La reedición de una de las semifinales de la última Copa del Mundo no dio demasiadas pistas sobre el próximo paso que Inglaterra y Croacia pueden dar a corto y medio plazo. Fue un choque escaso de ritmo, que rara vez se abrió para provocar ajustes y que tuvo en Gareth Southgate al actor más inquieto de la noche. El conjunto inglés puso las ideas más reseñables en una contienda en la que nadie brilló. Sólo 14 tiros se efectuaron en toda la cita, una cifra que resumió bien dónde estuvo el balón y cómo ambos equipos se protegieron de la principal amenaza del rival: la velocidad.
Southgate no dejó progresar a los mejores jugadores croatas
Zlatko Dalic decidió en esta ocasión dotar a su centro del campo de una pieza más para intentar dominar arriba. Mateo Kovacic fue el encargado de posicionarse en el eje, con Rakitic en el interior izquierdo y Luka Modric, más adelantado, en campo contrario. Con los laterales muy abiertos, Pivaric y Jedvaj terminarían recibiendo la gran mayoría de los primeros pases en salida, una circunstancia que forzó constantemente el seleccionador inglés. Southgate midió cada paso balcánico y reforzó el carril central. Croacia nunca pudo progresar por dentro, quedándose sin espacio para sus puntas y sin recepciones para sus cracks, Luka e Ivan.
Los ingleses, en 4-5-1 en defensa, cedían espacio por fuera
La medida inglesa consistió en igualar en número el mediocampo rival, con Dier, Henderson y Barkley, pero estrechando mucho las posiciones de Rashford y Sterling. Con ello, resultaba muy complicado para los croatas superar líneas por dentro. La conducción de Kovacic quedaba taponada, mientras Modric estaba siempre rodeado y Rakitic se abría en horizontal para intentar sumar superioridad sobre los puntas británicos. Así, el partido entró en un constante bucle en el que Sterling y Rashford intentarían descolgarse tras robo, pero ahí también encontró Dalic una oportunidad para defender el espacio.
El partido dejó sin espacio a Rebic, Rashford o Sterling
Rakitic y Jedvaj, más retrasados que sus compañeros en el sector contrario, dieron a su equipo un sostén en el balance defensivo, lo que dejó bastante cerrado el encuentro. Tan cómodo estuvo el combinado inglés que apenas movió el bloque y la alineación, esperando a su diferencial balón parado para marcar las diferencias en un partido que no tuvo apenas relieve ni repecho que explicar. Una etapa llana sin demasiada imaginación.
AArroyer 101p · hace 341 semanas
En ataque ya sabemos de qué carece Inglaterra. Tiene que confiar demasiado en dos atacantes muy irregulares a la hora de crear o materializar. Es algo con lo que Southgate tiene que convivir y por eso opta por un mediocampo como el de ayer.
Javier Cordero · hace 341 semanas