Más por estilo que por nivel, el Borussia Dortmund representa un pequeño marrón para el actual Atlético de Madrid. Las características de los jugadores y el ritmo de juego del propio equipo y el de la Bundesliga en general suponen para el presente colchonero una dificultad a la que Simeone y sus jugadores respondieron ayer como les viene naciendo desde que son un monarca europeo. Desde el repliegue como medida base para cerrar espacio y restar velocidad, una fase del juego que expone el desgaste del propio concepto y de la ausencia de contragolpe que ha experimentado el conjunto en las últimas temporadas, el partido dejó al Atlético sin demasiado margen. Sólo su posesión de balón en campo contrario está explicando cuál es su potencial mayor virtud para escapar de su reconocida como mayor carencia.
El encuentro, no obstante, nació con una vocación colchonera por empezar jugando muy arriba. Desde una presión zonal adelantada y Koke en banda izquierda como punto de apoyo para girar el compás, el Atlético se posicionó con garbo e intención. Logró darle altura a sus dos laterales y entabló un amago de dominio coherente desde lo posicional -Griezmann libre y en apoyo, Koke en izquierda, Lemar en derecha y Thomas ayudando a Godín en salida-. Pero no tardó demasiado el escenario en transformarse cuando el Dortmund se desperezó. El plan de Lucien Favre, además, estaba construido para atacar la nuez del Atlético de Madrid. La posición de Marco Reus como falso ‘9’, junto a tres mediapuntas, hizo al Atlético defender espacios sin referencias, formando su 4-4-2, en el que las bandas son oportunidades para profundizar y la mediapunta una zona sin dueño en la que los pivotes dejan tiempo para maniobrar.
E ritmo del BVB fue demasiado para el actual Atlético
El intercambio posicional de los alemanes se sumó a su acertada decisión de juntar siempre tres hombres rodeando el balón y al lateral rojiblanco en cuestión, una superioridad que hizo al Atlético aposentar su bloque prácticamente dentro del área. La posición media de la fase defensiva del Atlético fue sumamente retrasada, dando la sensación de amalgama en la que ninguna de las dos líneas hacía por evitar y prevenir. Sólo podía curar en el último momento. La descoordinación de los pivotes para salir a por el poseedor o moverse en exceso permitió al BVB subir todas sus líneas, atacando en el último tercio y defendiendo en el tercio inmediatamente anterior. La muestra más preclara la aportó Axel Witsel, que jugó prácticamente en zona de tres cuartos siendo el ‘5’.
Y es que, a falta de la introducción de nuevas piezas o de evolución de otras determinadas -bajo momento de los puntas, Costa y Griezmann-, el Atlético viene necesitando imperiosamente registrarse en los partidos con el carnet de dominador. Su defensa ya no es organizada y la bisagra hacia el contragolpe ha perdido fuelle para desplegarse, ergo no puede correr ni vivir atrás. Por eso, la respuesta más natural, también obligada por el resultado, fue introducir a Rodri en el campo, ubicar a Saúl en banda derecha y acercar a Koke para recibir el pase de Rodri. Esta estructura, vislumbrada en el Louis II de Monaco, es la vía más reconocible para un equipo en el que han despertado Lucas o Giménez como centrales de achique y cobertura y a un grupo de jugadores que se relacionan desde el pase.
El Atlético reaccionó metiendo a Rodri y ubicando a Saúl en banda derecha
Lo que ocurre y ocurrió es que el plan no es del todo completo. El sistema de juego rojiblanco no le está permitiendo explicar y razonar interiormente qué movimientos hacen sólido el plan. Los laterales son fundamentales en la idea y ninguno puede mostrar una fuente de productividad y energía propias. En los inicios de la segunda mitad, no obstante, sí dio sensación el Atlético de embragar hacia el empate. El cambio de piezas y el comportamiento y ubicación de las mismas mostraron que Simeone sabe como activar un plan de posesión que transforme el partido. A falta de darle un soporte táctico y continuado, dichos cambios detectan dónde está el problema y cual es el principio de la solución.
Pero la clave del encuentro fue el ritmo. El BVB castigó cada pérdida de balón rojiblanca porque la calidad de la posesión no fue excesivamente alta y porque el Atlético es un equipo de ritmo muy lento. Y es ahí donde Favre marcó la diferencia y lo que resumió lo que en la previa anticipaba una dificultad importante. El Signal Iduna Park de Pulisic, Reus, Götze o Achraf hace las cosas a un ritmo muy elevado. Y cuando las cosas se hacen muy rápido se tiende a forzar errores en el rival que condicionan su concentración, su posicionamiento y su capacidad de respuesta. El Atlético viene intentando construir un punto de inflexión, también dirimir una lucha interna por el cambio de registro y espíritu que se está librando entre el legado y la configuración de la plantilla.
Tomped 25 octubre, 2018
Buen equipo el Dortmund. No lo había visto jugar aún pese a lo bien que se estaba hablando de él y lo bien que ha empezado la Bundesliga, pero ayer me gustó mucho. Y es que el Iduna impresiona, ese muro de gente amarilla la verdad que abajo tiene que ser bastante tremendo de ver.
Sobre el partido, para mí fue a arreones, no sé si programados tanto por Simeone como por Favre, pero está claro que la apuesta totalmente vertical del BvB cuando tiene el balón es tremenda. La calidad de Reus, de Pulisic, de Götze o de Larsen hacia que romper líneas se antojara fácil ayer. Y estamos hablando contra el equipo del Cholo que suele achicar perfectamente esas líneas de pase!
Veremos en el Metropolitano qué se ofrece, pero hueso duro es este Borussia.
Saludos