La Perú de Ricardo Gareca, una de las selecciones más atractivas durante estas dos primeras jornadas del Mundial de Rusia, se despidió ayer del torneo tras caer ante Francia. Al cuadro de Didier Deschamps le bastó con cuarenta y cinco minutos de mucho orden, y otros cuarenta y cinco más benévolos que pasivos, para superar a uno de los conjuntos más agresivos de la competición. Una victoria que, además de asegurarle a Francia su clasificación a la próxima ronda de octavos, le servirá al conjunto ‘galo’ como aprendizaje del proceso que es toda Copa del Mundo. El paso al 4-4-2, la entrada de Giroud en el once y una exhibición –cada uno a su manera- de la pareja Kanté y Pogba es, por ahora, crédito suficiente para una Francia que, cada partido que pasa, es un poco más candidata que el encuentro anterior. Y eso, con dos partidos a cuestas, no es poco.
El 4-4-2 de Francia le restó mucha continuidad a Perú
A diferencia del 4-3-3 con el que debutó ante Australia, Didier Deschamps organizó a los suyos en un 4-4-2 (sin balón) que, entre otras muchas cosas, restó muchísima continuidad al juego de Perú. Con Pogba (pivote izquierdo) y Kanté en mediocampo, el dibujo galo esbozó algo parecido a un 4-2-3-1 cuando, en fase de posesión, Matuidi corría a ocupar el interior izquierdo, Mbappé, muy abierto por derecha, se posicionaba por delante de Pavard y Griezmann, mucho más móvil con la presencia de Giroud, disponía de total libertad para correr desde fuera hacia dentro. Una disposición, sin Dembélé ni Tolisso (con respecto a hace cinco días), en la que Giroud volvió a ser el mejor socio de Griezmann y Mbappé, como ya dejó claro en los amistosos previos a la cita mundialista. Una sociedad de la que nació, sin ir más lejos, el primer y único tanto que tuvo el encuentro.
Pogba y Kanté tuvieron mucho impacto en el encuentro
Un gol, que todo sea dicho, salió de las botas de Paul Pogba. El centrocampista del Manchester United dejó una primera mitad muy rica en cuanto a contenido. Para empezar, como decíamos, su inclusión en el doble pivote (con Kanté a su lado derecho) le llevó a adoptar una relación muy directa con el juego del equipo. De esta forma, cuando Francia tenía la pelota, Pogba –sirviéndose de la amplitud que Matuidi generaba por izquierda- gozaba de una extensión considerable de metros en la que, además de dar el primer pase, dejó alguna que otra galopada tan clásica de las suyas. Un puesto desde el que Pogba, aun sin jugar en su mejor posición, dejó destellos del gran futbolista que lleva dentro. Y eso vale mucho.
No obstante, el otro gran nombre francés que dejó el encuentro fue, cómo no, N’Golo Kanté. El mediocentro del Chelsea fue, a decir verdad, el verdadero responsable de que Gareca no lograse llevar a cabo el plan que, durante largos tramos del partido, llevó al colapso a la Dinamarca de Christian Eriksen. Con Kanté y Pogba por dentro, y con Mbappé (derecha) y Matuidi (izquierda) por fuera, Francia se mostró mucho más compacta que ante Australia. El reparto de los espacios, como así atestiguaron los partidos de Giroud y el propio Pogba, fueron mucho más adecuados. Y la presencia de Mbappé en el costado derecho, a quien vimos bajar varias veces a echar una mano a Pavard –sobre todo cuando André Carrillo pasó a actuar por ese mismo perfil derecho-, aseguró, ya con el marcador a favor (1-0), que Francia esconde para estos contextos un as bajo la manga.
Paolo Guerrero dio muy poca profundidad en el ataque peruano
Con Aquino en lugar de Tapia, que estaba tocado, la segunda decisión táctica de Gareca fue muy coherente con el escenario sobre el que se estaba moviendo el partido. Ante las dificultades que estaba teniendo Perú para llevar el encuentro hacia su terreno, el seleccionador argentino probó a cambiar de lado a Carrillo y Flores. Una decisión con la que, se presupone, intentó aprovechar la velocidad de Carrillo para, además de intimidar a Pavard, provocar un efecto rebote y obligar así a Mbappé a alargar sus esfuerzos hasta su propio vértice del área. Una decisión que, dada la poca fluidez que Perú tuvo en su juego para alimentar a Carrillo, y lo poco que consiguió limpiarle la zona Flores (ante la presencia de Matuidi y Lucas) a Advíncula resultó, en cambio, contraproducente para Perú.
Y esa pesadumbre en su juego se debe, además de por el tema de los costados, a dos asuntos tan particulares como significativos. El primero, radicó de lo poco que Aquino y Yotún consiguieron encontrar entre líneas a Cueva; al que, dadas las exigencias que Kanté y Pogba estaban poniendo en mediocampo, Perú debió pasar a encontrarlo más abajo, donde solo podía recibir de forma más cómoda el esférico. Una situación que empeoró, de hecho, ante la poca profundidad que Paolo Guerrero, emparejado todo el rato con Varane y Umtiti, consiguió dar como referencia en el borde del área.
Obligado a tal, Gareca decidió arriesgarlo todo tras el descanso. Y, para ello, retiró del campo a Yotún y, con Farfán, que pasó a actuar por izquierda, dejó solo –más allá de la testimonial presencia de Flores- a Aquino por delante de Kanté y Pogba. El cambio, a decir verdad, cumplió con su cometido. Perú se acercó mucho más al área de Lloris. Y si bien le faltó el diente del día de Dinamarca para, al menos, alargar una semana más su presencia en el Mundial, lo cierto es que pudo hacerlo gracias al derroche físico, técnico-táctico de Pedro Aquino. Porque el de Lobos, completamente solo –ha de insistirse en ello- fue quien, entre las piernas de los de Chelsea y United, permitió que Perú no se fracturase en dos partes a pesar de su insistencia ofensiva. Una segunda mitad en la que Francia ahorró fuerzas. Y Perú, que se volcó en cuerpo y alma, volvió a ser presa de su aciago destino: se marcha, por ahora, sin un solo gol anotado.
sobris 22 junio, 2018
Una cosa más añadiría yo a todo lo mencionado sobre Paul Pogba: ante el contexto de presión de Perú, muy diferente a Australia, le aseguró a Francia no perder el balón. Pogba recibía, Perú le presionaba y el metía el cuerpo, escondía el balón y atraía jugadores hasta que aparecía el hueco para soltar el balón. Un contexto así creo que le viene a Pogba mucho mejor que uno en el que tiene tiempo para pensar, como contra Australia, pues parece que cuanto más piensa más errático está.
Esto me recordó a uno de los (pocos) partidos en los que Oliver Torres fue determinante en el Atlético de Madrid. Contra el Eibar, en un contexto de presión similar y haciendo lo mismo, esconder el balón hasta soltarlo. Perdonen la colchonería