Japón solo tiene un único guion | Ecos del Balón

Japón solo tiene un único guion


Aquello de que “el cementerio está lleno de valientes” es lo que debió pensar Akira Nishino en el momento de escoger el método con el que Japón se clasificó para los octavos de final. El cuadro nipón, inferior al polaco durante largos tramos del encuentro, se conformó con su derrota por la mínima y confío al máximo en la victoria de Colombia ante Senegal para certificar así, sin mayores sobresaltos, su pase a la siguiente ronda. Un método ciertamente discutible, cuanto menos, pero con el que Japón accede a estar entre los dieciséis mejores del torneo con la sensación, eso sí, de ser la selección más endeble de entre todas las que han llegado hasta aquí. A fin de cuentas, le ha bastado con tres/cuatro ratitos de toque y fluidez con la pelota para alcanzar su primer objetivo: superar la fase de grupos, como en 2002 (Corea y Japón) y 2010 (Sudáfrica).

Yoshida y Makino controlaron bien a Lewandowski y Zielinski

Con un once muy cambiado con respecto a las dos primeras jornadas, Japón pareció sentirse cómoda en un 4-4-2 desde el que, con Okazaki y Muto en primera línea, cedió toda la iniciativa al combinado de Nawalka. Ordenada en un bloque medio, sin presionar los primeros pases de Polonia, el partido parecía a pedir de boca para Nishino. Las dudas de Glik y Bednarek para dar salida al equipo se tradujeron, como suele ocurrir en estos casos, en varias pérdidas muy cerca de su portero. Pero Japón no supo aprovechar ninguna de estas. Y, conforme con el empate a cero –que le clasificada matemáticamente- y el que también se estaba produciendo en Samara, fue concediendo cada vez más espacio a Polonia con el paso de los minutos. Ahora bien, ha de puntualizarse, controlando en todo momento los movimientos de Lewandowski, que, harto de la inoperancia colectiva de los suyos, bajó varias veces a recibir a la medialuna del suelo nipón. Porque ahí, como ante Senegal y Colombia, es donde (más) ha cojeado ésta Polonia.

Ni Milik, ni Kownacki ni Zielinski han potenciado a Lewandowski

A pesar de tener más rato el esférico que su rival, los primeros cuarenta y cinco minutos de la selección europea fueron, en realidad, una extensión de los 180 anteriores que dejó ante las otras dos selecciones del grupo. En un 4-2-3-1, con Krychowiak y Goralski en el doble pivote, a Polonia le costó una barbaridad asentar una posesión realmente productiva con sus intereses. De esta forma, ante las dificultades que entrañó la pareja en mediocampo para hacer jugar al equipo en terreno japonés, los constantes ofrecimientos de Zielinski y Lewandowski por bajar a recibir fueron, en realidad, una bendición para Yoshida, Makino y Yamaguchi, el triángulo –entre centrales y pivote- desde el que Japón logró mantener a raya a Polonia del área de Kawashima. Una situación que cambió por completo a raíz del cero a uno de Bednarek, a balón parado, pues esto llevó a un intercambio de papeles, y a que Nishino se girase hacia su banquillo en busca de los más habituales. Osako, en punta; Inui, en banda; y, por último, Hasebe, en el mediocampo.

Japón se mostró muy débil tras el 0-1 de Polonia en la 2ªP

Tras el 0-1, el golpe anímico para Japón fue grande. Y eso, sin duda, es lo que más le debería preocupar a Nishino de cara a las eliminatorias directas. Con la necesidad de, al menos, empatar su partido, la selección asiática no demostró sensación alguna de rebeldía. Apenas intimidó a Fabianski. Y, aun quedándose fuera por ese tanto, en realidad fue Polonia la que, aprovechando los espacios que Japón iba dejando a la espalda de sus dos centrales, más cerca estuvo de marcar el segundo tanto del partido. No lo hizo, por una simple cuestión de puntería. Y en esas, cuando Colombia se puso por delante, Nishino (re)activó el plan más conservador. Sacó del campo a Muto, que compartió casi toda la segunda mitad por delante de Osako, e introdujo a Hasebe, con el que, a la derecha de Yoshida y Makino, rebajó por completo las revoluciones del partido.

Fueron esos minutos en los que, confiando al máximo su suerte al otro partido, por no buscar la clasificación por su propia cuenta y asumir ciertos riesgos en defensa, Japón abusaba del pase horizontal. Polonia se entretenía mirando la secuencia. Y Senegal, que llegó a adelantarse hasta en dos ocasiones a Japón en su duelo particular, es quien acabó haciendo las maletas por una guerra, la de las amarillas, que jamás podría ganarle -teniendo menos, se entiende- a Japón, a la que le cuesta mucho si algo se sale del plan.


2 comentarios

  • AdrianBlanco_ 29 junio, 2018

    Con las buenas sensaciones que había venido transmitiendo, qué poquito dejó ayer Japón ante Polonia. Se dejó llevar durante largos tramos del partido y, sobre todo, demostró una debilidad palpable con el 0-1. Veremos.

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  • sobris 29 junio, 2018

    Suscribo todo lo que has dicho pero hay una cosa de la que no nos podemos olvidar. Japón es una selección humilde, y como toda selección humilde no es que solo tenga un plan (que también, pero mientras ese plan salga…) es que solo tiene un once. La temeridad del entrenador de Japón ayer para mi es inaudita en un Mundial. Jugandote meter a tu selección (inesperadamente) en octavos, dejas a tus mejores jugadores en el banquillo (Kagawa y Honda no jugaron ni un minuto!! Y Hasebe salió a lo que salió) y acabas clasificandote por Yerry Mina. Por otra parte y como resultado de esto (y como bien se apunta en el artículo) la sensación que dejó el equipo con esta actitud es muy poco ambiciosa, pudiendo haber salido con los titulares a ganar y que el cuento hubiera sido otro.

    Para mí terrible e inexplicable la decisión de Nishino

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