Isco Alarcón y Marco Asensio fueron los dos únicos futbolistas que ayer, en la visita de Bosnia a Gran Canaria, gozaron de la suficiente autonomía (e iniciativa) para moverse antes que el balón, y no al revés. Cada uno desde un perfil, con Isco por izquierda y Asensio –que empezó de interior y acabó como extremo- por el lado derecho, el fútbol de la selección gozó de mejor salud en la segunda parte cuando estos, yéndose hacia dentro, completaron los apoyos de cara de Rodrigo, le dieron comba a la hiperactividad de Fornals y Brais Méndez, y sobre todo le garantizaron a la selección lo que le había faltado en la primera parte: velocidad en circulación y profundidad por fuera. Una tesitura en la que Gayá, lateral izquierdo, se erigió como uno de los más destacados en una noche en la que España recolectó pocas noticias desde lo colectivo más allá del 1-0.
Marco Asensio jugó todo el primer tiempo como interior derecho
En un once titular repletó de variaciones, Luis Enrique probó de inicio con Asensio y Ceballos de interiores en mediocampo. Un 4-3-3 en el que Isco, por la izquierda, y Suso, desde la derecha, le dieron forma a aquello por lo que el asturiano está apostando en todos sus partidos: que los dos extremos jueguen -al menos desde el principio- bien abiertos. El hecho de contar con Asensio y Ceballos en un escalón intermedio, por delante de Rodrigo –pivote-, le dio a España tanta fluidez en su fase de salida como poca profundidad para llegar cerca del área de Bosnia. Con los dos interiores acudiendo a recibir siempre de cara a la jugada, y con Isco y Ceballos tan abiertos por fuera, España se encontró en la coyuntura –con Morata bajando a tocar de espaldas (a la portería rival)- de que no tenía ruptura desde los pasillos exteriores. Algo que, siendo Gayá y Jonny los dos laterales, se puede explicar al hilo de la propia disposición del resto de piezas en los largos tramos de posesión española durante los 45′.
Con Bosnia en un escalón intermedio, armada en un 4-1-4-1/4-5-1, con Besic –sin Pjanic- y Dzeko entremedias de la defensa y el mediocampo, la posesión de España, aún marcada por lo ocurrido ante Inglaterra y Croacia, destilaba un miedo atroz a la pérdida. Con Rodrigo solo por delante de los dos centrales, y con la constante movilidad de los interiores unos pocos metros más arriba, Luis Enrique quiso asegurarse una pérdida “más segura” desde la posición de los dos laterales. Con Isco cada vez más suelto de la banda, trazando diagonales de todo tipo por dentro y hacia atrás, España, desde la movilidad de Morata, se propuso estar junta en todo momento. Con las piezas muy cerca las unas de otras, en un dibujo desde el cual, en caso de cualquier despiste, tuviese opción de presionar más y mejor a la hora de salvar un posible robo bosnio.
Gayá leyó los movimientos de Isco para romper desde la izquierda
De esta forma, fue a través de los laterales con los que Luis Enrique se propuso darle forma al fondo. Y eso explica que, con Isco –extremo por izquierda- y Asensio –interior desde la derecha- tan móviles con respecto a la pelota, la actitud de Gayá y Jonny respondiese a la actividad de los otros dos futbolistas. De esta guisa, no es casualidad que España desbordara tan poco por fuera durante la primera mitad; sino que, viéndolo desde otra perspectiva, es hasta lógico que Gayá luciese de forma más ofensiva, sirviéndose de que ese mismo lado estaba ocupado por Ceballos, y que Jonny, por la derecha, estuviese “pendiente de subsanar» los cortes de Asensio.
Una situación que, mediada la segunda mitad, cambió por completo en el momento en el que Gayá, leyendo los espacios que iba generando Isco tras de sí, pasó a romper con velocidad hacia delante; Asensio, ya como extremo, se soltó desde la derecha; y la selección, por el carril central, gozó del flujo de Fornals y Brais Méndez por delante de Rodri Hernández. Fue durante ese tramo, con Isco y Asensio entendiéndose bastante bien a la hora de decidir cuándo y para qué correr hacia dentro, en el que España adoptó un planteamiento más reconocible a partir de la posesión. Los apoyos de Rodrigo Moreno por delante de la pelota, acercándose a recibir cerca de la frontal, y los de Fornals, desde el interior izquierdo, abriendo líneas de pase por delante de los centrales y el pivote, dieron cuerpo a los mejores minutos de España. Marcó el 1-0, se apropió de la parcela rival y, en otro orden de cosas, le sirvió para, después de todo, despedirse de este 2018 con mejor sabor de boca.
Albert Blaya Sensat 19 noviembre, 2018
Solo vi el primer tiempo, pero cuánto le costó a España juntar al equipo en fase ofensiva. Demasiada volatilidad en sus interiores y los movimientos. No me terminó de convencer. Y por lo que vi, poco peso de Isco y Asensio, almenos para lo que LE quiere.