Maurizio Sarri dejó una hoja de ruta muy marcada en San Paolo, cuestión que un técnico experimentado como Carlo Ancelotti no iba a desaprovechar, al menos en un principio. Sin embargo, el exentrenador del Real Madrid, cuyo discurso siempre ha estado relacionado con adaptarse a las virtudes de sus futbolistas, se sentó en el banquillo del Naapoli con un primer inconveniente difícil de subsanar.
La salida de Jorginho cambiaba la perspectiva de forma radical
La marcha de Jorginho al Chelsea de la mano de Sarri cambiaba completamente la realidad del equipo. Ancelotti consideró que las líneas maestras trazadas por su predecesor debían de ser mantenidas, y para ello buscó la adaptación de Marek Hamsik, que comenzó el curso jugando como pivote. Sin embargo, el eslovaco siente el fútbol de forma muy diferente. La percepción del juego calmada y sosegada de Jorginho daba paso a una mucho más impulsiva, y el Napoli no consiguió el orden a través de la pelota que acostumbraba.
La decisión de Carlo Ancelotti fue revertir la pirámide, y lo hizo a partir de la nueva posición de Lorenzo Insigne, que está dando paso a un modelo muy diferente. Si el Napoli de Jorginho construía a través de cadenas de pases muy largas, lo que le permitía asentar a todo el equipo en campo contrario y a partir de ahí desarrollar su idea, tanto para atacar con un gran número de jugadores como para presionar junto en campo rival, el de Insigne es más reactivo y ataca espacios más abiertos.
La posición de Insigne ha cambiado la forma de jugar del Napoli
Ancelotti, sin Jorginho, ha pasado a jugar en un 4-4-2, pensado para potenciar rápido y siempre que se pueda a su pareja de puntas. El motivo es que Ancelotti cuenta con tres jugadores que fluyen en ataques rápidos y verticales, y, lo más importante, con gran talento para dirigir las acciones ofensivas y no sólo finalizarlas. La idea es que la punta la compartan Mertens e Insigne, pero también Milik, el más ‘pesado’ de los tres, comprende bien el intercambio de movimientos entre pedir la pelota al pie o al espacio, dejando toques que garantizan una continuidad correcta. La idea es que los delanteros napolitanos se encuentren cómodos, y el arranque de curso deja claro que la idea del entrenador está mostrándose competitiva.
David de la Peña 2 noviembre, 2018
Insigne ya había dejado alguna temporada muy goleadora con Sarri, pero (y a pesar de los buenos números con Ancelotti), el tema está siendo un poco más global. Lorenzo está acabando jugadas, sí, pero también dirigiendo mucho los ataques. Es la gran apuesta del entrenador y de momento está respondiendo.