Marcelino García Toral disipó las dudas que habían planeado sobre Rodrigo Moreno desde su llegada al Valencia Club de Fútbol. Cuatro temporadas en las que el ya internacional español había dejado conatos de gran entendimiento del juego, pero en los que nunca había conseguido encontrar un escenario que lograse hacer explotar sus indiscutibles condiciones. El orden que el técnico asturiano trasladó a su Valencia fue oro para el delantero, que cumplía a la perfección con las necesidades que el cuadro ché iba a tener en su vanguardia.
Necesidades que iban a estar más o menos claras, ya que si no había cambios drásticos probablemente motivados por una mala dinámica, el repliegue iba a hacerse en un 4-4-2 que iba a obligar a los delanteros a gestionar largos espacios de terreno. Ahí Rodrigo encajó como anillo al dedo, porque manejaba todos los registros demandados. Movimientos de apoyo para lanzar posteriormente a Guedes o a otro punta, diagonales largas para dar salida a su equipo, y un excelente movimiento de ruptura dirección portería para finalizar él mismo las acciones. En sus tres primeras temporadas Rodrigo hizo 10 goles en liga, y en la última, 16.
Marcelino necesita que sus dos delanteros abarquen mucho terreno
A ese rápido ataque de los espacios abiertos hubo que sumar un escenario de juego que el perfil de futbolista del que disponía Marcelino al aterrizar en Valencia obligó a desarrollar. Por un lado, que Parejo y Carlos Soler fueran dos de los titulares iba a aumentar la calidad de la posesión ché, y por otro, el propio perfil de Rodrigo, un delantero con tacto en espacio reducido tanto para jugar en los picos del área como para atacar el área, llevaron al Valencia a desbordar con continuidad a un rival replegado. Con ese cuadro ya pintado por Marcelino García Toral llega Michy Batshuayi, un jugador que a priori debería disfrutar en un contexto como este.
La tipología del delantero aún propiedad del Chelsea parece encajar como anillo al dedo en lo demandado por Marcelino en cómputos globales, y con lo que necesita Rodrigo Moreno en términos particulares. Batshuayi ejerce de primer punta para buscar el envío al espacio, lo que permitirá a Rodrigo gestionar la zona de mediapunta, algo con lo que disfruta, y además el belga lo hace con un alto volumen de actividad. Si el Valencia está en campo propio y necesita una salida directa, tendrá en su nuevo fichaje una opción tanto para buscar un envío en carrera, como una pelota directa en la que su delantero centro deba chocar con el central. Lo segundo lo tenía con Zaza, pero el mayor punto de velocidad de Batshuayi le hace un delantero aún más completo.
Los contextos que genera Marcelino, al meter a los dos volantes de banda a la misma altura que el doble pivote para defender, provocan que tener una pareja de puntas muy eléctrica y comprometida en sus movimientos sin pelota ayude a abarcar muchos metros en campo rival. Rodrigo y Batshuayi, en ese sentido, pueden formar una dupla que gestione un sinfín de espacio con sus movimientos de apoyo -el belga tiene buena lectura ahí aunque sus contactos sean mucho más simples- y de ruptura -donde cualquiera de los dos puede aprovechar la capacidad de pase al hueco de los centrocampistas, especialmente de Dani Parejo-.
Batshuayi se puede manejar bien en los dos escenarios de ataque que genera el Valencia
Ese gran terreno que abarca Batshuayi se ve además compensado por una circunstancia que resulta obviamente clave en un delantero, y es que en los ataques posicionales el Valencia va a contar con un jugador que sabe gestionar el área para buscar el remate con criterio. El belga tiene varias jugadas que le van a hacer sumar goles cuando el rival demande más imaginación cerca del área rival, donde el equipo, con nombres como Parejo, Rodrigo o Carlos Soler, responde con creces. Su falta de finura en conducciones o controles se ve tremendamente compensada con su tacto para moverse.
En espacio reducido, Batshuayi tiene dos jugadas que marcan la diferencia. La primera es una ruptura corta tras chocar con el defensa, donde sus potentes primeros metros le permiten quedar mano a mano, y la otra es la intensidad con la que ataca el centro al primer palo, donde puede aprovecharse de la gran capacidad de Piccini para mandar la pelota al primer toque y rasa, quizás la jugada más dominante del lateral italiano en ataque. En resumidas cuentas, Batshuayi encaja en el plan de contragolpe del Valencia, pero además compensará bien a Rodrigo cuando toque rellenar el área en los ataques organizados. A priori, un fichaje medido al milímetro, que debería de funcionar muy bien en el plan juego de Marcelino.
DavidM_SVQ 11 agosto, 2018
Qué gran refuerzo ha hecho el Valencia con el belga. Encaja muy bien en lo que busca Marcelino en el acompañante de Rodrigo y es un upgrade con respecto a Simone Zaza pues el belga tiene más talento con balón y sin balón y más movilidad. De hecho si al final no llega Guedes, con Batshuayi sigues teniendo velocidad para contragolpear y dos delanteros que te rellenan las bandas en las transiciones.