La selección española sub-21 estará el próximo verano en el Europeo de Italia. El combinado de Luis de la Fuente, quien precisamente se estrenaba ayer en el banquillo, superó con suma comodidad a Albania en un partido que, de principio a fin, fue mucho más agradable para España de lo que acabó reflejando el resultado. La selección de los Merino, Mayoral, Oyarzabal, Fornals y Soler, que no pudo contar para la ocasión con Ceballos, Asensio ni Rodri –todos ellos convocados para la Absoluta-, ni con Fabián –fuera de la convocatoria por decisión técnica-, certificó en el Nuevo Arcángel de Córdoba su presencia en el próximo campeonato en un encuentro que, más allá del resultado global y su consecuente pase –ya matemáticamente confirmado- a la fase final del torneo, sirvió para ir conociendo las primeras intenciones de su nuevo jefe de escuadrón.
España mantuvo el sistema 4-2-3-1 durante todo el encuentro
El primer mensaje a analizar tuvo que ver con la forma. España, que fue introduciendo variantes durante la segunda mitad, mantuvo el esquema con el que arrancó el encuentro hasta el pitido final: un 4-2-3-1 en el que Merino, por izquierda, y Zubeldia, por derecha, conformaron el doble pivote; Oyarzabal y Soler atacaron desde fuera, cada uno desde un volante; y Fornals, que fue de menos a más en cuanto a sus movimientos, se situó por delante de Mayoral en el continuado acoso y derribo con el que España –con Albania muy replegada- escribió el guion del partido. Un encuentro que, echando mano de los datos, podría empezar a explicarse a través del 69-31% de posesión que tuvo España, o el 26-2 en remates (6-0 a puerta) que también favoreció a los de De la Fuente. No obstante, la goleada de la sub-21 española valió para poner en práctica hasta tres de las nuevas consignas de su flamante seleccionador: la función de los extremos, la presión tras pérdida y una “organizada desorganización” que compartieron los trece futbolistas que jugaron.
Una de las mejores cosas que dejó España fue su presión
Pero vayamos por partes. Con Soler por derecha, como con Marcelino en el Valencia y como así lo utilizaba también Celades, y Oyarzabal por el otro costado, el juego de España dibujó una serie de pases que, con Merino haciéndose cargo de la elaboración, guardan su más profunda relación con los otros dos principios que se propuso alcanzar De la Fuente. Porque, aprovechando para entrar ya en más detalles, el modelo de España fue ganando fluidez a partir de ciertas acciones. Con Oyarzabal –por izquierda- y Soler –derecha- bien abiertos, tendiendo líneas de pase al doble pivote, la posesión de España fue haciéndose cada vez más agresiva, pasando de mucho envío horizontal a una mayor verticalidad, a medida que el dominio –y la cobertura lateral de Maffeo y Junior- le permitió a ambos volantes pasar a recibir con mayor libertad en zona de tres-cuartos. De esta forma, España, que a pesar del uno a cero estaba siendo algo plana en su circulación del balón, comenzó a ganar dinamismo en sus envíos gracias a la lectura de dicha pareja.
Y es ahí, por señalar, donde la primera y la tercera de estas premisas se tocan en varios puntos. El movimiento hacia dentro de Oyarzabal –en especial- y Soler poco, por no decir que nada, tuvo que ver con la espontanea interpretación de su rol por parte de ambos. Sino que el movimiento, que acercaba mucho más al carril central al primero que al segundo, cumplía con dos funciones al mismo tiempo: agilizar la posesión, intentando arrastrar a los volantes albanos y dejando así a Junior y Maffeo en un constante emparejamiento 1×1 (que, por ponerle una pega al encuentro, España deberá seguir ajustando con el tiempo) y, en lo defensivo, estar mucho más preparados para dejar cerradas puertas y ventanas. Pues en esas es donde entra a formar parte del análisis el segundo de estos objetivos: la presión tras pérdida. Con Merino y Zubeldia por detrás, escoltados por Núñez y Meré como centrales, a lo que hay que sumar la movilidad ya mentada de Oyarzabal y Soler, con Fornals y Mayoral por delante, España se aseguró tener cubiertas todas las zonas para dejar a Albania –que dejó a deber en muchos aspectos- sin margen de respuesta tras cada recuperación.
La primera toma de contacto de De la Fuente ha sido muy positiva
Así las cosas, con los volantes acudiendo al pasillo intermedio y la selección, como bloque, bien posicionada para hacer la presión, el 3-0 de España dejó una última lectura: aquella “organizada desorganización” a la que más arriba se hacía alusión. En el último tramo del primer tiempo, así como durante el segundo, Oyazarbal y Soler llegaron a convivir sobre ciertas zonas del 4-2-3-1 y Fornals, unos metros por detrás de Mayoral, emuló movimientos muy similares a los del punta, haciendo uso de un juego de espaldas que, en lo práctico, consiguió escalonar la posesión de la selección española sobre el carril central. Una serie de movimientos que después Pedraza, Brais Méndez y Rafa Mir dieron continuidad, cada uno a su estilo, respetando, sobre todo, el fondo de dicha instrucción: partiendo cada uno de su posición, siempre antes de que Merino diese el envío desde su pie izquierdo. Tres conceptos, como los tres goles del resultado, que empiezan a dar pistas de que esta sub-21, por calidad, está preparada para afrontar cualquier reto.
Povedano 7 septiembre, 2018
Me encantó lo de Soler y Oyarzabal en banda. Uno esperando recibir más al pie, y el otro más al espacio, pero siempre ofreciendo una línea de pase y dando amplitud para que Zubeldia y especialmente Merino tuvieran espacio por dentro.
Si a esto además le sumas la movilidad de Fornals para ofrecer esa línea de pase y los apoyos de Mayoral, la salida de balón + el control de la posesión está garantizado, quedando Oyarzabal como el encargado de dar profundidad rompiendo al espacio. Si la profundidad se gana por banda a través de los laterales Maffeo y Junior, Mayoral ocupa el área.
Son jugadores ya con años de experiencia en la élite. Veteranos en cuerpos de veinteañeros. Estoy siendo muy optimista, pero es que este grupo me da muy buen feeling. Y a falta de 1 año más de rodaje hasta el europeo del 2019. Todo funcionando con mucha naturalidad, con prácticamente todos los jugadores jugando en su posición ideal y sin complicaciones tácticas. Y ya con Rodri Hernández en lugar de Zubeldia… ¡qué bonito hubiera sido! El de la Real hizo un buen partido, pero es que Rodri es TOP en la posición.