La pegajosa Irán de Carlos Queiroz era una dura prueba para Portugal, y de hecho Fernando Santos lo dejó claro desde las adaptaciones que hizo en su once titular. Fueron además bastante llamativas, porque la convocatoria lusa daba para buscar más finura, pero las hasta el momento decepcionantes actuaciones de los Bruno Fernandes, Bernardo Silva o Gelson Martins quizás llevaron al seleccionador luso a buscar una apuesta más destinada a rellenar con más gente la poblada área iraní y frenar sus transiciones al ataque con mayor acierto.
Santos hizo variaciones significativas en su plan de juego
Portugal mantuvo su 4-4-2, pero en él hubo variaciones significativas. La primera estuvo en el acompañante de Cristiano Ronaldo, que, como podía imaginarse en la previa, fue André Silva, que ocupó el puesto que había estado reservado en los primeros encuentros para Gonçalo Guedes. Además, el medio campo también cambió su cara: William Carvalho mantuvo su posición de pivote, mientras que Adrien Silva fue quien estuvo a su lado. Joao Mario en banda izquierda mantenía la idea, pero la presencia de Ricardo Quaresma en el perfil derecho era otra modificación simbólica.
Irán, por su parte, mantuvo ese repliegue intenso en 5-4-1, soltando casi en exclusividad a Azmoun desde posición de delantero centro y a Jahanbakhsh desde el perfil derecho. La prueba para los lusos era dura, y Santos decidió afrontarla centrando y cargando con agresividad el rebote. Para ello fijó a Quaresma en derecha -que se dedicó a centrar de forma constante durante el primer acto hasta que se cansó y se inventó un gol de bandera con el exterior de la bota derecha- y Guerreiro en izquierda, con Joao Mario y Adrien Silva buscando el rebote en la corona del área y William Carvalho protegiendo el carril central.
André Silva en ese contexto tenía más sentido que Gonçalo Guedes, ya que sus desmarques a banda y su juego de espaldas ayudan a Portugal a progresar, mientras que Cristiano Ronaldo también iba a los apoyos, acabando los dos puntas la jugada en el área. Sin embargo, la buena defensa del área iraní hizo que el plan no encontrase finalizaciones limpias, y aunque sobre la pizarra la idea era evitar transiciones al ataque del combinado de Queiroz, la agresividad de Irán para coger el rebote y los amplios movimientos de Azmoun le daban opción de despliegue.
Irán puso en muchos problemas al conjunto portugués
En el segundo tiempo, el constante ataque posicional de Portugal dejó paso a un escenario de posesión mucho más dividida, con Irán soltando más jugadores según fue avanzando el encuentro. Obviamente el gol de Quaresma y la necesidad del conjunto asiático de buscar un tanto fue el principal motivo del cambio de escenario, en cualquier caso mal controlado por Portugal, que mantenía la idea de jugar en campo rival pero recibía envíos directos constantes que pusieron en muchos apuros a su pareja de centrales, que acabaron solucionando la papeleta, pero regresando a la caseta con un susto importante.
David de la Peña 26 junio, 2018
Portugal ha añadido piezas bastante creativas a su convocatoria, pero de momento no le están funcionando. Santos ayer tenía una buena oportunidad para dar confianza, ante el repliegue iraní, a algunos jugadores de este tipo, pero apostó por abrir el campo y centrar.
Es cierto que "rescató" a Quaresma, pero quizás perdió una oportunidad de hacer lo mismo con Bruno Fernandes o Bernardo Silva.