A 30 de agosto, el Sevilla Fútbol Club habrá jugado nueve partidos oficiales, tiempo más que estimable para valorar las intenciones y recorrido de su nuevo proyecto, encabezado por Pablo Machín y un sistema innegociable en el que, como ya ocurrió en Girona, los carrileros son un pilar fundamental para ponerlo en práctica. Así, su misión va mucho más allá de abrir el campo o dotarlo de profundidad. Es también una cuestión de sostenibilidad y presencia lo que está llevando a descubrir a la última gran versión de Jesús Navas. Sorprendentemente o no, la personalidad, experiencia y calidad del de Los Palacios están generando nuevamente aquella impresión en su pasado como extremo en Nervión de que él es el sistema. Porque todo acaba en Navas pero, por momentos, mucho también está empezando en él.
De entrada, el final. Un Jesús Navas que está siendo para el Sevilla un desenlace recurrente sobre el que apoyarse para sacarle jugo a los movimientos de André Silva. Machín cuenta con jugadores como Banega, Mesa, Franco Vázquez o Sarabia, todos con mucho juego interior antes o después de recibir la pelota, como punto de partida o como zona que explotar tras conducción, y de ellos depende asentarse en campo contrario y construir las jugadas que por consecuencia han de crear ocasiones de gol. Pero cada minuto de Navas en campo, como se vio en la ida ante el Sigma Olomouc cuando salió desde el banquillo, imanta al equipo y otorga al sevillano una relevancia táctica tan importante como la que más.
Navas está siendo muy importante en las dos mitades del campo
Con el balón en posesión, Navas es un extremo. Así debe ser en el sistema de tres centrales y dos hombres de banda. Su posición es siempre abierta, pegada y más o menos alzada dependiendo de la zona del balón. Su jugada clásica reporta al Sevilla la ventaja ofensiva de tener a Navas cambiando de marcha en cuanto a agresividad con la pelota y al rival girado y dirigido en defender su posterior centro al área. Para el Sevilla, más ahora con la lesión de Sergio Escudero, encontrar hombres profundos, perseverantes y escurridizos en el uno contra uno permite a sus hombres de ataque atacar la jugada como mejor saben: Silva buscando escapar de marca y encontrarse con la pelota en situaciones más estáticas y a Vázquez, Sarabia y el carrilero opuesto llegar al área de cara.
Pero el matiz más interesante, al menos desde lo analítico, por lo llamativo y acertado de su papel, es que Navas está teniendo un papel también reseñable en la toma de decisiones para sacar la pelota cuando el Sevilla es dominado en campo propio. Navas cambia el registro, como manda el canon, y busca el primer toque, el pase más cercano o alejado dependiendo de la presión del rival o de la oportunidad surgida de buscar a compañeros al espacio. Y sus decisiones, la mayoría, están siendo muy propias de un jugador de pausa. Muriel, Silva y Sarabia disponen de jugadores de pie dotadísimo para encontrarles en transición en el carril central -Mesa, Banega, ‘Mudo’-, pero Navas, que en el peor de los casos queda rodeado de rivales y de la línea de cal, con menos salida, está entendiendo la dificultad muy acertadamente.
Machín está insistiendo mucho en derivar el juego hacia Navas
No por ello debe obviarse la creciente sensación de que el balón a Navas o la jugada de Navas en la banda o pico del área podría reducir los registros del equipo, convirtiendo la virtud en vicio. Es responsabilidad de los jugadores más cercanos encontrar más posibilidades para tirar la pared y aprovechar la atención que Navas reclama con cada una de sus recepciones. Ahora más que nunca, con Escudero de baja, la presencia de Jesús parece más justificada y ampliada que nunca a la hora de desahogar y apoyarse ante un repliegue sólido del oponente. Y es una oportunidad para Machín seguir insistiendo en sumar cosas a la ofensiva sevillista.
AArroyer 30 agosto, 2018
Y es la sensación que estoy teniendo últimamente. Que hay exceso de protagonismo de Navas, sobre todo por un detalle. Y es que Navas recibe la pelota para generar la última ventaja, es decir, recibe para desbordar y centrar. Eso por una parte es positivo porque estas dándole altura a tus jugadas de ataque, las estás elevando sobre el campo, pero Navas siempre tiene que crear la ocasión. No es que se genera la ventaja por dentro y navas llega al espacio. Es cierto que el carrilero, si es más extremo que centrocampista, va a tener la misión de abrir campo y muy arriba, lo que va a ser más difícil verle incorporándose y apareciendo, pero al Sevilla le cuesta darle un balón a Navas para que llegue y centre o pase atrás. A Navas le defienden de cara, nunca a contrapié o girado. Si el Sevilla lograra darle a Navas esos dos tipos de pase, creo que ganaría en recursos.
¿Estáis teniendo esa sensación o que Navas reciba continuamente, siempre es buena noticia?