La lesión de Dzagoev obligó a Cherchesov a modificar su estructura, y aunque es una evidencia que sus dos primeros rivales en la cita mundialista no están entre los mejores de Rusia 2018, la sensación que está dejando es la de un equipo bien estructurado y que será, sumando su condición de anfitriona, difícil de ganar. La entrada de Cheryshev en el once y la apuesta por Dzyuba parece que ha terminado de definir un equipo cuyos pilares parecen bien asentados como para competir con rivales cualitativamente superiores.
Frente a Egipto, la mejor noticia para Cherchesov fue que logró que Salah no recibiera nunca girado ni en carrera. El jugador egipcio dejó buenas sensaciones cada vez que entró en contacto con el cuero, pero la defensa rusa mostró solidez y un trabajo colectivo finísimo para evitar concesiones al jugador del Liverpool o a sus posibles pasadores. Consciente de la velocidad de Salah, el técnico ruso dejó el bloque bastante abajo, y la elección de las piezas le facilitó que no diera en absoluto la sensación de que Rusia había enfocado su planteamiento exclusivamente a defender.
Rusia controló a Salah de forma muy precisa
La configuración de su ataque explica por qué Rusia consiguió salir con tanta facilidad a campo rival, y probablemente es el argumento más sólido para creer que, dentro de que en términos de calidad estén por debajo de sus potenciales rivales, puedan al menos intimidar desde ese buen trabajo colectivo sin balón y salidas rápidas al ataque. Al fin y al cabo Egipto tenía la obligación de adelantar sus líneas después de haber perdido en la primera jornada, y Cherchesov supo cómo poner el cebo para robar en zonas intermedias y desplegarse luciendo varios recursos.
El principal y clave, sobre todo durante la primera mitad, fue Golovin. El centrocampista del CSKA de Moscú se está mostrando como uno de los jugadores más importantes del plan de Cherchesov, y si frente a Arabia Saudí fue organizando ataques en campo rival, ante Egipto -y es algo que le da un valor añadido indiscutible- los dirigió arrancando desde más atrás y con mucho terreno por delante, dominando cada transición de la anfitriona. Golovin, desde la posición de mediapunta en el 4-2-3-1 ruso, se movió de maravilla para abrir líneas de pase, orientarse, y lanzar a los tres futbolistas que siempre le trazaban desmarques por delante.
Golovin está siendo el conductor del juego ofensivo de Rusia
Al nombre de Golovin se sumaron los de Cheryshev y Samedov. Rusia ha encontrado dos extremos que juegan a pie natural, y que le están permitiendo que el plan de juego pase muy rápido entre las fases de defensa y ataque, y lo haga además con seguridad y certezas. Ambos, muy sacrificados para ocupar las bandas en campo propio y evitar que el rival progrese, son auténticas balas en las transiciones al ataque. Los dos se lanzan por ambas bandas, y el tacto de Golovin para recibir por dentro o incluso acostado a uno de los dos flancos para luego activarles con un pase profundo es finísimo.
Quien completó el buen partido de Rusia frente a Egipto fue Dzyuba, que se ha encontrado con un plan de juego que le está ofreciendo un contexto ideal. No era la idea inicial de Cherchesov que sus dos extremos fueran siempre hacia fuera y centrasen, pero haber encontrado esa pareja que hace sólido el sistema defensivo y que gana profundidad por ambos costados, le ha obligado prácticamente a ubicar en el once al delantero centro del Zenit, que es un titán en el área, y también un enorme gestor del juego directo, algo que también casa con la idea que tiene Rusia de acelerar las acciones ofensivas y no masticarlas demasiado para aprovechar las características de su línea de mediapuntas. Es totalmente cierto que a Rusia hay que medirla de verdad frente a un rival de más entidad, pero también que el plan de Cherchesov es coherente y competitivo.
sobris 20 junio, 2018
A mí Dzyuba me tiene ganado. Creo que fue en la anterior Eurocopa (si no corrijanme) que ya fue el mejor jugador ruso. Los centrales no sabían que hacer con el. Y es que parece que si eres un delantero grande ya sabes jugar, pero que le digan a Corea si preferiría a su delantero o a Dzyuba. Su gol, siempre teniendo en cuenta la fragilidad egipcia, es una maravilla. Y es que desde la pasada Eurocopa ya no entendí como Dzyuba no está en una liga más top, solo hay que imaginárselo en la premier.