El deseo de tener el control | Ecos del Balón

El deseo de tener el control


Entre las muchísimas sensaciones y sentimientos que un jugador de fútbol experimenta y da forma para que estos no condicionen en exceso su rendimiento, el cambio de categoría requiere un anexo en dicha gestión. Huesca, por primera vez, o Rayo Vallecano, han dado un salto que no han conseguido estabilizar una vez han aterrizado. Manipular con mimo las causas y generar una dinámica positiva entre tanta dificultad está condicionando la relación causa-efecto que se produce entre rendimiento y resultado. Jugar liberado y sin la tensión producida por el exceso de información, duda, expectativa o decepción es la principal misión a cumplir para salvar la categoría. Un ejemplo de esto está siendo el conjunto franjirrojo, quien 11 jornadas después consiguió hace unos cuantos días una victoria enormemente perseguida, tanto por el hecho en sí, como por su potencial significado en el porvenir.

Competir en Primera sin calidad exige saber adaptarse a todas las emociones

En Primera división, intentar ser tú mismo en todos los campos y además ser competitivo es una cuestión realmente compleja si no dispones de cierta calidad individual, una que además reúna experiencia, personalidad y jerarquía a la hora de saber qué tipo de miedo, ansiedad y dificultad llega en cada momento. Detectar cada emoción para ponerla en su lugar es el pan de cada día en Primera. Por eso, en ese trayecto entre llevar a cabo tu plan y por el camino adaptarte a circunstancias del juego completamente diferentes, a las que te expone el rival, suele llevarse por delante tramos de temporada y algún que otro proyecto. En ese sentido es muy interesante acudir al discurso con el que Michel, valorando en la previa y analizando tras cada partido, está entendiendo lo que quiere de su equipo y lo que no le está dejando el campeonato.

A falta de calidad contrastada en el tiempo, la propuesta colectiva, en lo puramente futbolístico, se queda coja al máximo nivel. Por eso ha de ir añadida de una suma de gestiones -del ritmo, del balón, del resultado, de las fases de dominio o de sometimiento del rival- que conforman 90 minutos en la élite del fútbol español. Un camino en el que los equipos más humildes a nivel de plantilla han de construir sin dudar de su plan principal pero atendiendo constantemente a todo el exterior que demanda la competición. Esas gestiones son vitales para competir, de lo contrario se abre el agujero de la clasificación.

«Si analizas los últimos partidos, en todos hemos tenido fases de dominio y de ser mejor que el rival. No puedes cambiar ahora nuestra idea de juego porque nos está dando rendimiento, no resultados, pero sí rendimiento. Voy a reforzar lo mismo, porque creo que es la forma de conseguir resultados. No encajamos goles por nuestra forma de jugar».

Cuando, además, entre medias, la pelota sólo entra en una de las porterías, la que no es la tuya, el peso que eso supone no deja penetrar determinados mensajes que buscan que el jugador no desista entre tanta derrota. Y llega la tensión. Con ello, el miedo a perder un balón, a perder la posición. Llega el miedo a no lograr interpretar todas las variantes de un partido. Llega el miedo a jugar.

«Nos tenemos que quitar la psicosis. Hay que estar tranquilos cuando el rival nos ataca y tiene el balón. Es verdad que en los últimos minutos nos cuesta, porque pensamos demasiado en el resultado y eso nos está afectando. Creo que hemos sido merecedores de la victoria, pero ha habido momentos en los que tiene que haber una situación de control».

Esa situación de control, además, parece tener cupo, pues todos la anhelan y sólo la tienen unos cuantos. Esa palabra es la mayor aspiración de cualquier equipo. Sólo reservada para unos pocos, tener el control de todo lo que pasa y gestionarlo después a tu favor es la razón de ser de un equipo optimizado al 100%. Así, los resultados van alejando a los menos capaces de esa sensación. Como encontrarla requiere tiempo y el tiempo se agota desde muchos puntos de vista, la suerte y la victoria normaliza y posibilita muchos procesos a la hora de asimilar información, convertida en tranquilidad para comenzar a gestionar cada lance del juego, sin que el miedo lo condicione todo.

«Hemos estado atenazados y ahora espero que esto nos libere dentro de lo bien que hemos competido hoy. Espero que hoy el jugador se vaya más liberado a casa después de la victoria. Con las derrotas me levantaba con la sensación de que hacíamos cosas bien y cosas mal y hoy me voy igual».

El Rayo Vallecano de Michel llegó a Primera con la idea de generar más ocasiones de gol que el rival, generando peligro, verticalidad y ocasiones desde la iniciativa individual. No en vano, el Rayo es el equipo de la Liga que más regates intenta de toda el campeonato, pero contextualizado, este hecho explica la cierta soledad que viven las piezas de ataque. La estructura rayista ha transmitido un nerviosismo que le ha hecho jugar siempre muy separado. Un equipo largo, que a trompicones traza e imagina un potencial camino de dominio pero que no consigue generar ventajas de calidad para dominar el juego. Una vez ganó al Eibar adaptándose por completo al estilo Mendilibar, y estando a tiempo de engancharse a quienes están siendo capaces de controlar lo que pasa, el Rayo sigue asimilando de qué va la categoría.


3 comentarios

  • AArroyer 4 diciembre, 2018

    A mí lo que me está transmitiendo el Rayo es que en su plan de juego principal no consigue asentarlo, prolongarlo y ser competitivo con él. Ya no es que acuse mucho los golpes, es que parece que sus principios de juego están por asentar. El sistema en mi opinión es francamente frágil y no hay un director de juego en el que repose la idea, la verdad.

    Luego, que por ahí va la reflexión, es que hay muchos factores que debes atender a la vez que refuerzas tu método y tu modelo de juego, inherentes a la categoría, que te dan baños de realidad y que es otro proceso, perpendicular, que afecta a tu manera de competir. Y es lo que también le está costando el Rayo. Ese miedo del que habla Michel.

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  • AdrianBlanco_ 4 diciembre, 2018

    @Aarroyer

    Y ese miedo creo que fue súper palpable el paso viernes, en la primera parte ante el Eibar. El Rayo no está consiguiendo darle un fondo a su forma, y ello explica el dato del que hablábamos en la radio: es el equipo que más regates intenta. Primero, obviamente, por la propia naturaleza de sus piezas. Y en segundo lugar porque la estructura colectiva está obligando a ello a sus futbolistas.

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  • AArroyer 4 diciembre, 2018

    @Adri

    "Y en segundo lugar porque la estructura colectiva está obligando a ello a sus futbolistas".

    Esta lectura es necesaria para contextualizar lo que muchas veces, efectivamente, esa la única opción. Jugadores que incurren en jugadas individuales que no proceden, por zona y por momento del juego. Es como la respuesta a cierta falta de soluciones colectivas.

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