La Juventus festejó anoche en el Olímpico su segundo título en menos de una semana. El cuadro bianconero, que el miércoles alzó la Coppa ante el Milan en ese mismo escenario, se hizo ayer con su séptimo Scudetto consecutivo. Lo hizo tras empatar a cero ante la Roma, y después de una temporada en la que el mismísimo Buffon llegó a expresar públicamente su preocupación al imaginarse, en un momento muy puntual, que no tendrían con qué olvidar el mal trago de la Champions. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, este 0-0 ante los de Di Francesco –que antes de jugar ya contaban con su presencia asegurada en la próxima edición de la Liga de Campeones- ha materializado el 4º doblete (Liga+Copa) de Allegri.
La fiesta será el fin de semana que viene en Turín, en el encuentro que medirá a la Juventus con el Hellas Verona, ya descendido a razón de la calculadora. Pero esa será la oficial, pues en realidad los tifosi de la Juventus llevan varias semanas asimilando el que ahora, una vez lo han probado las matemáticas, se ha convertido en su 34º Scudetto. De hecho, el de ayer en Roma no fue más que el cuarto y último capítulo de una temporada mucho más densa que todas las recientes. Los tres capítulos anteriores, claves para entender el desenlace de la saga, han ido llevando a los espectadores –entiéndase en su lugar aficionados- por distintos puntos de una trama que empezó muchísimos meses atrás. Pero en estos tres, a decir verdad, es donde reside el verdadero secreto de la secuencia.
Roma, San Siro y de nuevo Roma, en ese mismo orden
La temporada de la Juventus no podría entenderse sin dos escenarios clave: Roma y Milán. En el primero, jugando ante la Lazio, Paulo Dybala se convirtió en el protagonista de una noche en la que su equipo, sin hacer ningún mérito para ello, consiguió in extremis una victoria que, por la manera en la que se produjo, golpeó directamente en la mandíbula del Napoli. Por sorpresa y cuando menos lo esperaba –tras ver como su rival empataba a cero-, que siempre es cuando más daño hace. El efecto fue instantáneo. El Napoli, que jugaba pocos minutos después, acabó cayendo goleado (2-4) por la Roma. El segundo, en la capital de la Lombardía, llegó hace pocas semanas pero el cierre volvió a ser parecido: la Juve remontó ante el Inter en el último suspiro y el Napoli, que jugaba al día siguiente, sufrió un 3-0 ante la Fiorentina. Todo ello, respetando el penúltimo giro de un guion que, capaz de enganchar incluso a los más incrédulos con el gol de Koulibaly, será recordado como uno de los más emocionantes de los últimos años.
La posición de Dybala ha sido el único gran pero del curso
En líneas generales, Paulo Dybala no se ha sentido nada cómodo en los distintos ajustes que ha ido realizando Allegri. Ni sobre el 4-3-3, donde ha estado obligado a partir casi siempre del lado derecho; ni sobre el 4-4-2, debido a que no siempre ha mostrado la frescura idónea para arrancar desde tan abajo –cuando la Juventus, como colectivo, ha preferido plantear sus partidos en una posición más pragmática-; ni tampoco en el 4-2-3-1, como ayer en el Olímpico, en el que no ha sabido cómo ni con quién compartir regularmente su fútbol. De hecho, esta incompatibilidad para con muchos sistemas lleva a unas preguntas que, hasta que el propio Dybala no sea capaz de contestarlas, seguirán siendo retóricas: ¿dónde o de qué manera juega mejor? ¿Cuál es el rol o el sistema que más le beneficia? ¿Y, realmente, necesita responderlas? Pues, partiendo de que Higuaín es intocable, el de Córdoba no ha dado muestras de saberse la respuesta, y, aun así, ha dejado 26 goles y 5 asistencias en los 45 encuentros (todas las competiciones) que ha disputado.
Costa, que entró en el 2ºT ante la Roma, volvió a ser el mejor
Por otro lado, el caso de Douglas Costa representa exactamente todo lo contrario. El brasileño ha sido, de un tiempo a esta parte, el futbolista más en forma de la Juve. Y, por norma general, lo ha conseguido desde el lado derecho del campo. Lo que, a colación con lo anterior, también ha coartado en cierta medida el espacio que Paulo Dybala ha podido ocupar sobre el verde. Unos hechos que, plasmados en números, convierten al ex extremo del Bayern Múnich en el futbolista que más regates (102) ha completado a estas alturas en la Serie A, y el segundo, tan solo por detrás de Luis Alberto, que más asistencias ha repartido entre sus compañeros (12). Douglas Costa, como volvió a demostrar anoche en los veinte minutos que tuvo ante la Roma, ha sido el único hombre capaz de cambiar de marcha en esta Juventus; de acelerar la acción en el momento más indicado. Y su destreza en ambas bandas y para salir por ambos perfiles se ha traducido en que, justamente, esté considerado uno de los futbolistas más desequilibrantes del torneo. Ha sido clave en un Scudetto en el que su espíritu indomable ha marcado la diferencia.
theblues 14 mayo, 2018
Si gana el próximo finde, el Nápoles puede irse a los 91 puntos. Yo creo que a muy pocos equipos en la última década se les escapó una Liga con tal cantidad de puntos. Realmente hicieron méritos para el título, pero la Juve es así: no comparte.
En clave Juve, enorme rendimiento colectivo en una temporada en que perdieron a Bonucci, Higuain metió bastantes goles menos que en la temporada pasada, y Dybala pasó por periodos de dudas donde incluso pisó el banquillo. No obstante, da la sensación de que si quieren competir en Europa, van a necesitar un pelín más.