Roberto Mancini afrontó el encuentro ante Ucrania con una apuesta que, ya pudiendo contar con Marco Verratti, se definió bajo la clara intención de construir la estructura del equipo a través de la conservación de la pelota. El seleccionador azzurro no sólo alineó jugadores con bastante soltura para controlar y enviar, también desde la pizarra buscó siempre que existieran líneas de pase cercanas y se generasen triángulos de forma constante.
Mancini aún está definiendo su modelo de juego, pero el amistoso ante Ucrania mostró la intención de moverse en posesiones altas
Las dos cuestiones más llamativas del partido fueron, por un lado, una salida de balón muchas veces construida con tres hombres, y por otro, la ausencia de un delantero centro. La primera medida tuvo relación con darle a Bonucci ese papel de líbero en el que tan bien se maneja, con Florenzi, lateral derecho, cerrado, y Chiellini, central izquierdo, abierto. Biraghi, el lateral izquierdo, ganaba altura, y generalmente Bernardeschi era quien se pinchaba en derecha para buscar una recepción más abierta. Por dentro, a diferentes alturas, Jorginho, Verratti, Barella e Insigne se acercaban al balón, con un Chiesa intercambiando movimientos de apoyo y ruptura.
La intención de limitar los contragolpes ucranianos surtió efecto durante el primer tiempo. Italia, desde Bonucci cumpliendo ese papel de eje y con Verratti y Jorginho abriendo líneas de pase por delante -Barella se movía en un escalón superior- consiguió darle ritmo y sentido a su circulación. Además, esa delantera formada por Insigne, Chiesa y Bernardeschi, sin un delantero centro claro, permitía agilizar la cadena de pases, lo que provocó que la posesión italiana durante esos primeros 45 minutos fuese de calidad.
La gestión de la pelota por parte de Italia durante el primer tiempo fue muy positiva
La principal duda nació de la ausencia de esa figura del delantero centro, ya que aunque desde los movimientos tanto Chiesa como Insigne se movieron bien a los espacios y estiraron los ataques cuando fue necesario, el equipo no terminó de intimidar a pesar de encontrar algunas situaciones de remate limpias. Italia se manejó en un ataque posicional bastante prolongado, y sí se notó que su presencia en el área se quedo corta. El equipo ganaba profundidad por fuera, pero ni los atacantes ni los medios mostraron agresividad para cargar el área.
En el segundo tiempo y ya con el carrusel de cambios, la idea inicial de Italia se matizó mucho y Ucrania comenzó a intimidar bastante más a menudo la meta de Donnarumma, aunque la lectura para el futuro llega claramente por lo acontecido en la primera hora de partido. Teniendo en cuenta los precedentes vistos desde la llegada de Mancini, se puede decir que el técnico italiano ahora tiene, al menos, un hilo del que tirar.
David de la Peña 11 octubre, 2018
Primer tiempo positivo de Italia. Es cierto que al equipo le falta talento, pero al menos Mancini utilizó, por un lado, a los que más cerca están del primer nivel (o pueden llegar a estarlo), y por otro, los que hablan entre sí el mismo idioma.
El tema del 9 tiene poco recorrido creo yo, y esto sí me parece un problema con respecto a la necesidad de tener siempre un apoyo extra para que la idea vaya madurando. De hecho, viendo el partido, he pensado el poco "juego" que tienen hoy por hoy los nueves italianos, y lo que está proponiendo Mancini necesita ese plus. Immobile, Belotti, Zaza, Cutrone. Son jugadores muy enfocados a finalizar jugadas una y otra vez. De ahí que con lo que tenía Mancini en la cabeza Balotelli tenga sentido en lo futbolístico, y añadiría el nombre de Petagna para el futuro, aunque su déficit de remate es un problema.