El Manchester City ha conseguido que cada siete días los partidos se jueguen bajo el guión imaginado por su entrenador. Ya sea por sometimiento al rival o por elección del entrenador contrario, el Manchester City dibuja un ataque posicional constante en el que está encontrando muchas soluciones para disparar a portería, y en el que está controlando con acierto las transiciones al ataque del equipo rival.
Variando la ocupación del campo, Guardiola suele ensanchar en ataque con dos jugadores pinchados en banda, y busca proteger a los dos centrales con tres efectivos, generalmente cerrando a los laterales para impedir que el rival corra por el carril central. Es interesante que estemos viendo en ese rol de forma puntual no sólo a Walker o Mendy, sino también futbolistas de otra naturaleza como Laporte o Stones, buscando en ellos capacidad para anticipar el envío directo del rival sobre el apoyo de un punta que deje de cara a un posible lanzador.
Guardiola ha construido un equipo dominante en el fútbol inglés
La realidad del Manchester City en el fútbol inglés es control, y teniendo en cuenta las dificultades que Guardiola dejó claras tras su llegada, relacionadas con la dificultad de presionar y de dominar la segunda jugada, es algo tremendamente meritorio. El actual campeón juega un altísimo porcentaje de los partidos que componen el campeonato liguero en el espacio que desea, y esa estrecha relación que guardan el escenario provocado y la ruta elegida acaba derivando en buenos resultados.
Sin embargo, la Liga de Campeones de momento se resiste, donde la emoción y la exigencia crece, tanto en el rival como en el propio combinado skyblue. Parece complicado que Pep Guardiola consiga llevar al equipo a la final a partir de los parámetros del día a día del campeonato local, en los que el contexto del partido permite a Mahrez o Sané generar el desequilibrio en las esquinas del área, con la casi certeza de que el posicionamiento colectivo van a solventar las jugadas mal finalizadas.
Kevin de Bruyne potencia el sistema, pero acerca al triunfo si el partido no se mueve en el guión deseado por el Manchester City
Es factible por tanto imaginarse un Manchester City campeón de la Premier League sin Kevin de Bruyne gracias al sustento que da su sistema, pero resulta mucho más complicado creer que el equipo citizen pueda competir por la Champions sin la presencia del belga. De Bruyne es la pieza que acerca a la ocasión de gol sin depender del control, contexto que parece obvio sucederá en las noches más calientes de la competición reina.
Más allá de que De Bruyne sea un constante martillo ofensivo en el día a día liguero, y de ahí su enorme importancia en el proyecto de Pep en Inglaterra, es la pieza que más se acerca a encontrar jugadas decisivas tanto en la concentración extrema que ofrece un equipo que defiende una ventaja en una eliminatoria europea, como precisión para castigar en el caos. Su recuperación es, con toda lógica, la sonrisa en la cara de Guardiola, y quizás su argumento más decisivo en el asalto a la competición reina.
David de la Peña 23 octubre, 2018
Me parece interesante ver cómo encaja ahora Guardiola a De Bruyne. A partir del Bernardo Silva interior y con Mahrez-Sterling intercambiando el extremo derecho según las necesidades, el equipo está funcionando francamente bien en la Premier League. Dicho esto, no me parece un problema en absoluto, si no un complemento extra. De Bruyne + Leroy Sané es algo devastador, que además permite utiliza a Mahrez, Sterling o Bernardo Silva para cuestiones muy diferentes.
El Manchester City, en esa época tiránica de CR y Messi, ha ido dando a Pep muchas piezas diferentes para que él proponga, y dada la enorme calidad del entrenador, me parece una medida muy lógica.