El Atlético de Madrid humanizó al Borussia Dortmund a modo de revancha. Lo derrotó con los dos únicos tantos que ha encajado el cuadro alemán hasta la fecha en esta Champions. Y haciendo uso de una combinación que suele ser sinónimo de grandes noticias para este tipo de noches. El conjunto rojiblanco, que acabó el encuentro sin un solo remate entre sus propios palos, fue tremendamente superior en lo anímico y en lo táctico. Controló el partido a su antojo, desde el espacio y no con el esférico (que fue en todo momento de los alemanes), y dejó un rosario de ocasiones que, a decir verdad, no quedó del todo ajusticiado en el marcador definitivo. Con un Rodrigo estelar, muy dominante en su parcela, con un Saúl pletórico desde la banda, muy astuto en sus decisiones, y con un Griezmann súper avispado, jugando con Kalinic –desde el inicio- y con Gelson –después- por delante, el Atlético de Diego Pablo Simeone entendió en todo momento lo que requería el partido.
La posesión del Borussia Dortmund (65% ) fue sumamente estéril
Lucien Favre quiso minimizar riesgos. Y sabedor de que el Atlético, desde su escalón intermedio, pretendería ceder toda iniciativa desde el principio del encuentro y de que esperaría el más mínimo resquicio para sacar las uñas, orientó su salida de balón sobre el sector izquierdo de su 4-2-3-1. En dicha zona, con Akanji, Hakimi, Witsel y Sancho, el Dortmund planteó una especie de rombo en el que su lateral izquierdo, muy pegado a la cal, y el mediocentro belga, que acudía a recibir siempre con el cuerpo muy perfilado, tenían la clara intención de superar al volante rojiblanco de ese mismo sector, y, con la inestimable ayuda de Sancho para bajar a recibir de cara y arrastrar consigo la marca del lateral, colar una pelota al espacio que, de haber entrado a la espalda de Juanfran y/o del doble pivote colchonero, podría haber vestido de contragolpe a una posesión que, de tanto ir y venir de manera horizontal, y sin recorrido para rebasar la divisoria, se acabó convirtiendo en el mejor aliado de la defensa posicional (4-4-2) con la que se armó el Atlético.
Bajo este prisma, al Borussia Dortmund le faltó atrevimiento –y quién sabe si algo muy distinto- para castigar la única rendija que concedió el Atlético en su trabajo sin balón. Con Griezmann y Kalinic en primera línea, emparejados 2×2 con los centrales del Borussia Dortmund, la primera intención de Simeone fue marcar una serie de zonas y situaciones para llevar a cabo su presión. El francés y el croata, en este sentido, no quedaron expuestos a grandes esfuerzos por perseguir a Toprak y Akanji, sino que su desgaste, desde el bloque medio en el que se organizó el equipo, quedó enfocado a morder sobre el doble pivote de Favre, cuando estos, a la hora de mantener la posesión, se quedaban mal orientados con respecto al arco defendido por Burki. Un plan en el que la lectura táctica de Rodrigo fue clave para, además de por él, volver a jugar por el resto.
Rodrigo volvió a sostener al Atlético desde el carril central
Rodrigo Hernández volvió a rayar más cerca del sobresaliente que el notable alto. Su sentido de la posición le hace estar siempre bien colocado. Atento a todo cuanto sucede en su entorno. Y con la templanza suficiente para, además de tener muy vigilado a Reus por el carril central, no soltar las riendas del mediocampo, ni aun cuando Thomas, que fue quien le acompañó desde el otro perfil del doble pivote, hacía sonar la corneta que daba inicio al ejercicio de presión. Con el ghanés responsabilizado de ello, saliendo a morder lejos de su zona, llegando a situarse incluso en paralelo con los dos puntas, la interpretación de Rodrigo resultó capital para que el bloque no se partiera en dos partes. Un ejercicio de puro raciocinio que el ‘14’ del Atlético, ya con 1-0, quiso completar con una retahíla de envíos verticales, desde su posición hasta la de Griezmann, con Saúl y Correa yendo hacia dentro, con la que el Atlético meneó la coctelera.
Saúl, de fuera (costado) hacia dentro, completó un partidazo
El otro gran nombre propio fue el de Saúl Ñíguez. Empezando el partido desde la derecha, como volante del 4-4-2, y acabándolo por izquierda, tras intercambiar varias veces su sitio con Correa, el ‘8’ del Atlético volvió a cuajar una actuación de altura. Y en el sentido más literal de la frase, además. Abierto siempre a uno de los lados, cuando el equipo salía desde atrás, Saúl garantizó una referencia muy práctica en el juego directo. Mientras que, con el esférico a ras de césped, fue un recurso súper activo para, abandonando el costado y yéndose hacia dentro, darle chispa y continuidad al Atlético sobre la zona de aceleración. Una actuación que coronó con el 1-0, en una de esas llegadas tan suyas desde la segunda línea que ahora, cuando juega desde la banda para acabar por dentro, sí puede realizar con mayor persistencia, autonomía y determinación que cuando arranca del doble pivote. Porque Saúl Ñíguez es esto, por encima de todo lo demás. Y Simeone le conoce mejor que nadie.
lordcab 7 noviembre, 2018
Creo que hubo más diferencia ayer entre los dos equipos que en la ida, la diferencia fue el acierto de los dos equipos en ambos partidos.
Que importante son los laterales en el Atleti, ayer tanto Filipe como Juanfran rallaron a un nivel extraordinario y lo de Saúl cerca del área debería ser norma en este equipo. Buenos minutos de Kalinic, no le buscó el equipo demasiado, pero trabajó a destajo y dejó buenos detalles.