y empezó a mandar balones al área sin ton ni son, porque eso hubiese sido un gran problema con tantos metros a su espalda, sino que aguantó y esperó el momento exacto para decidir el encuentro. Ahí, evidentemente, hay un desarrollo y un conocimiento bestiales. Ese es el mayor éxito de Quique Setién hasta ahora: su mensaje ha calado. Toda la plantilla del Betis cree en lo que su entrenador piensa.