Mestalla fue testigo de uno de esos partidos que sitúan a la Liga española en un escalón diferente. Inmersos en dos momentos dulces, ilusionantes y atractivos, Valencia y Atlético de Madrid consumaron un extraordinario encuentro en el que ambos fueron protagonistas por tramos y en el que la calidad individual y las posibilidades colectivas se dieron la mano para elevar el techo que como equipos ofrecieron la temporada 2017-2018. En un ambiente de partido grande, Marcelino, Simeone, Costa, Rodrigo, Koke, Kondogbia y compañía explicaron, en buena parte, por qué son equipos de nivel Champions League. Lo que en principio pudo quedarse en un encuentro de rango corto y poco atrevimiento acabó siendo un choque de ritmo trepidante y respuestas competitivas de primer orden.
Con la inercia del título cosechado en Tallin hace poco menos de una semana, el conjunto rojiblanco saltó al campo con un garbo diferente. A falta de alinear ritmo competitivo con potencial técnico, los de Simeone mostraron un par de tramos concretos de sabiduría y poso especial. No pudo concretarlo en ventajas mayores y esperó atrás más del tiempo recomendado pero las sensaciones transmitidas en los primeros 25 minutos sitúan su horizonte en un punto cuanto menos inquietante por ver cómo va a desarrollarse lo que tiene entre manos. En ese primer cuarto de encuentro dio alguna pista de por dónde pueden ir sus tiros en base a la progresión táctica de Correa y las zonas por las que vaya creciendo Thomas Lemar.
Correa y Costa dominaron a la zaga valencianista
En dicho escenario, con ambos en las bandas y Koke junto a Saúl, el Atlético vio como, junto a Filipe y Griezmann, por más que su ritmo le aleje de la participación y el mando, necesita tener la pelota. Más incluso que quererla o dominarla, surge la necesidad de juntarse en torno a ella. Por nivel técnico y por razones competitivas. Con tantos jugadores partícipes en zonas interiores debe señalarse, por su inspiración y valor táctico, el papel de Diego Costa, perfecto en la interpretación del ancho del campo para conceder espacio interior y profundidad a Correa y Lemar. El hispanobrasileño viene siendo el jugador más constante, determinante y clarividente del ataque colchonero. Con el 0-1, no obstante, el Valencia dispuso de dos fases con balón. La primera, más espesa.
En ella, los che recurrieron al otro gran nombre de la noche. Citado en multitud de veces todos los días del pasado curso, Rodrigo Moreno volvió a comparecer para construir cada ataque valencianista. Por él pasan todas las jugadas de peligro y acercamiento. Con Wass en izquierda y Soler en la derecha, el Valencia de Kondogbia y Parejo se caracteriza por encontrar a Moreno entre líneas y a los lados de los pivotes a su delantero centro, girando el sistema del rival y acelerando el ritmo de las jugadas. A la espalda de Koke y Saúl y saliendo en apoyo de la marca de los centrales, el punta español desmontó, cuantas veces quiso y pudo, el orden de la fase defensiva rojiblanca, que prefirió bajar su bloque veinte metros para verle la cara a Rodrigo e incomodar sus recepciones. En esa fase, el Valencia encontró más problemas para circular, con su banda derecha sin verdadera utilidad ni sentido. Piccini y Soler, a falta de minutos juntos, no pudo equilibrar el campo y someter por desborde, pase o centro.
Rodrigo Moreno sigue a un nivel extraordinario
La segunda fase de los locales con el cuero sí tuvo consecuencias. A su consabida agresividad con balón, los de Marcelino incrementaron su intensidad y su número de efectivos en los costados. Los pivotes se juntaban mucho más arriba, Mina correspondía a Moreno con movimientos similares o de contrapeso y el Atlético ya tenía que ir saliendo a banda a taponar progresiones, cerrando puertas y sufriendo más atrás. Un tremendo golazo de Moreno ponía las tablas en el marcador y situaba al encuentro en tierra de oportunidades para ambos. La dirección de campo de ambos entrenadores cobró protagonismo, con la entrada de Gelson Martins como la más productiva.
Antes, Marcelino se atrevió dando entrada a Batshuayi y Gameiro, con Rodrigo en banda izquierda, un movimiento que ya realizó la temporada pasada en el Wanda Metropolitano. Buscando las cosquillas a Juanfran, el Valencia no supo sacar rédito del cambio, sobre todo porque Simeone estuvo muy hábil colocando abierto y en banda derecha al extremo portugués. Ganando amplitud y profundidad, el Atlético recuperó la pelota y la puso muy arriba. Koke se desprendió de Saúl, acercándose a dicho pico del área, y el Valencia perdió ritmo y continuidad en sus apariciones con pelota, poniendo fin a una etapa del encuentro en la que los locales sumaron control y llegada. 90 minutos que anticipan las posibilidades de dos equipos con un techo amplísimo.
sobris 21 agosto, 2018
Como veis el tema Saúl en el doble pivote? Por qué la verdad que a mi me genera muchas dudas, y más en un partido en el que presumiblemente vas a tener el balón (y cuando no lo tienes, como se vio, fue peor para el aleti).
Para mí Saúl es un jugador imprescindible en la plantilla, pero creo que no lo debería ser en el 11 (sobretodo en liga, Champions es otra cosa) porque resta mucha velocidad a las posesiones, y no se le ve tan cómodo en la posición de pivote cuando recibe con 7-8 jugadores por delante suyo como si se le cuando recibe jugando de interior.
Sin embargo ahora interiores hay muchos (Gelson -que es curioso que a los 8 min en el campo estuviera muertito ya-, Lemar, Correa, Vitolo…) y quizas Saúl encuentre menos hueco allí, pero en contexto liguero (exceptuando los dos de arriba) veo más sentido jugar con Koke-Rodrigo que con Saúl. Aunque claro todos conocemos al Cholo y seguramente le de miedo en su línea de 4 alinear un Lemar-Rodrigo-Koke-Correa. No sé cómo lo veis