La visita del Arsenal a Old Trafford tuvo una respuesta no del todo habitual y prevista en relación a la costumbre y rutina con la que Jose Mourinho comprende y planifica los encuentros ante los mejores equipos de la Premier League. Fiel a un planeamiento que trata de ceder iniciativa, cerrar espacios en campo propio y exponer las posibles dudas de la circulación de balón de sus rivales en una competición con las transiciones como esencia competitiva, lo que ofreció el Manchester United en buena parte del encuentro, en el cómo, resultó excepcional y minoritario. Emery y su Arsenal, bastante sacudidos y sorprendidos por la primera acción acometida por los diablos rojos, reaccionaron con el pasar de los minutos para igualar las fuerzas y poder comenzar a jugar sin tantas limitaciones.
Mourinho no replegó de inicio: presionó a todo campo
Y esa decisión no fue otra que presionar a todo campo y con una voraz intensidad a cada ‘gunner’ que tuviera la pelota. De entrada, ambos equipos se midieron con el mismo dibujo, un 5-2-3 en el que los carrileros de ambos equipos actuaban como centrocampistas en salida y como extremos en ataque. Así, el United logró realizar una presión asfixiante pero zonalmente sostenible, pues emparejaba jugadores en los tres tercios del campo sin, a priori, dejar demasiados espacios. Esta medida obligó a los medios londinenses, Ghendouzi y Torreira, a jugar siempre de espaldas y a realizar una salida exterior o en largo, con una enorme cantidad de pérdidas de balón.
El conjunto de Mourinho acompañaba esa presión con una posesión pausada, no demasiado elaborada, pero que acumulaba un hombre más en el sector izquierdo, con Herrera, Martial y Darmian. Ahí iba a gestarse la clave de todo el encuentro hasta que las nuevas piezas activadas desde el banquillo fueran dándole sentido propio y distinto. Esa primera ventaja del United fue una puerta por la que el Arsenal giró el encuentro. Al crear esa superioridad, con Herrera metido junto a Anthony en el pico del área, Matic se colocaba como pivote izquierdo. Lingard, que se ubicaba como delantero, no rellenaba el hueco de interior derecho, lo que dejaba un espacio ciertamente importante para la transición ‘gunner’.
Alex Iwobi y Kolasinac igualaron tácticamente
Consecuencia: Bailly y/o Dalot estaban realmente solos, un intervalo de espacio que aprovechó muy bien tanto Alex Iwobi para venir en apoyo sobre Ghendouzi, como Kolasinac para romper por fuera con ventaja sobre Bailly. Así, el partido se equilibró por completo, tanto en la tenencia de la pelota como en la posición media sobre el campo de los hombres de Unai, mucho más avanzada que en los primeros 25 minutos. Ya con tiempo para maniobrar desde una igualdad conseguida, el técnico vasco, también el portugués, metieron dos ideas en el campo. Sin demasiado éxito, Mourinho dio entrada a Lukaku y Fellaini para cargar el área desde lo más alto, mientras el Arsenal activaba las opciones de Lacazette y Mkhitaryan para transitar por bajo. Todo quedó igualado tras un inicio bastante diferente a lo imaginado.
David de la Peña 6 diciembre, 2018
Me pareció un buen partido del Manchester United, dentro de lo que cabe. Bien a la hora de encimar al rival, un modelo que encaja bien en que la zona ancha ala administren Matic y Herrera.
Sin meterme en decisiones de un súper entrenador como Mourinho, pero la verdad, me choca lo de Ander. Es que es un jugador que encaja muy, muy bien en lo que ha solido utilizar el portugués en su carrera.