La Liga española tiene nuevo líder: el Sevilla Fútbol Club de Pablo Machín. El conjunto hispalense está sumando un ritmo de puntuación que conjuga valor individual con sistema reconocible, una combinación de teclas memorizada por el técnico soriano que ha permitido a Nervión sumar más que nadie. Y por lo que se intuyó ante el Valladolid, veremos si con recorrido, el Sevilla parece dispuesto a defender esa cima con un matiz en su plan principal. Ante el equipo de Sergio González, el líder modificó la colocación de sus centrocampistas, una decisión que puede tener su explicación en la introducción de su nuevo carrilero izquierdo, Sergio Escudero.
El Sevilla matizó la posición de Banega y Sarabia
Cabe recordar, cuando el lateral vallisoletano aún no cayó lesionado, que Machín parecía dispuesto a replicar un 3-4-2-1, con dos mediapuntas, cuya línea medular recitaba, de derecha a izquierda, los nombres de Jesús Navas, Roque Mesa, Ever Banega y Sergio Escudero. Una composición que se deshizo cuando el zurdo se lesionó de gravedad, una ausencia que Machín entendió como lo suficientemente importante como para repensar el periodo de lanzamiento del equipo desde otra disposición. Esa idea sumaba un apoyo en la izquierda para mantener la pelota en campo contrario. Y no uno cualquiera, pues con él podía prescindir de un tercer mediocampista para sumarlo a la mediapunta sin que perdiera capacidad para dominar los partidos.
El valladolid tuvo fases de dominio a espaldas de Banega
La carencia de remate en los últimos metros y la baja de Sergio, hizo maniobrar a su entrenador, pasar a un 3-5-2, cargar con Jesús Navas y ganar un apoyo en la medular. Una vez Sergio se ha sumado, como se vio ayer, Machín, que no contará de nuevo con Gonalons, colocó a Roque Mesa junto a Banega, dejando al Mudo en el banquillo y dando a Sarabia un rol de mediapunta. La victoria ante el Pucela se cimentó en un 3-4-1-2 que tuvo varias cosas que analizar, entre las que destaca que Escudero sumara 79 toques en el partido, más que ningún otro jugador de su equipo, ejemplo de su tremenda impronta en el juego.
El argentino se movió demasiado y no retornó con continuidad
Por otro lado, debe constar la capacidad de su rival. El Valladolid de Sergio González ha demostrado que tiene estructura notable para alargar sus fases con balón. Sus hombres de banda se mueven permanentemente en posiciones interiores, sumando agilidad en el pase por parte de sus centrocampistas. Esa naturalidad para subir escalones contrastó con el irregular partido de un Banega que estuvo siempre muy lejos de Mesa, lo que obligó al Sevilla a ser un equipo mas largo de lo deseado. El argentino se soltó mucho más, pues con Mesa es el canario quien ejerce de mediocentro puro, y ése, el que juega libre, es otro Banega bien distinto. Y es ahí donde el Valladolid igualó el partido, que fue increíblemente parejo en sensaciones y parámetros, a excepción del marcador. Porque ahí, corolario y a la vez pilar, entró en juego Tomas Vaclik.
AArroyer 26 noviembre, 2018
No me gustó demasiado el Sevilla, tengo que decir. Me parece que abrió demasiadas puertas atrás, y que se empeñó en jugar demasiado al espacio, se estiró mucho el equipo y no terminó de dominar el encuentro.
Ese Mesa-Banega, con Sarabia más mediapunta que interior, desnudó un poco al equipo en transición defensiva, Mesa estaba bastante solo. Supongo que Machín tomará nota.
Qué buen impacto tuvo, por cierto, Enes Ünal en el partido. Me parece que es el punta que mejor reúne todo lo que le hace falta al Valladolid para atacar desde abajo o más arriba. Juega bien de espaldas, puede recibir juego directo, se mueve bien.