El RCD Espanyol atraviesa por un momento complicado. Después de un arranque fulgurante de curso, el cuadro de Joan Frascesc Ferrer ‘Rubi’ suma varias derrotas consecutivas en LaLiga, y todas ellas, ante Sevilla, Girona y Getafe, comparten un denominador común: el Espanyol no jugó bien en ninguna. A excepción de la tarde en el Sánchez-Pizjuán, en la que empezó ganando y el Sevilla remontó con dos tantos en la segunda parte, el equipo barcelonés ha sido incapaz de revertir las dinámicas en sus dos posteriores tropiezos: ante el Girona, con los dos tantos tempraneros de Christian Stuani, y en Getafe, donde salió a controlar el espacio y no a dominar desde la posesión (como en Vigo o en el Bernabéu), y cuando quiso reaccionar, tras el 1-0 de Molina, fue misión imposible.
Pero estos dos últimos partidos, ante los de Eusebio Sacristán y los de Bordalás, comparten más cosas que la derrota. Especialmente con su zona central del juego. Y más concretamente con el que, a ojos de la competición, bien podría estar considerado como el mejor mediocentro hasta el momento del torneo. Porque buena parte de los dos pinchazos del Espanyol ante Girona y Getafe podrían ser explicados a partir de la figura de Marc Roca. En el derbi catalán nada tuvo que ver en los goles de Stuani, y a Madrid directamente ni viajó a causa de un motivo médico, pero su ya conocida influencia señala en ambos casos muchas de las cosas que le faltaron a Rubi.
El Espanyol de Rubi es el 9º equipo con menos posesión de LaLiga
Por debajo en el marcador y con una posesión que oscilaba entre el 60-70%, el RCD Espanyol pagó cara su impaciencia ante el Girona. La pizarra de Rubi viene demostrando desde el inicio de curso que tiene muy bien motorizado su circuito en salida de balón, en el cual el vuelo de los dos interiores resulta fundamental para, mediante un reparto de tareas, servir el apoyo a Roca -que normalmente se sitúa cerca de/entre los dos centrales- y dotar de profundidad desde unos metros más arriba. Una división que ante el Girona no funcionó como tal, pues ambos interiores se despegaban muy rápido de su mediocentro y esto llevó al Espanyol a una precipitación para nada positiva con el escenario, y menos con la velocidad de Borja García y Patrick Roberts para atacar ese vacío a la espalda de Sergi Darder y Esteban Granero, y a ambos lados de la posición del número ’21’.
Ante el Getafe, en cambio, la lectura fue mucho más simple. Aunque, seguramente, mucho más preocupante que la anterior. La pizarra de Rubi -que no siempre necesita la pelota para sentirse cerca de la portería contraria- está construida en torno al joven centrocampista catalán; y esto, en realidad, quiere decir que su presencia es fundamental para la subsistencia del método. Si Marc Roca no está, como en el Coliseum, el Espanyol está destinado a echarle de menos, porque ahora mismo no cuenta con ningún otro activo -al menos, demostrado- capaz de reemplazar la influencia del ‘21’. Marc Roca representa en torno al 14% de los pases buenos del RCD Espanyol. Aunque aquí lo más importante no es la cantidad sino la calidad de los mismos. Pues de los 53.21 envíos/partido, muchos de ellos en su propio campo, cabe señalar que la amplia mayoría son hacia delante (con un porcentaje de éxito del 82.5%) y los menos (aunque con mayor acierto aún: 97.9%) son hacia atrás.
Ahora bien, más allá de las cifras, el fútbol de Marc Roca destaca principalmente por su lectura. El de Villafranca del Panadés no necesita dar excesivos toques para controlar la pelota, ni recibir siempre de cara, para organizar el juego de los suyos a través de sus envíos o sus conducciones. Una vez destacado su acierto en el pase, conviene señalar que Marc Roca también sabe dividir al rival con el balón pegado al pie. Arrancando desde atrás, trasladando la pelota de un punto a otro sin necesidad de soltarla por el camino, el futbolista del Espanyol ya ha demostrado que domina bien aquello de conducir y atraer, para después colar el pase al compañero libre. Algo que el equipo no pudo hacer ante el Getafe, que es un equipo muy pegajoso en sus vigilancias. Y que para Rubi, en esos escenarios en los que el rival presiona/espera a media altura, es clave. Un recurso que, además de Roca, Darder y Granero, quien también lo domina es el central zurdo del esquema: Mario Hermoso.
Marc Roca representa el 14% de los pases/partido del Espanyol
No obstante, el aprendizaje de Marc Roca sigue a la espera de inputs que tengan que ver con el “tiempo”. A fin de cuentas, el RCD Espanyol de Rubi es un equipo con una clara vocación vertical. Prueba de ello es que, siendo el 9º equipo con menos posesión de LaLiga (47.7%), da más del doble de pases/partido hacia delante que hacia atrás, y promedia cerca de 57 envíos en zona de 3/4. Y lo que está claro que el fuerte de Roca es el “espacio”. Siempre está bien posicionado a la hora de recibir, protege bien su sitio en fase defensiva y por lo general, por delante de los dos centrales, promedia en torno a las 5 recuperaciones por partido y cerca de 8 duelos defensivos. Así que la verdadera prueba del algodón para Roca -no para hora, sino para el jugador que podría llegar a ser- estará en saber cómo es capaz de combinar todo esto con el entendimiento de los intervalos. El catalán viene tomando muy buenas decisiones. Y esa, por sí sola, ya es una gran noticia. Y una pista, quizás, del futbolista en el que podría convertirse. Pero antes será importante analizar cuál es su comportamiento ante X escenarios, sobre todo de presión. Pues ahí, en cómo sepa adaptar sus emociones para elegir la mejor opción, estará la gran diferencia.
AdrianBlanco_ 8 diciembre, 2018
Qué importante es Marc Roca para el RCD Espanyol de Rubi. Y qué importante debería serlo hoy, si su equipo quiere aprovechar la visita del FC Barcelona para recuperar sensaciones. ¿Será Marc Roca uno de esos centrocampistas que, por su lectura y su toma de decisiones, tanto daño le suelen hacer al Barça?